Contra los pastores, contra los rebaños, Albert Libertad

Contra los pastores, contra los rebaños, Albert Libertad

Albert LibertadAlbert Libertad nació en la ciudad de la que Montaigne fue alcalde, Burdeos, un 24 de noviembre de 1875, dentro de una familia muy humilde. Poco a poco, y ayudado por lo público, llega hasta contable. Pero ese trabajo “soñado” era una jaula demasiada estrecha para nuestro bello animal. Así, rompe con todo y comienza una peregrinación por Francia que termina en París, en donde encontrará unos socios del todo peculiares: mendigos anarquistas.

De aquellos días sabemos que se metió en más de una bronca. Destaca su enfrentamiento contra los curas que en el Sacré-Coeur daban alimentos a los pobres, porque para Libertad no era caridad lo que este mundo necesitaba, sino justicia. Aquella aventura le salió por dos meses en prisión. Por lo que sabemos, la cárcel lejos de suavizarle le entregó aún más fuerza, y al poco tiempo ya estaba metido en otro jaleo importante, pero estaba vez contra soldados. Dentro de una turba y al grito de “¡abajo el ejercito!”, se partió la cara con lo que él consideraba los perros guardianes del poder. En este punto se hace necesario decir algo de Libertad que suma puntos a su ferocidad: para andar necesitaba muletas. Así describe un coetáneo su estrategia de combate callejero: “se tumbaba en el suelo y con sus muletas trazaba terribles molinetes”.

Ahora bien, Libertad no sólo se peleaba cuerpo a cuerpo, también, y sobre todo, hacía uso de la palabra. Así, fundó la revista l´anarchie y promovió charlas populares.

Definió el anarquismo como la filosofía del libre examen, como un método que ante todo se debía aplicar en el individuo. Así, lo principal no era atacar las formas objetivas del poder, sino las subjetivas, aquellas formas de pensar que desde muy pequeños nos inoculan y que hacen que de mayores seamos eso que se conoce como “un buen ciudadano”. Libertad habla de una revolución interna, personal e intransferible, porque sólo de ella puede surgir un verdadero cambio. Esta llamada al individuo guarda un enfrentamiento directo con la masa. Libertad lo dice y lo repite: busca hombres y no rebaños, definiendo al hombre como alguien capaz de sostenerse a sí mismo y de liberarse de todo tipo de servidumbres. Dicho esto, entenderemos como Libertad arremete en sus textos no sólo contra el poder que somete, sino también, y con especial violencia, contra ese hombre-masa marcado por la sumisión, por el servilismo y por la cobardía. Pero también, contra esos grupos en los que las individualidades quedan anuladas,  que incitan a una revolución situada en un porvenir que nunca llega. No, Libertad pide que el hombre se haga hombre aquí y ahora, y que para hacerlo no necesite el “valor” que da el número. Y si Libertad murió con 33 años a los 20 ya lo había conseguido. Quien quiera comprobarlo no sólo tiene su biografía, también la magnífica selección de textos que Pepitas de calabaza nos ofrece.

Contra los pastores, contra los rebaños. Albert Libertad. Pepitas de Calabaza: 2013. Prólogo, traducción y notas de Diego L. Sanromán.

Esta reseña salió por primera vez en la revista Filosofía hoy.

 

Autor

Soy filósofo y hago cosas con palabras: artículos, aforismos, reseñas y canciones. De Tarántula soy el cocapitán y también me dejan escribir en Filosofía Hoy. He estado en otros medios y he publicado algo en papel, pero eso lo sabe casi mejor Google que yo.

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