Por NACHO CABANA.
En una crónica anterior hablábamos de Mountain de Yaelle Kayam, la sorprendente película israelí donde una judía ortodoxa descubre que en el cementerio del monte los olivos se practica la prostitución. Algo parecido le sucede al espectador de Much loved de Nabil Ayouch, un largometraje centrado en el día a día de unas prostitutas de lujo… en Marruecos.
La visión simplista y unitaria que los gobiernos occidentales y los medios de comunicación ofrecen machaconamente sobre los países árabes han creado una imagen monolítica de docenas de realidades tan diferentes como las existentes en cualquier otra latitud del mundo. La película de Ayouch, prohibida en Marruecos, es relevante precisamente por eso más que por sus medios cinematográficos. Su director traslada a un entorno exótico -y sobre todo inhabitual- unos comportamientos que asociamos a Europa o EE.UU.
Si sus protagonistas vivieran en Nueva York estaríamos ante The girlfriend experience (2016) de Steven Soderbergh, Philip Fleishman, Lodge Kerrigan y Amy Seimetz y es precisamente desde ese punto de vista, comparando el lujo anhelado por las protagonistas de una y otra ficción cuando la película que nos ocupa, por otro lado bastante complaciente con el espectador y algo previsible, se torna más interesante.
También habla de prostitución, masculina en este caso, la cinta venezolana Desde Allá de Lorenzo Vigas ganadora del último León de Oro en el cada vez más perdido festival de Venecia. Producida por Michel Franco y Guillermo Arriaga, contiene ideas interesantes de planificación (esos planos del protagonista a foco mientras todo a su alrededor aparece borroso) y un ritmo lento que no importaría si su historia no fuera tan predecible y, sobre todo, tan parecida a la contada en La virgen de los sicarios (2000) de Barbet Schroeder basada en la novela de igual título de Fernando Vallejo.
Es en todo caso el film de Venezuela es mucho más interesante que Chevalier de Athina Rachel Tsangari que lleva al otrora prometedor cine griego surgido de la crisis (heredado del teatro del absurdo y que ha dado frutos tan estimulantes como Canino -2009- de Yorgos Lanthimos o L -2012- de Babis Makridis) a un punto muerto donde ni siquiera la ocurrencia central que debería desencadenar el drama (por mínimo o absurdo que éste fuera) está expuesta con claridad. Una película en la que no hay donde agarrarse: ni en las interpretaciones, ni en la dirección ni siquiera en los paisajes donde se desarrolla. Lamentable.
El jurado oficial del festival, formado por la actriz Natalia de Molina, Diana Santamaria, directora de Capricci Films España y Matías Piñeiro, director de cine, concedió el Premio Talents D’A 2016 al mejor director al venezolano residente en Barcelona Andrés Duque por su film Oleg y las raras artes. El jurado oficial hizo una mención especial a John From del portugués João Nicolau per «su apuesta por una ficción original, vibrante y liberadora”.
El Premio de la Crítica a la mejor película fue a parar a Baden Baden de Rachel Lang.
Las cinco horas largas que dura la película japonesa Happy Hour de Ryusuke Hamaguchi provocó en los espectadores de su único pase un síndrome de Estocolmo que ha acabado otorgándole el Premio del Público.
El festival ha hecho caso a mis plegarias y el año que viene NO coincidirá con Sant Jordi. La edición del 2017 se celebrará entre el 27 de Abril y el 7 de Mayo.