Club La Sorbona, de Luis Artigue

Club La Sorbona, de Luis Artigue

Club La Sorbona es la última novela de Luis Artigue. Como aviso para navegantes el autor antes del prólogo incluye una cita de Thomas de Quincey perteneciente a Del asesinato considerado como una de las bellas artes:

«Si uno comienza por permitirse un asesinato uno no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del Día del Señor, y acaba por faltar a buena educación y por dejar cosas para el día siguiente».

Con esta cita, Luis Artigue hace la declaración de principios de que la medida de las acciones depende de la vara de medir de la que se valga el que lo hace. Y nos introduce desde el mismo prólogo en un mundo que se rige por sus propias normas, pero en el que sin poner en duda la infinita capacidad creadora del autor no tiene nada de inventado, porque vivimos si no en mundos paralelos, si en guetos que a poco que asomamos la nariz nos damos cuenta de lo párvulos que somos con sus reglas.

No es mi intención destripar argumentos y menos en este caso en que la novela es de intriga, pero si poner en antecedentes al lector de que el pretexto que utiliza Artigue, y digo pretexto porque la novela va mucho más allá del cuento que narra, que es la peripecia que vive Mr Tatel que recaba información sobre el paradero de  la flauta que recibió Mozart como obsequio  el día que fue investido como masón. Para seguir el rastro del instrumento musical se desplaza a Violincia, una ciudad donde cuentan con un buen equipamiento de bares de alterne y en la que conviven sin estridencia ciudadanos de a pie y putas.

Luis Artigue acierta con esta novela que para mí está escrita en un tono alto y positivo, aunque haya desapariciones y muertes. Utiliza un lenguaje muy rico en matices donde las putas hablan como putas, las maestras como maestras y los locos como locos, pero con un idioma común que antes o después todos comprendemos.

A mí la novela me ha fascinado porque aún exponiendo que cada individuo es una pieza única e irrepetible, sabe mostrar que tenemos muchos más en común de lo que nos separa, por muy excéntrica que sea la persona con la que nos medimos. No somos más que piezas de un puzle, y aunque no encajas más que con la pieza de al lado formas un mismo mosaico con el resto, y quizá quien más clara vea esa unidad es la mirada del loco. La locura, tema tabú, que Luis Artigue encara con valentía, que asusta y desazona hasta producir vértigo, cuando puede que la locura desnuda de corsés culturales o antropológicos es la única luz capaz de alumbrar alguna verdad.

Leer El club Sorbona es un ejercicio de gozo y dolor, porque a veces atenaza y eso se debe al talento del autor que libera el hilo de esa cometa que controla como un maestro. Te atenaza clavándote al suelo de lo cotidiano o mentando el tema locura, que funciona como un tiro, puestos a inquietar, pero también te otorga conocimientos que abren como alas para poder planear sobre esa Violincia donde queríamos respirar su aire y probar su fruto prohibido de pasión y locura aunque fuera sólo por un momento.

Club La Sorbona, de Luis Artigue, Alianza Editorial 2013

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *