¿Cómo pensar como Sherlock Holmes?

¿Cómo pensar como Sherlock Holmes?

¡Qué raro, cómo el cerebro controla el cerebro! (Holmes, «La aventura del detective agonizante»).

Con la llegada del verano, las editoriales se ponen manos a la obra para ofrecer a sus lectores libros que permitan, por un lado -y en un sentido amplio-, entretener, y por otro, enseñar algo de manera amena, sin complicaciones.

Bajo esta perspectiva estival, Paidós nos presenta una obra que, a juicio de Steven Pinker, supone «una deliciosa visita a la ciencia de la memoria, la creatividad y el razonamiento, ilustrada con la ayuda del detective más famoso de la historia. Una guía que le ayudará a controlar su propia mente», escrita por Maria Konnikova, licenciada en Psicología por la Universidad de Harvard: ¿Cómo pensar como Sherlock Holmes? 

Si echamos un vistazo al índice del volumen, comprobaremos que la autora se propone introducirnos en el cerebro del detective londinense a través de cuatro partes bien diferenciadas: conocimiento de nosotros mismos, la importancia de la observación y la imaginación, el arte de la deducción y el arte del autoconocimiento. Maria Konnikova describe en el prólogo la intención que persigue:

El objetivo de este libro es ayudar. Hace falta la metodología de Holmes para examinar y explicar los pasos necesarios para desarrollar unos hábitos de pensamiento que nos permitan conectar con nosotros mismos y con nuestro mundo de una manera consciente y natural.

A través de una prosa sencilla pero sin desfallecimientos, Konnikova nos abre las puertas de una de las mentes más brillantes de la literatura, cuya característica principal, a su juicio, no es tanto la inteligencia como la serenidad. «Es la mente que está presente y que es reflexiva, consciente de sus pensamientos y de su estado«.

Nuestro cerebro nunca deja de crear conexiones nuevas, ni de anular, a su vez, las que ya no usa. Tampoco deja de reforzarse en aquellas áreas en que lo ejercitamos. Konnikova explica que

Watson se sitúa en el mundo de la entidad cuando se declara derrotado: blanco o negro, o sabemos o no sabemos, y si nos topamos con algo que nos parezca muy difícil, en fin… mejor que ni lo intentemos, no vayamos a quedar ridículos. Para Holmes, en cambio, todo es incremental. No sabremos si podemos si no lo intentamos. Y cada desafío es una oportunidad de aprender algo nuevo, de expandir la mente, de mejorar las capacidades y de acumular en nuestro desván nuevos instrumentos que podamos utilizar en el futuro.

Mantener la calma es, para Holmes, indispensable para conservar su inteligencia a toda potencia. Así lo confiesa su inseparable amigo Watson en El perro de los Baskerville: «Yo sabía que a Holmes le eran necesarios la reclusión y el aislamiento durante las horas de intensa concentración mental en las que sopesaba hasta los indicios más insignificantes y elaboraba diversas teorías que luego contrastaba para decidir qué puntos eran esenciales y cuáles carecían de importancia».

Si queréis revivir las aventuras de Holmes desde un nuevo punto de vista, en el que el investigado es el propio detective, no dudéis en haceros con un ejemplar de la obra de Maria Konnikova, una lectura grata y atractiva para iniciarse en el pensamiento de Holmes, caracterizado por sus inolvidables escepticismo y mentalidad inquisitiva y curiosa en relación con el mundo.

Autor

Licenciado en Filosofía, Máster en Estudios Avanzados en Filosofía y Máster en Psicología del Trabajo y de las Organizaciones. Editor y periodista especializado. Twitter: @Aspirar_al_uno

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