Querido amigo,
Ayer te mentí́. Tenía la obligación de ser prudente, pues no quiero que nada me impida suicidarme. Cuando recibas esta nota, estaré́ muerto (a menos que haya fallado). He abusado mucho, de lo mío y de lo de los demás, y eso es irreparable.
Adiós.
Henri Roord
El pesimismo alegre (Mi suicidio) parte de un libro que el escritor librepensador, humorista y profesor de matemáticas suizo Henri Roorda dejó a la humanidad como herencia vital. En él achacaba su deseo de morir a la suma de varias cosas que tenían como saldo el aburrimiento: no poder disfrutar de una butaca en el teatro de la vida que fuera de su agrado. Para el libro póstumo barajó dos títulos: El pesimismo alegre y Mi suicidio. Los responsables del montaje se han quedado con ambos.
Para entender la visión de Roorda, tan poco vigente hoy, hay que considerar que no solo desde el siglo XIX —cuando nació—, sino incluso en los 25 años del siglo pasado que alcanzó a vivir, el mundo ya había empezado a transformarse. Sus habitantes intentaban dinamitar los tabús y las creencias que él cuestionaba. Algunas de esas críticas han perdido fuerza, otras se han arraigado, pero la desigualdad social sigue siendo una constante. Su discurso sobre el matrimonio, la alienación del trabajo y el desperdicio de la juventud para poder consumir en la vejez ya no sorprende a nadie ni provoca debate. Incluso su idea de los “goces de la vida” resulta hoy modesta: comer carne de corzo, beber vino de Borgoña y acariciar los pechos de una señora.
Cierto es que dejó una confesión válida —su confianza en la “mente superior” le permitió disfrutar del trabajo ajeno sin recurrir a la usura— y también una reflexión aún pertinente: la de cómo las clases adineradas, condecoradas y tituladas no dudan en mandar a sus hijos a la guerra, aunque los reciban en ataúdes, con tal de salvaguardar el honor de una patria y una bandera. Sin embargo, si su riqueza peligra, la ponen bajo la bandera que convenga.
La puesta en escena de Fernando Bernués confía en el propio pulso del texto: lúcido, descreído, con un vitalismo extraño que asoma incluso cuando el tema es la propia muerte. La dirección evita distracciones y deja que la palabra respire, que se muestre con su ironía seca, con esa mezcla de ligereza y gravedad que convierte lo confesional en teatral.

El monólogo avanza como un equilibrio en el alambre. El personaje no quiere que su final pase desapercibido y llega a proponer a un amigo Fritz, el dueño del Grand Café, organizar una conferencia con suicidio incluido y consumiciones el triple de caras de lo habitual. Una anécdota grotesca, sí, pero también reveladora: salir de la vida con un gesto espectacular para entrar inmediatamente en la oscuridad definitiva.
Mario Gas sostiene el peso de la función con la belleza de su voz, la solidez de su presencia y el sarcasmo. Encara el personaje con hondura y le da cuerpo a su contradicción. Sin embargo, el ritmo uniforme de su discurso pide en algunos momentos más fracturas. Porque incluso en la víspera de su final había espacio para la ligereza y la burla irreverente frente a cualquier tabú o convencionalismo.
Aun así, lo que se ofrece Fernando Bernués es claro y riguroso: una propuesta sobria, bien planteada y ejecutada con corrección impecable. Pero ni la voz ni la presencia de Gas consiguen que el monólogo alcance la hondura que pretende. El suicidio de Roorda aparece más como la manifestación de un ego incapaz de soportar no ser el centro de su propio universo que como una postura filosófica madurada para cerrar su vida con coherencia.

El pesimismo alegre (Mi suicidio) está programada del 7 octubre 2 noviembre 2025 en la Sala pequeña – Margarita Xirgu del Teatro Español Madrid
Autor Henri Roorda / Traducción Miguel Rubio Dramaturgia: Fernando Bernués, Mario Gas, Vicky Peña / Espacio escénico y Dirección Fernando Bernués / Intérprete Mario Gas / Iluminación Xabier Lozano / Vestuario Antoni Belart / Imagen cartel Javier Naval / Diseño gráfico Alexandru Stanciu / Administración Maite Gorrotxategi / Producción Paola Eguibar / Producción ejecutiva Ane Antoñanzas / Ayudante de dirección Montse Tixé, Una producción de Tanttaka Teatroa



