«EAT PRAY DIE»: ¿Cuál es el sabor de la muerte?

El artista multidisciplinar Víctor Ripoll presenta el jueves 19 de abril a las 19 horas, en la galería THEREDOOM de Madrid (C/ Doctor Fourquet, 3), una de sus videocreaciones más polémicas y, a la vez, una de las más aclamadas: «EAT PRAY DIE» (COME REZA MUERE). El artista participa así con su obra en el proyecto “1 ARTISTA 1 DÍA“, comisariado por Andrea Perissinotto, cuyo propósito es generar en un espacio físico, una serie de acontecimientos relacionados con el “arte vivo”, es decir, música, teatro experimental, performance y videoarte.

El mensaje que nos lanza Ripoll con la pieza de videoarte «EAT PRAY DIE» no trata solamente de aproximarse a una visión sobre la muerte, mezclando kétchup con sangre (el primero aparece en algunas imágenes del vídeo; la segunda es una proyección de nuestro imaginario, como consecuencia al acto de matar), sino pretende crear un recorrido a etapas forzadas hacia el estado de culpabilidad de cada uno.

Fotograma de la obra de videoarte «EAT PRAY DIE». © Víctor Ripoll

Porque Víctor nos acerca a un modelo de democracia, concretamente la de los Estados Unidos, donde se mata a gente legalmente y desde ese prisma el artista traza un enfoque lineal sobre la frialdad del acto de cesar la existencia de algunos individuos, a través de los últimos momentos de su vida, que están relacionados (en este caso específico) con la comida.

La última cena se convierte, por tanto, en el desenlace de la libertad de decidir: los presos pueden elegir el menú que, probablemente, ni tendrán el tiempo de digerir (siempre ateniéndose a un presupuesto previamente establecido), y los espectadores nos convertimos en voyeristas del sufrimiento ajeno, aliñado por una manera de entender la justicia que, a lo mejor, no compartimos pero a la cual asistimos sin rechistar.

Fotograma de la obra de videoarte «EAT PRAY DIE». © Víctor Ripoll

En el medio del imperturbable ruido de una descarga eléctrica, que truena en el silencio de nuestras suposiciones, nos quedamos sentados delante de «EAT PRAY DIE», viendo, una tras otra, bandejas de plástico de color verde donde se depositan los anhelos de quienes han estado meses o años o décadas, en el corredor de la muerte, confiando en no tener que cumplir esa elección, pero que, llegado el momento, deciden encargar unas bonitas alas para amenizar el salto infinito que les separará, para siempre, de su existencia terrenal.

Es así que desfilan ante nosotros golosinas y vasos interminables de Coca-Cola, helados, pizzas, platos de pasta, pollo frito, un helado…y cada vez aumenta la comida, se nos hace más y más complicado retener la palabra ¡Basta! Pero el perdón no está en las manos de quienes lo piden, desde el otro lado de la pantalla, sino en los recuerdos de aquellos que sufrieron alguna injusticia, alguna pérdida, y reclaman la vida de un amigo, un familiar, una persona querida que el condenado les arrebató.

Fotograma de la obra de videoarte «EAT PRAY DIE». © Víctor Ripoll

Sobre estas exhortaciones se funda la labor conceptual de Víctor Ripoll, quien nos cuenta que “No es un tema fácil el de la pena de muerte. Trabajando en la pieza me surgieron dudas constantes sobre mi posición real ante este tipo de decisiones judiciales. Desde lejos es fácil decir que es una barbaridad pero cuando el hecho te ha afectado a ti directamente las ideas se emborronan. Con este trabajo he intentado hacer una señal de atención, un intento de ver el lado correcto, recordarnos que a pesar de todo no es la solución correcta”.

No nos queda más que invitaros a ver «EAT PRAY DIE» y saber cuál será vuestra opinión al respeto, u ofreceros un plato vacío para que lo llenéis de placer e injusticia, de odio y compasión, de lágrimas y apatía, de soluciones irresueltas. Más que buscar una explicación, nos ampararemos en las dudas compartidas; habrá compañía para quienes la necesitéis y, también, dejaremos un hueco para la soledad.

«EAT PRAY DIE» del artista Víctor Ripoll se enmarca dentro del proyecto «1 ARTISTA 1 DÍA», comisariado por Andrea Perissinotto, que pretende dar espacio a diferentes disciplinas artísticas, como teatro y música experimentales, performance y videoarte. Foto: © Mónica de Solís