El elefante desaparece, de Haruki Murakami

El elefante desaparece, de Haruki Murakami

Una misteriosa voz de mujer al otro lado del teléfono, ladrones de panaderías, el delirante mensaje de un empleado a un cliente, cómo el destino nos puede jugar una mala pasada al cruzarnos con nuestra media naranja…de todo esto y mucho más tratan parte de los cuentos que podemos leer en El elefante desaparece, editado por Tusquets (2016) y escrito por el genial narrador Haruki Murakami.

El existencialismo recorre cada uno de sus relatos planteándonos aspectos de nuestras propias vidas, máxime cuando hallamos situaciones en ellos con las que podemos llegar a sentirnos identificados. La soledad de sus personajes así como sus oníricos viajes dentro de lo cotidiano, tiñen de realismo sus excéntricas narraciones.

A lo largo de diecisiete relatos asistiremos a surrealistas sucesos con un final en  ocasiones inesperado, y en otras abierto a la imaginación del lector. Sin embargo también podemos encontrarnos con historias que nos harán removernos en nuestros cómodos asientos, como bien sucede en El sueño. Es esta la historia de una mujer que padece un trastorno transitorio que le impide conciliar el sueño con normalidad. Inmersa en una perpetua vigilia durante la cual aprovecha entre otras cosas para leer la mastodóntica obra Guerra y Paz,  terminará su particular periplo a través del insomnio  en un trágico y aterrador final (me inclino a pensar que provocado). Únicamente nos asalta una duda: ¿se trataba todo en realidad de un sueño?

Hay otros relatos como El pájaro que da cuerda y las mujeres del martes, que pese a su aparente intrascendencia encierran más de una posibilidad: la monótona vida del protagonista deja entrever su posible infidelidad, aderezada por la inquietante presencia de una lolita oriental (homenaje a Nabokov y en extensión al film de Kubrick), que le recibe en su piscina.  Noboru Watanabe, el gato de su mujer fruto de su discordia, es la excusa para que se produzca una búsqueda en la que se trasladará por el vecindario introduciéndose en sus casas como si de Burt Lancaster en El nadador (Frank Perry, 1968) se tratase.

En Lederhosen el protagonista es un pantalón corto, y en Quemar graneros un pirómano. El primer relato transcurre principalmente en Alemania, donde la protagonista decide comprar unos lederhosen a su marido. El mejor lugar donde los confeccionan es una sastrería donde son cosidos de manera artesanal. Necesitada de las medidas exactas de su marido para su diseño, aparece en escena un hombre de similares características. Esta será el principio de una misteriosa desaparición y el detonante de la ruptura familiar. Las causas, serán expuestas por ella.

El segundo, Quemar graneros, tiene como protagonistas a un triángulo formado por una mujer y dos hombres, con un trasfondo de amistad y amor. El toque de anormalidad lo aporta la condición de pirómano de uno de los hombres así como su obsesión por quemar graneros. Es su propia moral la que le empuja a ello, siendo esto un acto para mantenerla:

Es una fuerza esencial para la existencia humana. No existiríamos sin moral. No dudaría de ella si no estuviera equilibrada por la simultaneidad”

Como no podía ser de otra manera, el final de la historia nos sorprende a la par que nos hace plantearnos las posibles causas de este.  Señalar como anécdota que uno de los personajes durante la búsqueda del granero ideal, lo hace corriendo. Esto nos hace recordar la afición de Murakami por las maratones (De qué hablo cuando hablo de correr, Editorial Tusquets).

Murakami vertical

Para finalizar hablaré del relato que da título al libro, El elefante desaparece. En esta fantástica historia, efectivamente se produce la desaparición de un paquidermo. El narrador es un visitante habitual del lugar donde se encuentra confinado el animal. Esta situación es ya de por sí bastante anómala, dado que está encerrado en una pequeña parcela con grandes medidas de seguridad debido al desmantelamiento de su anterior hogar, un antiguo zoo. El cambio de ubicación de este y su vejez le colocan en tierra de nadie: ninguna institución quiere hacerse cargo y al mismo tiempo su gigantesco tamaño no facilita  que se deshagan de él tan fácilmente.

Después la historia da un giro radical. El elefante y su cuidador Noboru Watanabe, un anciano que mantiene una especial relación con el animal, desaparecen misteriosamente. No hay huellas ni ningún tipo de rastro que permita el esclarecimiento de tamaño suceso. Nuestro protagonista, apabullado por la información que proporcionan los medios de comunicación, y que él mismo rastrea con ansiedad, tampoco da crédito a lo sucedido. Esta  situación, cargada de fantasía, le hace cambiar su anodina vida. Conoce a una atractiva chica con la que comparte gustos y amistades, pero en su primera cita y de forma casual tras tomar unas copas (el alcohol suelta la lengua), sale a relucir la enigmática desaparición. Él le cuenta a la chica que fue el último en ver al elefante y su cuidador, así como  un dato que nos dejará con la boca abierta…

Finalizo con la simpática ocurrencia del autor: utilizar en tres de sus relatos el  mismo nombre para sendos personajes, a cual más distinto. Recuerden, Noboru Watanabe; ¿broma, o guiño existencialista?

 

 

1 comments

  • Eficaz y engranada crónica de El elefante desaparece, de Haruki Murakami, nos ofrece Javier Ubach con la prosa desengrasada que acostumbra. Desgrana relato a relato el libro hasta darnos una panorámica visión de todos sus pormenores y relaciones internas.

    Gracias por una bella muestra de escritura.

    Contestar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *