El Club, de Santiago Pajares Una comedia redonda

El Club, de Santiago Pajares Una comedia redonda

En la imagen los actores Juan Madrid -Joaquín- Juan Antonio Molina -Armando- Xabier Olza -Ricardo- y Rodrigo Sáenz de Heredia -Alberto- en una escena de El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza /  Foto Moisés Fernández Acosta

 

Por Luis Muñoz Díez

 

El Club de Santiago Pajares es una comedia muy divertida, con una estructura clásica en que se hace cómplice al espectador desde la primera escena de uno de los personajes, que no sale de su asombro, ni deja de asómbrarnos. Alberto es un hombre sin asomo de glamour, ni lo pretende, que de pronto se ve recibido por un mayordomo de maneras tan impecables que le cohíbe, como a cualquiera que se viera invitado a un sitio tan selecto por un amigo de toda la vida, sin previo aviso de lo exclusivo del lugar.

Armando, el mayordomo, recibe a Alberto conociendo de antemano su bebida favorita, y las mediada exactas de sus componentes. El recién llegado intenta explicar porque está allí, en vano, porque el mayordomo sabe que es amigo de don Ricardo, uno de los socios estrella del Club, y que su amistad se conserva desde el colegio, que trabajan juntos, y conoce hasta el nombre de su mujer.

Cuando Armando enumera el paralelo de vida que existe entre los amigos. Alberto casi como a modo de disculpa, con la coherencia que acompañará al personaje durante toda la función, argumenta restando todo valor al vinculo, y justificando que la amistad existe porque se conocen desde niños y, que si lo hubiera conocido ahora, no cree que fueran amigos.

No tarda mucho en aparecer Joaquín, un socio que se interesa por el recién llegado, y le hace una loa de las instalaciones que disfrutan los socios del Club.

En la imagen el actor Juan Antonio Molina – el impecable mayordomo Armando- Xabier y Rodrigo Sáenz de Heredia –Alberto- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

En la imagen el actor Juan Antonio Molina – el impecable mayordomo Armando- y Rodrigo Sáenz de Heredia –Alberto- en El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

Alberto no entiende porqué le ha citado Ricardo en un lugar al que únicamente están llamados a disfrutarlo determinada élite. Su amigo es un hombre guay, de los que en medio de un desierto parece acabar de salir de la ducha oliendo a colonia fresquita, vestido adecuadamente, y sabiendo que decir y hacer en todo momento.

El Club de Santiago Pajares es una comedia muy divertida, con calado. El “Club” es custodio de los valores eternos. A él pertenecen los que conocen los momentos de debilidad de los “hombres” y saben como se ha de responder ante cada pulsión, sin tenga una consecuencia posterior.

En muchas ocasiones he oído defender a damas de una edad, y muy piadosas ellas, la labor social que realizan las prostitutas. Argumentando que de ese modo las mujeres decentes podían llegar vírgenes al matrimonio, y después de él, no tener que pasar por determinadas prácticas a las que la madre de tus hijos no estaba llamada.

Buen tándem los actores Xabier Olza y Rodrigo Sáenz de Heredia Ricardo y Alberto en El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

Buen tándem los actores Xabier Olza y Rodrigo Sáenz de Heredia -Ricardo y Alberto-, en El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

Como lo anterior me podría extender en ejemplos, pero no viene al caso, pero si al hilo de la trama de Santiago Pajares, en que la mujer es cosificada, y el tirano que portan los hombres entre las piernas es erigido como amo poderoso, dando por supuesto que las mujeres carezcan de semejante tiranía, y únicamente en el caso de los machos, hay que satisfacerlo de forma rápida, discreta y aséptica.

Durante el franquismo había burdeles, casas de citas, clubs para homosexuales, y casas de juego. En los que se consumían drogas y alcohol, pero con las claritas del día se volvía al rigor vigente, con la misma facilidad que los servicios de limpieza con una potente manguera dejaban el adoquinado impecable, con el nuevo día todo volvía a su orden, y la noche anterior oficialmente no existía.

El Club de Pajares cumple una función similar, y como valora don Ricardo: un hombre es un hombre, y agujero que ve agujero que tapa. Su discurso con su juego de palabras y sus falsas premisas, y el ingrediente miedo, resulta hilarante en su forma, porque pertenece a un texto teatral bien escrito por Pajares, y bien dicho por el actor Xavier Olza, con la intención de que la reflexión se haga desde la risa, pero en el fondo es un discurso vigente, que se lanza desde púlpitos, y atriles políticos.

En la imagen Rodrigo Sáenz de Heredia –Alberto, que no sabe lo que pinta en un Club tan selecto, pero no se le mueve un pelo- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

En la imagen Rodrigo Sáenz de Heredia –Alberto, que no sabe lo que pinta en un Club tan selecto, pero no se le mueve un pelo- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

La pieza se cuenta a través de los ojos incrédulos de Alberto, que observa la vida como lo hacían los personajes que hicieron célebres a Pepe Isbert o Paco Martínez Soria, con esa certeza de cuna que, les mantiene la vertical siempre en su sitio, ajenos a modas. Rodrigo Sáez de Heredia es un actor de raza, con un talento importante, y un temple pasmoso, para encarnar a esos personajes que saben ver bajo el oropel, y no precisan a nadie para que les otorgue su lugar.

Su antagonista sería Ricardo, permanentemente bajo en foco, venerado, envidiado, brillante como un fuego de artificio. Un personaje al que el actor Xavier Olza compone con una energía permanente desde que aparece por primera vez en escena, hasta su última aparición como Epilogo, en su clara declaración de cambio, pero sin movérsele un pelo.

En la imagen el actor y director Xabier Olza -El exitoso Ricardo, el hombre que cree que todo lo tiene claro- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

En la imagen el actor y director Xabier Olza -El exitoso Ricardo, el hombre por  que cree que todo lo tiene claro- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

Joaquín es un personaje comodín, por lo que se le pondera y se le cuestiona. Ingenioso al extremo de ser el único que se encara con Ricardo, para tirar por tierra sus valores inamovibles. Juan Madrid lo compone juguetón e irreverente, como merece el monolítico discurso de Ricardo, rígido para el mundo, e incapaz de ver nada que se salga de su ventajoso pensamiento.

En la imagen Juan Madrid -Joaquín es el personaje más libre de toda la obra- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

En la imagen Juan Madrid -Joaquín es el personaje más libre de la obra- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

Armando el mayordomo del Club, es el orden, lo que permanece y nunca cambia. Frio y eficaz como un robot programado. Juan Antonio Molina le aporta un físico tan impecable como su personaje. Se rije únicamente por las normas del Club, y se dedica a tiempo completo a que todo en él, esté perfecto y sus normas se cumplan, ante un arcano semejante no es de extrañar que el dogmático y pluscuamperfecto don Ricardo, sienta devoción por él.

En la imagen el actor Juan Antonio Molina -Armando que representa lo que nunca cambia, y es la utopía de Ricardo- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

En la imagen el actor Juan Antonio Molina -Armando que representa lo que nunca cambia, y es la utopía de Ricardo- El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

Como decía más arriba el texto de Pajares está bien medido, y sorprende gratamente en cada giro, haciendo que el publico lo siga con atención, y no pierda en ningún momento la sonrisa. La dirección de Xavier Olza está a la altura, porque consigue que los cuatro personajes funcionen, y los actores Juan Antonio Molina, Rodrigo Sáenz de Heredia, Juan Madrid y Xabier Olzarealizan un trabajo sencillamente delicioso.

He rodeado de puntillas lo que ocurre en El Club, por dos motivos, uno porque entre los aciertos de la pieza está la sorpresa constante, y por otra, porque me gustaría con lo escrito, haberles animado a que acudan a ver una función en el Teatro de El Club, y rían y la disfruten tanto como la disfrutó el que esto escribe, y el publico que llenaba la Sala, el día que acudí a ver la representación.

Xabier Olza -Ricardo, como un pavo real- entre Rodrigo Sáenz de Heredia -Alberto- y Juan Madrid -Joaquín- en una escena de El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

Xabier Olza -Ricardo, como un pavo real- entre Rodrigo Sáenz de Heredia -Alberto- y Juan Madrid -Joaquín- en una escena de El Club, de Santiago Pajares, dirigida por Xabier Olza / Foto Moisés Fernández Acosta

 

El Club está en cartel en los Teatros Luchana, más información de fechas horas y compra de entradas AQUÍ.

DRAMATURGIA: Santiago Pajares DIRECCIÓN: Xabier Olza REPARTO: Juan Antonio Molina, Rodrigo Sáenz de Heredia, Juan Madrid y Xabier Olza

DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Alejandro Espeso ESCENOGRAFÍA: Cristina Rodríguez DISEÑO GRÁFICO: Jonathan Saénz PRODUCCIÓN: Infatigables.

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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