El veneno del teatro de Rodolf Sierra, conocido autor valenciano nacido en 1948, perteneciente a la llamada generación de 82, junto a Alonso de Santos, Cabal, Amestoy, Sanchis, y otros. Hasta este montaje que presenta El Barracón, sólo se había representada en escenarios oficiales, y en ninguna ocasión la crítica ha sido generosa con la obra de Sierra. Incluso el legendario Eduardo Haro Tecglen, llegó a escribir después de su estreno, «que lo mejor que tenía la obra era su breve duración«.
Se estrenó 1982 al amparo del CDN, en la Sala Olimpia, remodelada después como Teatro Valle Inclán, con un montaje de La carátula, de Elche, bajo la dirección de Antonio González, traducida del valenciano al castellano por el hermano del autor Josep Lluis.
A pesar de su fría acogida, en 1985 la programó el CDN en el Teatro María Guerrero, adaptada en esta ocasión por José María Rodríguez Méndez y dirigida por Emilio Hernández, con dos actores de primera, José María Rodero y Manuel Galiana. En 2012 Mario Gas la vuelve a adaptar para Los Teatros del Canal, con los actores Miguel Ángel Solá y Daniel Freire. A pesar del éxito de público en España y Argentina, la obra sigue sin despertar las simpatía de la crítica.
Resulta curioso que César Gil un hombre con una experiencia tan larga elija esta obra, no solo para dirigirla, sino para que sea su despedida como actor, lo que es sin duda es un reto, del que a pesar de la dificutad sale airoso.
César Gil, seguirá con su labor de dirección en la compañía de El Barracón, pero este Marqués, algunos dicen que es el propio Sade, será el último traje que se ponga sobre un escenario, aunque quien es actor jamás deja de serlo y seguro que en papeles mas largos o mas cortos volverá.
La propuesta que nos hace Rodolf Sierra, y elegida por César Gil para su despedida es la siguiente: “En París, Gabriel de Beaumont, un famoso actor, es invitado por el marqués, un aristócrata conocido por sus aficiones extravagantes, a visitarlo en su palacio. Allí recibirá el encargo de interpretar una obra teatral sobre la muerte de Sócrates, escrita por el propio marqués. Pronto comprobará que todo es una trampa de éste para someterlo a un cruel experimento sobre realidad y representación”
De entrada el tema es vigente. El que un actor aún siendo famoso y reconocido, ante la llamada de un posible productor acuda a su casa palacio sin dudarlo y dispuesto a lo que sea, es un guiño a la necesidad eterna del teatro para encontrar mecenas, como dice un colega mío: siempre el teatro tan necesitado del dinero amigo…
El aristócrata, tiende una trampa al actor, para llevar a las últimas consecuencias la pregunta de, si un actor ha de implicarse psicológicamente con su personaje o si ha de guardar una distancia con él, para que le permita representarlo con objetividad. El aristócrata sin duda sostiene la primera teoría y no duda en llevarla a las últimas consecuencias, hasta aquí puedo llegar, si quieren saber mas tendrán que acudir al teatro para conocerlo.
El montaje de Gil, es honesto y naturalista y sobre todo no pretende lo que no tiene, con cuatro candelabros, una mesa, dos sillones y alguna utilería, saca adelante la función centrándose en el texto y la forma de decirlo.
El veneno del Teatro, es una función de engaños en que todo se representa, desde el primer momento en la escena están César Gil y Carlos Manrique Sastre, los dos actores que correrán con toda la representación. El aristócrata hará creer al actor que es un criado, por lo que está representando. Pero el actor finge estar airado cuando lo que está es impaciente por ser recibido, bendecido y financiado por el aristócrata.

Carlos Manrique y César Gil en un momento de la representación de “El veneno del teatro” de Adolf Sierra.
Sin duda una obra difícil de representar, porque es una representación dentro de otra representación. César Gil compone su personaje con la soltura de quien ha pisado mucho un escenario, y le da la réplica Carlos Manrique Sastre, un joven con maneras y buenas intenciones, al que seguiré con atención a partir de ahora.
El objetivo del grupo está cumplido, quizá sea heredero del mentado Estudio 1, del que Gil fue responsable, que dio una cultura teatral a varias generaciones, y les acercó títulos que jamás hubieran podido conocer sin este espacio. Algo similar es la labor que realiza El Barracón, acercando el teatro al público con los montajes de títulos variados e imprescindibles de los grandes del teatro. Y eso es mucho.
Título El veneno del teatro / Autor: Rodolf Sirera / Dirección: César Gil / Intérpretes: César Gil y Carlos Manrique Sastre / Sastre Iluminación y sonido Laura y Javier Martín / Comunicación y diseño gráfico del Cartel Jorge Moreno / Compañía El Barracón.
En cartel en Estudio 3, Calle de Núñez de Arce, 11, 28012 Madrid, los domingos 24 de enero, 7 y 14 de febrero 2016 19:00 horas.