El muerto disimulado de Ángela de Azevedo, visto por Laura Garmo y Nacho León

El muerto disimulado de Ángela de Azevedo, visto por Laura Garmo y Nacho León

Así comienza la función de El muerto disimulado de Ángela de Azevedo, una obra adaptada y dirigida por Laura Garmo y Nacho León, en la imagen los actores Lidia Guillem,  Manuel de la Flor, María Herrero, Víctor Antona, Montse Simón y Rodrigo Casillas Foto Íñigo Sola

 

Por Luis Muñoz Díez

 

El muerto disimulado parte de una pieza de Ángela de Acevedo, lo que de entrada es una elección acertada de Laura Garmo y Nacho León, que se han encargado de la adaptación y de la dirección de la pieza. El acierto es doble porque es la oportunidad de ver teatro de calidad escrito por mujeres, y en el caso de esta dramaturga, arrojar algo de luz sobre quien fue, desde que lugar geográfico, y posición social escribía. Hasta ahora me había quedado con la versión oficial de que, si bien era nacida en Portugal, su vida se había desarrollado en Madrid.

La primorosa biografía oficial ha caído por tierra, y únicamente se puede dar como cierto -por el momento-, que su nacimiento se produjo en la segunda mitad del siglo XVII, en Paredes de Beira -Portugal, que en este mismo lugar se casó, y que son ciertas las obras que se le atribuyen. La incógnita de porqué razón escribía en castellano, cuando sus obras están ubicadas en su lugar de origen se desconoce, si la razón fue por algún vinculo cultural o familiar con el castellano, o por puro márquetin, dado el auge de esta lengua en su siglo de Oro.

Laura Garmo y Nacho León que, afrontan el clásico con libertad y mucha ironía. Aderezado con música de entonces y de ahora, aportando la novedad de que la autora ambienta la obra donde vive, que es Portugal.

Las comedias galantes parten de un pretexto como que, un caballero se enamore de una dama, o de una dama que queda prendada del talle de un joven caballero. A partir de ahí surge el enredo para lograr que ese amor se materialice, y pasa a ser la única ocupación para los nobles enamorados, y para sus criados.

La obra cuenta con un componente de ambigüedad que aumenta la mera intriga amorosa. Jugando con la confusión de una joven dama disfrazada de caballero, y de un joven caballeros disfrazados de doncella. Un equivoco que da mucho juego, porque en la atracción sexual no se pueden poner puertas al campo, y la aproximación entra por los sentidos, aunque el aspecto quiera confundirlos.

En la imagen las actrices Montse Simón -doña Jacinta-, María Herrero – su fiel Dorotea- y el actor Manuel de la Flor – don Álvaro- con sus medias a rayas azul y blancas, de seducir. El muerto disimulado de Ángela de Azevedo, adaptado y dirigido por Laura Garmo y Nacho León. Foto Íñigo Sola.

En la imagen las actrices Montse Simón -doña Jacinta-, y María Herrero – su fiel Dorotea-, y el actor Manuel de la Flor -don Álvaro-, con sus medias a rayas azul y blancas de seducir. El muerto disimulado de Ángela de Azevedo, adaptado y dirigido por Laura Garmo y Nacho León. Foto Íñigo Sola.

La naturaleza es sabia y sabe lo que quiere, aunque haya que mirar para otro lado ante los despertares del cuerpo en situaciones en principio ambiguas, por no prevista, peo si hay ganas, hay ganas.

La joven dama tornada caballero es Lisarda, y el caballero que se mueve bajo el aspecto de una joven despechada es su hermano Clarindo.

La razón de su disfraz es desenmascar al traidor que intentó dar muerte a Clarindo, que no es otro que su amigo Álvaro, quemado por los celos que arden como las animas del purgatorio sin consumirse, pero sin permitir vivir. Celos que se encendían ante el amor que se dispensaba su «amigo» Clarindo, y su anhelada doña Jacinta.

Con Lisarda y Clarindo en Lisboa el enredo está servido, y como el amor es caprichoso hace que Lisarda se enamore de don Álvaro -presunto asesino de su hermano- y de pie a que don Álvaro se sienta atraído sin remedio por el que en apariencia es un joven de buen talle. La inquietud, el devaneo y la coquetería del confundido don Álvaro, crean situaciones realmente hilarantes en donde Manuel de la Flor se luce como actor, y luce su melena.

Lisarda no se puede permitir un paso en falso para no ser desenmascarada, y enamorada como está, a la manera tan hiperbólica en que aman los nobles en este género, a estancias del enamoradizo don Álvaro, consiente en presentarse como asesino de su propio hermano, ante los ojos de doña Jacinta.

Mientras en casa de don Álvaro viven su ambiguo idilio, en casa de doña Jacinta tampoco viven ajenos al amor. En ella se ha introducido Clarindo -su amor no muerto-, bajo la apariencia de una hermosa joven vendedora de cintas y abalorios, desdichada por amores.

Rodrigo Casillas, Lidia Guillem, y Manuel de la Flor cargan con Víctor Antona El muerto disimulado de Ángela de Azevedo, adaptado y dirigido por Laura Garmo y Nacho León. Foto Íñigo Sola.

Rodrigo Casillas, Lidia Guillem, y Manuel de la Flor cargan con Víctor Antona El muerto disimulado de Ángela de Azevedo, adaptado y dirigido por Laura Garmo y Nacho León. Foto Íñigo Sola.

Clarindo como su nombre indica, tiene claro su amor por Jacinta, pero esta llevada por sus instintos comienza a ver en Clara el reflejo de su amor al que cree muerto. La actriz Montse Simón, imprime fuerza y rebeldía a doña Jacinta, que no está dispuesta a casarse ni con don Álvaro, ni con ningún otro hombre, y se siente seducida por la joven que esconde bajo sus sayas a su amado Clarindo, aunque de una manera más sutil que don Álvaro, que pierde directamente los alamares ante el falso Lisardo.

Clarindo es dueño en todo momento de su destino, por lo que es un personaje más redondo, que el actor Rodrigo Casillas recrea con brillo y seguridad.

La actriz Lidia Guillem, compone un Lisardo-Lisarda fresco, con una vis cómica tozuda en su propia contradicción, en su empeño dispar de vengar a su hermano, truncado por haber caído rendida en los brazos de su asesino.

En medio los criados indispensables en estas piezas. Papagayo sirve a Lisandra, y Dorotea es la fiel sirvienta de Jacinta, ambos personajes tienen la sal de la picaresca del pueblo, que es lo que da vida a estas comedias, los criados viven la realidad, mientras los señores viven enajenados por el encanto del amor.

Papagayo no podría haber encontrado mejor acomodo que en el actor Víctor Antona, que otorga al personaje una dignidad de duende. Su igual en rango Jacinta, es la joven lozana y lista que sabe jugar sus cartas de servir a su señora, y mirar por su propio interés, un papel del que saca todo el partido la actriz María Herrero.

El trabajo de Laura Garmo y Nacho León como dramaturgos es acertado, porque ayuda al publico en la comprensión de modos y formas que ahora nos son ajenas. El ritmo de la obra es excelente, y los actores están bien movidos, aparte de encarnar con tino sus personajes, cantan y bailan. Lo que es un quiebro que siempre se agradece en una representación, sea para subrayar el drama, o restarle hierro.

El final es feliz como debe ser, no se si la autora o los adaptadores han hecho que las alianzas de los señores no vayan parejas con la de los criados y así, Dorotea a pesar de ser requerida en amores por Papagayo, prefiere ser una mujer libre.

Lidia Guillem, Víctor Antoma Rodrigo Casillas y Manuel de la Flor El muerto disimulado de Ángela de Acevedo Foto Íñigo Sola.

Lidia Guillem, Víctor Antoma Rodrigo Casillas y Manuel de la Flor El muerto disimulado de Ángela de Acevedo Foto Íñigo Sola.

El muerto disimulado de Ángela de Acevedo, revidado por Laura Garmo y Nacho León ha pasado con éxito por la Sala Nave73, dentro de la programación de su tradicional ClasicOFF 2921, y está programado en la Fiesta Teatro Cervantes, -Madrid-, los días  24, 25, 26, 27 y 28 de agosto de 2021, más información AQUÍ.

 

AUTORÍA Ángela de Azevedo DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN Laura Garmo y Nacho León

INTÉRPRETES Víctor Antona, Rodrigo Casillas, Manuel de la Flor, Lidia Guillem, María Herrero y Montse Simón DIRECCIÓN MUSICAL Y DISEÑO DE SONIDO Benigno Moreno ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO Nuria Jiménez Salvador DISEÑO DE ILUMINACIÓN Pilar Valdelvira ARREGLOS VOCALES María Herrero DISEÑO DE CARTEL Julia Hernández PRODUCCIÓN Teatro a bocajarro

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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