Miguel Tubía, nos presenta una función que titula con una pregunta: ¿De qué vive el hombre? Una propuesta que de entrada no puede ser mas atractiva, se trata de un musical con canciones en directo de dos autores tan emblemáticos como son Kurt Wëill y Bertolt Brecht.
En la trama ideada por el autor, el director de la empresa «infraganti» somete a unas pruebas de actitud a dos candidatos «Bondad» y «Discordia», lo que les propone para acceder al puesto es tan cristalino como inmoral, pero como ocurre en la realidad los aspirante a este tipo de trabajos dedicados al arte de crear productos engañosos y captar de inversores, no pretende ni justicia ni equidad, ni tan siquiera un pequeño beneficio para el inversor. El único objeto de estos aspirantes es subirse al caballo ganador de los que practican el engaño lindando la ley, teniendo su amparo y como aliada la letra pequeña, y si para ello han de mentir y situarse en la mayor de las imposturas se prestan voluntarios.

Néstor Rubio y Alberto Frías son Prudencia y Discordia en un momento de la representación ¿De qué vive el hombre?
Miguel Tubía pone las cartas boca arriba de los tres personajillos desde el principio, los caricaturiza, parte con la complicidad del público y la evidencia; nos muestra como Prudencia y Discordia, nos son engañados, sólo engatusados con una forma de captación que el autor llama Kurtwëillterapia: lo más genuino en geribequias terapéuticas, inteligencia emocional y captaciones maquiavélicas», consistente en cantar y llevar literalmente a la práctica, precisamente lo que las canciones de Kurt Wëill y Bertolt Brecht, denunciaron con voz alta y clara.
Es curioso lo poco que han variado las cosas, y la vigencia de la obra de dos autores nacidos en el siglo XIX y escrita a principios del XX. Miguel Tubía en ¿De qué vive el hombre? crea momentos de belleza plástica en las sencillas coreografías, la calidad de Tubía sobre el escenario es notoria, cuenta con una técnica y contención impecable, realizando su trabajo con esa aparente facilidad de quién controla cada gesto, voz y movimiento.
La función a la que asistí le acompañaban Néstor Rubio, un actor que aún no ha conseguido relajarse y disfrutar en el escenario, confío en que con el tiempo y mas tablas lo logre, cantar canta y en ese palo se desenvuelve con soltura.
El tercer personaje lo interpreta Alberto Frías, un actor siempre brillante, dotado con una buena voz a la que él saca partido y una vis cómica digna de señalar. A Alberto Frías lo he visto en pocos meses protagonizar un «Pinocho» y participar en dos trabajos en el CDN, y sabe pisar con el mismo peso la pista del Price, el escenario del CDN o la Sala TU, en este casi bien dirigido por Tubía.

Néstor Rubio, Miguel Tubía y Alberto Frías en un momento de la representación ¿De qué vive el hombre?
Miguel Tubía consigue una función con un buen acabado, poder disfrutar de Kurt Wëill y Bertolt Brecht es siempre una delicia, y mas si las canciones son interpretadas en directo como en este caso, y con tan buen tino que lo hacen Néstor Rubio, Miguel Tubía y Alberto Frías, acompañados al piano por Adrián Graumann.
¿De qué vive el hombre? / Autor y dirección: Miguel Tubía / Canciones: Kurt Wëill y Bertolt Brecht / Interpretes Néstor Rubio o Manuel Tejero, Miguel Tubía o Daniel Orgaz y Alberto Frías / Pianista Adrián Graumann.
Sala TU C/ Velarde 15-17 (Pza Dos de Mayo) 28004 Madrid
En cartel todos los sábados de julio a las 23.00 horas.