-¿Tú crees que en este Jardín Secreto hay ninfas, duendes y todo eso?
Dijo de forma inesperada desde el tronco donde estaba sentada. Yo, con los pies en el agua, dejé de mirar al firmamento abstraída, para mirarla a ella desconcertada. Por no inquietarla, le resté importancia volviendo a mirar el cielo.
-Claro que los hay, por todas partes –contesté-. Lo mismo que hay personas, ¿no es así?
Un tanto molesta, contestó:
-¿Por quién me tomas? De eso no hay duda. La humanidad es rotunda. Y siempre huele a peligro antes de que llegue.
Eso me tranquilizó. Ella, sin más, añadió:
– Bueno, por esta noche me retiro, estoy agotada.
Mientras la miraba ponerse en pie con dificultad, pensé que la eternidad era demasiado tiempo para cualquiera.
-Candelaria –le dije por último-, tu varita, que te la dejas entre las calas.
¡Qué bueno, Miguelángel! Me has tenido despistada hasta el último momento, pensé que las que hablaban eran 2 niñas. Me ha gustado mucho ese diálogo entre hadas, lo de que la humanidad huele a peligro antes de que llegue me parece una frase buenísima. Ahora me has dejado pensado en la eternidad, que siempre me ha dado un poco de miedo jeje. Un beso.
Preciosista y emotivo. Un placer leerlo.
Muy bueno, envolvente, tierno y misterioso.