D´A 2025: Feel bad, feel good y Minervini.
Por NACHO CABANA.
Hasta no hace demasiado tiempo el hecho de que una película tuviera distribuidora y se fuera a estrenar comercialmente en España constituía un criterio a la hora de seleccionar las películas que uno iba a ver en el marco de un festival o muestra de cine. Entre una selección de títulos necesariamente amplia, lo lógico era priorizar los largos que más difícil íbamos a ser luego para ver, al menos en pantalla grande.
Lamentablemente, esto ha cambiado, al menos en Barcelona (me atrevería a decir que desde el cierre de los cines de la cadena Yelmo en la capital) y, hoy por hoy, numerosas películas “de autor” o simplemente independientes (amén de algunas abiertamente comerciales) no se estrenan en la Ciudad Condal o lo hacen con un par de pases semanales a horarios imposibles en una sola sala.
Es por ello que hay que exprimir al máximo festivales como el D´A que este 2025 cumple 15 años trayendo al cinéfilo una muy aprovechable selección de títulos vistos en otros certámenes nacionales o internacionales.
De 27 de marzo al 6 de abril en los cines Mooby Aribau (sala 5 incluida), el CCCB, Zumzeig y la Filmoteca de Catalunya.
La película inaugural será La furia de Gemma Blasco, una contundente tragedia moderna que formó parte del D’A Film Lab Barcelona 2024 y que no quiere ser una película sobre la superación de un trauma, sino sobre la oscuridad que este genera en la víctima y su entorno.
El film se estrenó mundialmente en el SXSW de Austin, Texas, y ha participado en la Sección Oficial del Festival de Málaga. Ángela Cervantes (La maternal) encabeza un gran reparto que también cuenta con Àlex Monner (La ruta) y la colaboración especial de Ana Torrent (Cerrar los ojos).
D´A 2025: Feel bad.
Se rumoreó que iba a ser la película sorpresa de la pasada Zinemaldia, pero la proyectada fue Joker: Folie à Deux de Todd Philips; pudo haber inaugurado el Sitges Film Festival pero lo hizo Presence de Steven Soderbergh. Finalmente será el D´A 2025 el certamen donde se estrene en España la última película de Cronenberg, presentada en la Biennale de Venecia y con la que, al menos a priori, el autor de Videodrome continúa su regreso al tipo de cine por el que ha pasado a la historia del fantástico dejando atrás desiguales incursiones en terrenos más o menos alejados de sus dominios.
Se llama Los sudarios (The Shrouds) y narra, agárrense, cómo un empresario, destrozado por la muerte de su mujer, inventa una tecnología que permite a los familiares de difuntos ver los cuerpos en descomposición de sus seres queridos.
Otra película poco complaciente que veremos en el D´A 2025 será April de Dea Kulumbegashvili, cineasta georgiana de apellido imposible que, tras la estupenda (si se tiene el día) Beginning con la que ganó la Concha de Oro en 2020, presenta su segundo largo que le valió el premio especial del jurado en Venecia y el premio a la mejor película de la sección Zabaltegi del SSIFF. Narra la historia de una ginecóloga acusada de negligencia que deambula por la Georgia profunda practicando abortos clandestinos y manteniendo relaciones sexuales con desconocidos.
Si no fuera suficiente para el amante de las feel bad movies con los títulos ya citados, añádase Toxic de Saulė Bliuvaitė. Una película lituana donde, con el sueño de escapar de la tristeza de su ciudad natal, dos adolescentes forman un fuerte vínculo en una dudosa escuela de modelos donde se preparan para un casting regional que las lleva a maltratar sus cuerpos. Mejor película en el Festival de Locarno, Toxic es un riguroso retrato sobre una adolescencia rodeada de sordidez que recuerda a los primeros films de Harmony Korine.
Y también Viet and Nam, del cineasta vietnamita Truong Min Quy, uno de los films queer más contundentes del año visto en Cannes 2024. Narra cómo dos jóvenes enamorados trabajan en la mina mientras viven su relación en secreto a mil metros bajo tierra. Cuando uno de ellos decide abandonar Vietnam a través de un agente que se dedica al contrabando de personas en contenedores marítimos, se produce una fisura entre los sentimientos mutuos y el anhelo de una vida mejor.
D´A 2025: Feel good.
Mejor sabor de boca puede que nos deje la segunda parte de la trilogía dedicada a las relaciones contemporáneas del noruego Dag Johan Haugerud, Love. La primera Sex, está ya en Filmin y la tercera, Dreams acaba de ganar el Oso de Oro en Berlín.
O El idioma universal, de Matthew Rankin con la que ganó el premio del público de la Quincena de Cineastas de Cannes y fue considerada la mejor película canadiense en TIFF. O , quizás, Bagger Drama, de Piet Baumgartner, musical con excavadoras que hizo furor en el último festival de San Sebastián, donde ganó el premio de la sección New Directors. O Tú me abrazas, donde el argentino Matías Piñeiro se adentra en los textos de Pavese en solo 70 minutos vistos en la Berlinale. O La Prisonnière de Bordeaux, de Patricia Mazuy, la directora francesa de Bowling Saturn trae un film protagonizado por Isabelle Huppert.
D´A 2025: Retrospectiva Minervini.
Corría el año 2016 cuando en el D´A se proyectó un documental dividido en dos partes que nos sumergió sin bombona en lo peor de la América más profunda que ahora ha llevado a Trump a la presidencia por segunda vez. El otro lado fue un mazazo al documental concienciado cuya contundencia no se repitió en su siguiente trabajo también presentado en el D´A 2019, ¿Qué harás cuando el mundo esté en llamas?, a pesar de tener un tema (la comunidad negra del sur de Estados Unidos durante los brotes de violencia policial que recorrieron el país el verano de 2017) totalmente propicio a dejar KO al personal.
Ahora Minervini se pasa a la ficción con The damned, un western sin épica ubicado en plena Guerra de Secesión cuando el ejército norteamericano envía una compañía de soldados a los territorios del oeste cuya misión se descompone como lo hacen también su compromiso y motivaciones. La veremos en D´A 2025.
Minervini será el protagonista de la sección Focus que se iniciará con su ópera prima, The Passage (2011), primera parte de la Trilogía de Texas, donde Ana (Soledad St. Hilaire) descubre que tiene cáncer de pulmón e inicia un viaje en busca de un curandero acompañada de Jack (Mean Gene Kelton), exconvicto, y Harold (Alan Lyddiard), un peculiar artista británico con los que se fundirá en un muy necesitado abrazo emocional antes de que la realidad se imponga con toda su inclemencia.
Low Tide (2012), su siguiente trabajo, presenta el verano de un chico adolescente que vive con su madre soltera en algún lugar de los alrededores de Houston. La cámara de Minervini y su director de fotografía habitual, Romero Suárez Llamos, capta la soledad del muchacho sin nombre en su día a día: limpia su casa, pone lavadoras, pasa un rato en un parque de caravanas cercano y cuida a su madre que cada vez llega a casa más bebida cuando sale con sus amigos después de las largas jornadas de trabajo mal pagado en un hospital.
Los protagonistas de Stop the Pounding Heart (2013), primera película de Minervini que se presentó en Cannes fuera de concurso, ya habían aparecido en The Passage, y constituye la tercera obra de la trilogía texana. Minervini los recupera para contar las tribulaciones de Sara, la hija mayor de una familia de granjeros cristianos fundamentalistas que educan a sus hijos en casa para mantenerlos a salvo de las malas influencias del mundo exterior. La chica siente que se está enamorando de Colby, un joven jinete de rodeos, y su deseo precipita que se cuestione el papel de subyugación que le tiene reservado su familia en el futuro.
Aún quedan muchos títulos por revelar en este D´A 2025 que se aproxima, entre ellos los largometrajes y cortometrajes que integrarán su Impulso colectivo.
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