Se enfrentan dos razas, dos simientes, dos estirpes, dos sagas, como ya se vio en el cine desde “Metropolis”, de Fritz Lang. El carro de los poderosos y la nave que va de los desfavorecidos.
El capital humano (Il capitale umano), de Paolo Virzi, ahonda en esta sima que lleva cavando la humanidad desde hace incontables generaciones. La vida es, se dirá, el cuento que los ricos les quieren contar a los pobres mientras estos se dejan la dignidad por el camino.
Verdad o mentira, engaño o sumisión (¿rendición incondicional?). No hay otra cosa en la chistera del mago que nos ha dejado aquí, un respiro, un suspiro, el instante de transpirar la camiseta para devenir el bueno o el malo de la función.
¿Y quién es quién? Eso sería objeto de arduas discusiones que naturalmente no deberían llegar a ninguna conclusión, porque si final tuviesen sería el fin de la estirpe de los humanos, al menos tal como la conocemos desde el Neolítico por lo menos.
Muy buena dirección de actores estupendamente interpretados. Destacamos a Dino, Fabrizio Ventivoglio, Carla, Valeria Bruni Tedeschi, Serena, Matilde Gioli, Giovanni, Fabrizio Gifuni, Massimiliano, Guglielmo Pinelli y Luca, Giovanni Anzaldo.
La puesta en escena, sobria y sin aspavientos. Se divide la película en tres capítulos o puntos de vista de la narración y la conclusión final, a modo de epílogo. Rachas de melodrama irredento, algo incontrolables, recorren la película de cabo a rabo.
El episodio o tranche de vie nos muestra la comedia humana, como he dicho más arriba, en un formato de semi-thriller o thriller, que finalmente resolverá el nudo y dará con el desenlace de una historia que, como la historia de todas las historias que es, no tiene fin ni principio.
El coágulo de la trama es la muerte de un ciclista a manos de un fagocitador de la casta superior, se supone, o es lo que da a entender la película durante buena parte del metraje, aunque habrá sorpresa hacia el final. Pero como digo en el párrafo anterior, todo está dicho desde el principio si no desde el final.
Porque la película podía haberse montado en un compte à rebours, una marcha atrás y todo hubiera seguido siendo igualmente creíble y perfectamente verosímil. La marcha de la Humanidad tiene estas cosas, que da igual desde qué ángulo o punto de vista se la contemple, siempre conlleva algún vómito de por medio.
Vómito el del espectador, virtual, que cierra los ojos, complacientemente, inconscientemente, ante esta historia indubitable como lo pueda ser una ley natural o física que incoerciblemente siempre lleva al mismo sitio. A la ratonera, a la trampa final.
El capital humano (Il capitale umano), de Paolo Virzi, llega aureolada de numerosos premios y distinciones en su país y fuera de él.
El capital humano (Il capitale umano), de Paolo Virzi, se estrenó en España el 10 de abril de 2015.