Dos poemas de Andrés Cisnegro

Dos poemas de Andrés Cisnegro

Andrés Cisnegro. Camisa de once varas (BM, CDMX, 2021) es un recuento de sus primeros dieciocho libros. Recientemente en Nicaragua apareció su libro Zarrpastra, mapa de obra (400 elefantes, 2020) y en Chile, La perra láctea (Cinosargo, 2021). Cisnegro traza rutas vivas sobre poéticas del siglo XX e investiga la poesía matérica. Gestiona cruces generacionales, debates, reediciones, talleres, laboratorios, óperas primas y otras destrucciones necesarias. Entre ellas el Atlas Inverso de Poesía y el Biombo de movimientos continentales de poesía. Su poesía ha sido traducida al náhuatl, francés, inglés y portugués. Actualmente es operador del proyecto múltiple Cisnegro. Lectores de alto riesgo, coordinador de la revista Blanco Móvil y cátodo dístico en la revista La Piraña.

 

A continuación dos de sus poemas:

 

La lengua de los gatos

es una lija. O puede ser

la punta de un dedo

o el palpo de un pulpo.

 

Un cepillo que alacia remolinos.

 

Verás que un jardín sin hueso es.

La cepa en un hato de estrellas

o la piel erizada de un escalofrío.

 

Cuando ronronea, su rasguido

es dédalo converso a estática.

Parece muda, su lengua, y semeja

a la de un colibrí, porque charla

secreta mente con las cosas

y reconoce el ruido entre los árboles.

 

Estudia el sabor de las lagartijas

y recibe el saber de los pájaros.

 

Es un serrucho en lo profundo del bosque

la lengua de un gato.

 

Un miserable que limpia

el fondo de una taza.

O la pluma que nos frota

al momento del orgasmo.

 

Un esmeril o el segundero del reloj, su cola.

Un orfebre, su lengua, de aguda savia.

 

Las espinas de los gatos

son un bosque de coral.

La tinta invisible de una huella.

La delicadeza del puerco espín.

O el esqueleto de su peinado.

 

A veces, un gato cuando se mira

al espejo, se convierte en la cabeza

de una cobra, su rostro idéntico

al de una serpiente.

 

Miautismo, su idioma

miauxilia, miaumenta

mi aureola lame y mi auténtico

ruido, lima, con su habla.

 

La lengua de un gato es

una llama que chamusca

el vuelo de las aves: es

un gajo de toronja pelado a lo vivo.

 

O un cardo puesto en el plato

la felina lengua

la melena del mar.

 

*

 

Hay quien guarda al sol en una ventana.

O quien olvida ver el amanecer,

aún teniéndolo enfrente:

a algunos les fue mutilado

y lo conocen sólo en sueños.

Otros más lo prefieren en una pantalla

para no sentir su ardor.

Dorar o chamuscarse bajo el astro

a estas alturas pareciera ser lo mismo.

Ya venden el agua, ya vendieron la tierra.

El viento ya lo metieron en una careta

y el sol, que pareciera no tiene precio

vale la mitad de una moneda.

Quizá la poesía sirva, para decir

que nada es de nadie.

O para decir, mira ahí, y mostrar algo

que alguien no había visto

aunque siempre hubiera ahí estado.

Eso es lo primero que llega a mi mente

cuando respondo a Borges en silencio

y ustedes recuerdan la cita exacta

con la que sacó un flor de la ceniza.

Autor

Revista cultural

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