Los aficionados al cine de acción establecerán evidentes paralelismos entre Speed: Máxima velocidad y El desconocido, la ópera prima en el largometraje del director gallego Dani de la Torre. Como en el taquillazo de Jan de Bont, nos encontramos ante un grupo de personas que viaja en un vehículo y tiene que seguir las instrucciones del individuo que ha instalado una bomba en el interior para evitar que les haga volar por los aires.
No obstante, aunque ambas cintas tienen como principal objetivo entretener, el filme español quiere ir más allá del mero pasatiempo. La película pretende ser un cuento moral acerca de un jefe de sucursal bancaria que vivirá una pesadilla muy real, provocada por su deshonesto trabajo en una entidad financiera, donde peligrará su vida y la de sus hijos.
Luis Tosar dota de credibilidad a ese individuo que será testigo de cómo su apacible cotidianidad se verá amenazada por una persona a la que arruinó su existencia de forma indirecta. El intérprete lucense encarna sin excesos a ese tipo obligado a mantener el control en una situación extrema y forzado a replantearse cómo ha desempeñado su labor. A él se suman un igualmente espléndido Javier Gutiérrez, que emociona con un personaje atormentado; una correcta Goya Toledo, en la piel de la esposa del protagonista, y unos siempre adecuados Elvira Minguez y Fernando Cayo, encargados de dar vida a los agentes del orden que tienen que lidiar con una suceso que altera la ciudad donde transcurre la acción.
Dani de la Torre demuestra su dominio del oficio al imprimir la necesaria tensión al conjunto y revelarse como un espléndido director de actores. Por otra parte, el filme se beneficia de una lograda fotografía de Josu Inchaustegui, que otorga a las imágenes un tono lúgubre gracias al predominio de las tonalidades verdosas y azuladas, y una no menos meritoria labor de montaje de Jorge Coira, que imprime al conjunto un ritmo adrenalítico.
Quizá el particular talón de Aquiles de la película lo encontremos en el guion de Alberto Marini, que estira en exceso algunas situaciones, incurre en excesivas inverosimilitudes en su desenlace y abusa de los lugares comunes a la hora de abordar el escándalo de las preferentes como trasfondo de la historia.
A pesar de estos inconvenientes, el debut en el largometraje de Dani de la Torre vuelve a demostrar que en España existen realizadores de acción a la altura de los mejores de Hollywood.