Egos revueltos, de Juan Cruz

Egos revueltos, de Juan Cruz

 

Somos lo que hemos leído y lo que hemos perdido. La memoria siempre muestra la parte de atrás de la vida que fue pasando

Con cientos de anécdotas, frases sueltas, retazos de memorias propias y recuerdos ajenos, Juan Cruz, ha escrito este libro que, en ningún caso, afirma, se trata de un ajuste de cuentas. El que fuera admirador primero, y entrevistador después; colaborador, compañero y en muchos casos “colega” de la inmensa mayoría de los escritores en lengua española de los últimos 50 años, a muchos de los cuales llegó a publicar durante su etapa como editor de Alfaguarra, ha dejado fluir, sin orden ni concierto, toda la información acumulada a lo largo de su trayectoria vital y profesional sobre cientos de profesionales relacionados con el mundo de la literatura. La lista de periodistas, editores, agentes, autores y personajes públicos es tan extensa que el índice onomástico del libro ocupa diez páginas a dos columnas. Inútil por tanto intentar resumirlo pero quiero señalar que, como lectora apasionada, he disfrutado enormemente conociendo algunos de los detalles de esa “parte de atrás “ que Juan Cruz nos desvela.

A través de la mirada de Juan Cruz descubrimos motivaciones, dudas, miedos, inseguridades, o rasgos físicos y psicológicos de los escritores, que desconocíamos a pesar de que la mayoría de los personajes citados han ocupado durante años los principales puestos en los medios de comunicación. Juan Cruz no nos revela ningún secreto sensacional pero consigue que comprendamos un poco mejor por qué “los autores desayunan egos revueltos” frase acuñada en el trascurso de una comida en la Casa del Poeta Pablo Neruda en Isla Bonita, en la que estaban además del poeta, Arturo Pérez Reverte, la escritora chilena Marcela Serrano, los responsables de Santillana en Uruguay y Chile y el propio Juan Cruz que lo escuchó y ha utilizado para dar título a este libro impagable que sin lugar a dudas, certifica que durante todo este tiempo, raro ha sido el día en que Juan Cruz no ha desayunado, comido, tomado café, bebido vino o whisky y charlado con algún personaje público.

A pesar de carecer de orden cronológico, Juan Cruz comienza el relato en 1974, en Lincoln, una localidad cercana a Londres donde mientras su compañera Pilar da clase de español en el Instituto, Juan alimenta su ego en la soledad de la casa y cuida de su hija Eva. Dos años antes, Marcos Ricardo Barnatán le ha dado una lista con direcciones y teléfonos de autores a los que admira como Guillermo Cabrera Infante que vive en Londres y al que Juan, deslumbrado lector de TRES TRISTES TIGRES quiere entrevistar. También en Londres vivía Edith Aron, quizás La Maga de la RAYUELA de Cortázar otro de los autores que mitificó en su juventud y con el que se encontrará en París, en Barcelona o en Madrid. A partir de este principio londinense, Juan Cruz viaja con sus recuerdos a estas y otras ciudades en distintas épocas asociando vivencias con unos y con otros, abrumando incluso al lector hasta el punto de tener que volver en ocasiones varios párrafos atrás para no perder el hilo. No puedo por tanto resumir el contenido de estas memorias personales de un hombre que ha ligado totalmente su vida a la literatura aunque por afinidad (somos de la misma edad, hemos vivido en Barcelona y Madrid y sentimos la misma pasión por los libros) me han llamado la atención:

-Varios comentarios perversos, pocos y siempre en boca de otros, como por ejemplo:

“Usted toca una quena en Perú y yo dirijo una orquesta en París” Julio Cortázar a José María Arguedas, novelista peruano.
“Era un ermitaño, un tipo arisco y difícil, un misántropo que se refugiaba por las mañanas en sus guiones y por la noches no quería saber nada de nadie” Angel FERNANDEZ SANTOS sobre Rafael AZCONA.

– Los numerosos bares de copas y restaurantes frecuentados a lo largo de los años: el Bocaccio o el Siete Puertas de Barcelona, favorito de los editores catalanes, o la pizzería de Gades y la arrocería Saint James en Madrid; donde comía con Gonzalo Suarez o Fernando Trueba.

– Las redacciones de periódicos y revistas como TRIUNFO en la Plaza del Conde del Valle Suchil en Madrid, “centro de las aspiraciones culturales, intelectuales y políticas de un país cansado de tanta posguerra”, su despacho en ALFAGUARA, editorial que dirigió entre 1992 y 1998, cuya puerta atravesaron tantos autores, y cómo no, EL PAIS, periódico con el que estuvo vinculado desde su fundación en 1976 y para el que en la actualidad sigue trabajando.

. Edificios singulares como Torres Blancas en Madrid, donde vivieron Antonio Escohotado, Victor Erice o Camilo José Cela; que organizaba paellas a las que iban Javier Marías, Félix de Azúa, Vicente Molina Foix, Juan Benet o Juan García Hortelano, o la Casa de las Flores en el barrio de Argüelles dónde vivió Pablo Neruda; y calles como Caponata en Barcelona, donde vivieron Mario Varga Llosa y su mujer Patricia y nació su hija Morgana, y también vivió “el escritor más famoso del mundoGabriel García Marquez, Gabo con su mujer Mercedes.o lugares como Coria, donde tuvo casa Rafael Sachez Ferlosio, y su mujer Demetria Chamorro y en donde comieron chuletas junto al río mientras el escritor proclamaba la irritación que le provocaba “la cultura de la victoria de los españoles

Queda patente que mi capacidad de síntesis es insuficiente y no logro hacer un compendio de los cientos de datos, anécdotas, rumores, trifulcas, perfiles o comentarios que Juan Cruz ha reunido en estos EGOS REVUELTOS entre los que, sin duda, le incluyo pero esta obra fue galardonada con el XXII Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias y después ha publicado ESPECIES EN EXTINCION con más sorprendentes y nuevos retratos de autores y si te interesa el mundillo literario, te recomiendo vivamente su lectura.

EGOS REVUELTOS, de Juan Cruz, Fábula Tusquets Editores 2010

 

Mario Vargas Llosa con Juan Cruz

Mario Vargas Llosa con Juan Cruz. Fotografía © EFE

 

 

Autor

Nací en Barcelona. Desde niña, leía todo lo que caía en mis manos hasta que crecí y fui volviéndome selectiva. A los 40, entré a trabajar en una productora de cine (Tesauro) y llegué a ser productora ejecutiva de programas para la televisión pública y privada, pero no estaba satisfecha; En 2004 me fui a Guadalajara para encargarme de la Dirección de un Centro de Acogimiento Residencial para menores extranjeros. Durante seis años el trabajo social colmó todas mis expectativas, pero siempre encontré tiempo para seguir leyendo. Ahora, en Madrid, prejubilada y con 64 años, me gusta compartir con vosotros mis lecturas e impresiones a través de mis reseñas.

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