En la imagen los actores Jacobo Dicenta y Inés Kerzan, dos sofisticados Vampiros para para Drácula: Biografía no autorizada. Foto Ramón Paso
Por Luis Muñoz Díez
Drácula: Biografía no autorizada, es el nuevo trabajo de Ramón Paso, con el que revalida su condición de “todo terreno” en el Teatro. Ramón se entrega sin usura en cada nuevo proyecto, ni tiene miedo, ni tiene porqué, dado que cuenta con una creatividad tan colorida como fértil.
Nos presenta un Drácula “recreado” sobre la novela de Stoker, preso de su propia inmortalidad, dosificando su drama, y redimiéndole de moralejas moralistas a las que se llega cuando se quiere medir con la cinta de coser, de nuestra fugaz existencia, a un ser que habita el concepto de “Eternidad”
Tanto la historia de Drácula como la novela de Stoker, son muy conocida. Ambas sitúan a Drácula en diferentes tiempos y lugares, perteneciendo su silueta al imaginario colectivo, lo que dificulta el trabajo de adaptación, dado que cada uno contamos con nuestra propia visión del Vampiro.
La mimbrera dramática de Paso, ha sido respetuoso con la historia, resumiendo y aportando alicientes a un texto que, en sí, es largo para un publico desacostumbrado a estar sentado en una butaca las dos horas que duraba una representación estándar, sin el respiro de un reparador descanso.
En el programa de mano se puede leer “Al fin y al cabo, el verdadero poder de un vampiro reside en que nadie cree en su existencia…” Un apunte muy sugerente, porque permite a la imaginación ver a Drácula en quien se nos antoje, con el suficiente morbo para especular que puede obrar con la total impunidad, en que le sitúa su inexistencia.
Invito a quien asistan a una función de Drácula: Biografía no autorizada, lo haga con ojos párvulos, y se deje llevar por el cuento gótico musical creado por Ramón. Reconozca en Jacobo Dicenta a Drácula, ese hombre atractivo sin edad, que cuenta con su Pepito Grillo particular, encarnado por una actriz luminosa como es Ana Azorín. Su personaje es fundamental para seguir la barroca historia, con sus irónicos comentarios quita hierro al drama, en el suma y sigue de aciertos para lograr el equilibrio entre la abrupta realidad del asesino sangriento, y el elevado misticismo del Vampiro.

En la imagen la actriz Ana Azorín, que realiza un trabajo excelente en la función como Pepito grillo del legendario Vampiro. Foto Ramón Paso
El espectador encontrará en la función un trabajo limpio, sugerente y sencillo. No hay nada más difícil en teatro que mostrar sencillo lo difícil. Y lo logra con el suma y sigue de aciertos de los que hablaba más arriba. A la suma de aciertos se añade el espacio escénico y los números musicales, que son otra elegante bocanada de aire fresco.
Ramón Paso sabe mover muy bien a los actores cuando dirige drama, y también sabe ponerlos a bailar, como en este caso. Aprovechando al máximo el espacio y a un reparto, que se mueven con una soltura que relaja la vista, en una eficaz coreografía en que el vestuario y el pelo de las chicas, se vuelven protagonistas.
Sé que alarga mi crónica, pero no puedo dejar de nombrar la precisa escenografía de María Fernández, el vestuario de Inés Kerzan y Ángela Peirat, que realizan un trabajo muy notorio al ubicar a los personajes en diferentes épocas. Jugando con los volúmenes de los vuelos de las faldas, y la estilizada largura de capas, y sobre capas, ayudan al actor a componer su personaje, y su figura, con un resultado estético excelente, como lo es la iluminación de Carlos Alzueta, el espacio sonoro de Jorge Muñoz, y la asesoría de movimiento de Ángela Peirat.
Drácula: Biografía no autorizada, es un espectáculo con mayúsculas, en el que queda impreso el cuño Paso, que a su labor de dramaturgo y director, ha tenido que añadir la delicada elección tanto de actores, como colaboradores técnicos.
El cuño de Paso es extensible a la compañía PasoAzorin. Una compañía que es un hecho singular, digno de atención por la continuidad de su trabajo, que cuenta con un plantel de actores casi fijos, y en el caso de Ángela Peirat, Inés Kerzan, aparte de aportar montaje tras montaje su sólido trabajo coma actrices, se han hacen responsables del vestuario y la coreografía, con la misma suerte.
Ángela Peirat Jacobo Dicenta y Ana Azorín, tres actores de una pieza, y tres hermosos vampiros para Drácula: Biografía no autorizada. Foto Ramón Paso
Poco más puedo escribir en esta desordenada crónica. Drácula: Biografía no autorizada, aparte de contar con todos los logros artísticos ya dicho, añado que es un gozo asistir a una función con tan buena factura, porque se puede “hacer de la necesidad virtud”, pero no, de la precariedad costumbre, y el espectador que paga cuando acude a un Teatro, merece un respeto y quiere ver una función con un acabado como el de esta obra.
Del reparto es difícil escribir, porque son un puzle bien armado, y todos están bien y contribuyen al buen resultado de la función, podrá destacar el trabajo de Ana Azorín, Inés Kerzan, Ángela Peirat o Jacobo Dicenta, pero ya sería entrar en mis filias particulares, y sería injusto con Juan Carlos Talavera, Jordi Millán, David DeGea, Ainhoa Quintana, Lorena de Orte, Guillermo López-Acosta y Laura de la Isla, porque el trabajo de todos ellos es compacto, y cuentan con un director que a todos les permite un momento de brillo particular.
Si han tenido la paciencia de leer lo que he escrito, no les cabrá la menor duda de que me ha gustado la obra. Les animo a que asistan a una representación de Drácula: Biografía no autorizada, como seguiré en Revista Tarántula admito reclamaciones, porque tengo la seguridad de que no las habrá.
Drácula: Biografía no autorizada, se estrenó el 9 de enero de 2020, en el Teatro Fernán Gómez -Centro cultural de la villa- Madrid, más información de fechas horarios y compra de entradas aquí.
Título Drácula: Biografía no autorizada Autor: Bram Stoker y Ramón Paso Dirección: Ramón Paso Reparto: Jacobo Dicenta, Ana Azorín, Juan Carlos Talavera, Inés Kerzan, Ángela Peirat, Jordi Millán, David DeGea, Ainhoa Quintana, Lorena de Orte, Guillermo López-Acosta, Laura de la Isla Iluminación: Carlos Alzueta Escenografía: María Fernández Vestuario: Inés Kerzan y Ángela Peirat Espacio sonoro: Jorge Muñoz Asesora de movimiento: Ángela Peirat Ayudantes de dirección: Blanca Azorín y Ainhoa Quintana Ayudante de producción: Sandra Pedraz Decker Diseño gráfico: Ana Azorín Fotografía: Ramón Paso Prensa y comunicación: María Díaz