El año del descubrimiento. Mejor documental en el Festival de Thessaloniki

El año del descubrimiento. Mejor documental en el Festival de Thessaloniki

La película documental El año del descubrimiento, dirigido por Luis López Carrasco, ha obtenido el premio a la mejor película documental del Festival Internacional de Cine Thessaloniki, que se ha celebrado en Grecia. El trabajo de López Carrasco, está logrando el reconocimiento del público, crítica, y los jurados en todas las muestras en las que se ha proyectado. Ha ganado el Gran Premio a mejor película en el Festival de Cine Documental Cinéma du Reél, y competido en Sección Oficial en el Festival Internacional de Cine de Róterdam.

Una producción de LaCima Producciones junto a Alina Film y la ayuda del ICAA y el Ayuntamiento de Cartagena, distribuida en España por Begin Again Films

El documental refleja la realidad paralela que vive un país. Una realidad que, a veces nada tiene que ver con la aparente prosperidad que se expone en el escaparate internacional.

En el año 1992 del pasado siglo, era un contraste la llegada diaria de «dignidades» varias que eran recibidas a bombo y platillo en los aeropuertos de Barcelona, Sevilla y Madrid, con la realidad que vivían los trabajadores de esas mismas ciudades, y del resto de la península.

En un bar de la ciudad murciana de Cartagena, Luis López Carrasco recrea lo vivido esos días, a pie de calle, en un local en el que se pueden escuchar las enérgicas protestas de sindicatos y trabajadores, que llegaron a lanzar cócteles molotov contra el parlamento regional, en protesta por la crisis industrial de 1992, que dejaba sin empleo a miles de trabajadores, y condenaba a un destino incierto a sus familias.

Mientras en televisión ocupaba la parrilla la retransmisión minuto a minuto, de los fastos de los acontecimientos Internacionales, cómo era la celebración de las olimpiadas del 92 en una flamante Barcelona de punto en blanco, la exposición Universal que albergaba la ciudad de Sevilla, y Madrid ese año ostentaba la titularidad de ciudad cultural europea.

De tanto fasto poco quedó, un puñado de medallas olímpicas, que en la siguiente edición de los juegos no se revalidó, porque el presupuesto para el entrenamiento de los atletas volvió a ser tan precario como antes del 92, el recinto que albergó la Expo, ahora es una especie de ciudad fantasma sin utilidad alguna, y de la capitalidad cultural de Europa celebrada en Madrid, nada se recuerda.

El documental de López Carrasco es totalmente vigente, lo único que ha cambiado, es que ahora no se puede fumar en los bares, porque la precariedad laboral sigue siento una desazonadora realidad.

Al El año del descubrimiento aún le quedan por cumplir las citas, como es su estreno en España tendrá lugar dentro de la Sección Oficial en el Festival de Cine Europeo de Sevilla en noviembre, está seleccionada en el Festival Internacional de Cine Jeonju, que se celebrará sin público que se transmitirá en línea, y en el Festival Internacional de Cine IndieLisboa 2020.

Sipnosis

Vecinos, jóvenes y desempleados charlan en el interior de un bar entre cigarrillos, desayunos y aperitivos. Recuerdan sueños insólitos, comparten preocupaciones laborales y proyectan planes de futuro. El bar se encuentra en la ciudad de Cartagena, en el sudeste del país. A medida que avanza la jornada se escuchan, cada vez más cerca, los disturbios de la crisis industrial de 1992. En 1992 se celebran en España dos eventos fundamentales: los juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, vinculada a la celebración del V Centenario del Descubrimiento de américa. Diez años después de la subida al poder de Felipe González, España aparece ante la comunidad internacional como un país efervescente, moderno y civilizado. Una futura potencia económica mundial.  Sin embargo, en una ciudad de provincias del sudeste del país, las promesas por el cierre de fábricas y el desmantelamiento industrial adquieren una violencia creciente hasta acabar con el incendio del parlamento regional con cócteles molotov.

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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