Por NACHO CABANA
Llega a su conclusión la edición 2023 del D´A con la que el festival de cine de autor de Barcelona recupera su brillo prepandémico al tiempo que se convierte en la mejor manera que tiene el cinéfilo de recibir la primavera: dentro de una sala de cine.
Y fue, para el que esto escribe, la última de las proyecciones a las que asistí (aunque ya había tenido un pase previo) la que me deparó la más grata sorpresa del D´A 2023. La película más redonda, la más perturbadora, la más a contracorriente de lo que suele imperar en festivales y muestras.
Foudre (Iluminación) de Carmen Jaquier es una película suiza sobre la represión sexual, la religión y cómo superar ambas cosas a través de la conexión con la tierra; como cambiar el techo del convento por el azul del cielo, la virginidad por la promiscuidad, a dios por el placer… aunque todo ello suponga momentos de expiación, dolor, vergüenza y exilio.
Es Foudre un film calculado en cada plano, de hermosos paisajes y rostros, que usa el descubrimiento de lo sucedido a un personaje ausente como motor narrativo sin que esta trama fagocite la película pero evitando, al tiempo, sumirla en la contemplación vacía.
Foudre no ganó ningún premio.
El de Talents, la sección en la que competía, fue a parar a Un sol radiant, producción catalana y obra colectiva de Mònica Cambra, Ariadna Fortuny, Claudia García de Dios, Lucía Herrera y Mònica Tort que ya se llevó el Premio D’A Film Lab el año pasado. “Un imaginativo relato de coming of age, sencillo y poético, que expresa la crisis de futuro de la juventud contemporánea» en opinión del jurado compuesto por Quim Casas, Leticia Dolera y Alba Sotorra.
En Un Impulso Colectivo, el Jurado formado por Alberto Lechuga, Zaida Cardona y Eugenia Mumenthaler concedió el premio de esta sección a La mecánica de los fluidos de Gala Hernández López por la capacidad de encontrar su relato a través de una investigación rigurosa, tanto formal como documental; un mediometraje virtual, íntimo y asombroso sobre el celibato involuntario y Tinder.
El otro mediometraje de la sección Un Impulso Colectivo se lleva el Premio OpenEcam, que concede el mismo jurado en colaboración de la escuela de cine de Madrid fue para Sóc vertical però m’agradaria ser horitzontal de María Antón Cabot por «su mirada cálida y lúdica, capaz de otorgar una particular dimensión espacio-temporal, que permite el encuentro inesperado entre dos mujeres aparentemente antagónicas».
Diez minutos para medianoche es el cortometraje ganador. Mario Sanz, graduado en la Elías Querejeta Zine Eskola, se lleva el premio de 1.000 euros por «lograr retratar al protagonista de la pieza desde una fascinación y cariño, que nos conecta con la fuerza de la mirada cinematográfica».
El Jurado de la Crítica —Andreu Marves, Nuria Vidal y Alberto Richart—, ha reconocido a Metronom, del rumano Alexandru Belc, por «la implicación de una historia personal en un contexto político y la fuerza de su puesta en escena».
El D’A Film Lab ha concedido el Premio Final Cut a Sobre todo de noche de Víctor Iriarte. Durante las sesiones de trabajo en la SGAE, se pudo visionar un corte de este futuro filme protagonizado por Lola Dueñas y Ana Torrent, con un guión del mismo director con colaboración de Isa Campo y Andrea Queralt.
En la sección de proyectos en desarrollo (Producción catalana emergente), se han concedido dos premios: Lokro Production para Mala gente de Sara Gutiérrez Galve y el Premio Music Library para Younger Days de Gerard Vidal.
El Premio del Público al mejor largometraje ha sido para la película argentina Trenque Lauquen, de Laura Citarella, producida por El Pampero, una obra de cuatro horas que se ha convertido en el evento cinéfilo por excelencia del festival.
El Premio del Público al mejor corto ha sido para Esta no es una película sobre Cardenete de Paula Martínez Artero, un fresco divertidísimo y transgresor, donde la directora se reapropia del material grabado en los 80 por tres hermanos de L’Hospitalet.