De un corto vuelo llegué a la esquina y me quedé observando como nadie, ninguno de los que pasaba a mi lado, se elevaba ni un centímetro del suelo y supe que yo no quería ser igual.
“El último viaje” Charlie Levi
Es agradable el recibimiento con la música de fondo de Piazzolla. No consiste en una puesta en escena, como las tantas que tiene este argentino internacional que tiene su casa, a la que siempre regresa desde el año 1978, en Madrid. Es su particular forma de acogida, donde no puede evitar su raíz a pesar de haber recorrido el mundo con su arte y su sabiduría de siempre joven maestro del mundo escénico. El vino que me pone es un Rioja y el queso francés.
Este año he tenido 5 obras en cartel. Acabo de estrenar un monólogo que ya hice hace 15 años: El último viaje. Entonces me tenía que teñir de canas, ahora ya no.
Lo primero que sorprende de él es la energía vital que desprende, la afabilidad y ese deje de inteligencia reposada del que sabe que no sabe y es humilde en su sabiduría. Un internacional que ha absorbido con prestancia de allí a donde ha estado y aprendido.
Aunque lo que me marca es olvidarme de lo aprendido– y sonríe. Sonrisa cómplice del que manda su mensaje en clave de humor, porque la vida es tan seria como uno se la quiera tomar- Lo importante es levantarse cada día con un nuevo proyecto, con una nueva ilusión.
Es, quizás, uno de los mas prolíficos autores, directores y actores que hay en el panorama teatral madrileño. En este último año ha estrenado: Terapia2, La mirada interior, In Memoriam, Mami, Creo en Dios, El último viaje. Todas ellas con su compañía fundada en 2001, The Acting Company. Me salen seis.
Pues si- y da un trago a su Coca-Cola. Este año he hecho mucho teatro. ¿Sabes? Lo que me gusta del teatro es la complicidad que se establece entre los actores y el público, esa suspensión voluntaria de la incredulidad. Es una sensación hermosa.
Anoto con un círculo la frase; sé que me dará para pensar durante más de lo que dura esta conversación.
Los dos últimos cortometrajes, uno basado en un poema de Prévert: “Inmutablidad” y el otro:“El abrazo”, que una vez acabado me sorprendí a mi mismo convirtiéndolo en obra de teatro. Los he rodado en 4K y ahora están comenzando su andadura por festivales.
Después los visionaré y podré apreciar toda la poesía que emana del homenaje al cine francés de los años 50.
Charlie Levi también es cine.
Ahora que está de moda- y sonríe- trabajé con Martin Campbell En Casino Royal, y con Campanella en Vientos de Agua, en The Clinic con Carlos Kaiser, en Imaginario con Pablo Cantos.
No son las únicas películas de su filmografía. Ha rodado al menos 8 y en países diferentes. Y participado en series de éxito en España.
Sigo de charla con él, porque su entrevista no es al uso. El prolífico personaje no es a la usanza. Original, tranquilo, divertido, organizado, gran escuchador y orador comedido. Descubro sus tres novelas publicadas.
He publicado tres novelas El Ángel Equivocado (Ediciones del Dragón), El Último Viaje y El Tratado de las Almas Gemelas (Anjana Ediciones) y un Poemario “Reflejos” en OKML/Libros.
Y poco después una grata sorpresa: su voz.
¿Te gustaría escuchar un tango?
Su voz suena. Lo último de su discografía “Volar por Madrid” del CD “Tangos Madrileños”. Es tan interesante y de calidad como el resto de arte que posee. Música, voz y letra.
Y es que como cantante y músico destacó en los 60 y 70 como parte del grupo musical más exitoso de Argentina, Los Vips y luego como solista.
Después hice giras como compositor y solista por Estados Unidos, Japón, Sudamérica. En los 70, tuve un show musical televisivo con guión propio, después también me dio por actuar, dirigir y escribir seriamente, y me fui a Los Ángeles, California, para estudiar interpretación, dirección y producción y puedo asegurar que he aprendido con los mejores. La primera vez que estuve allí estuve en el Lee Strasberg Institute y comencé a actuar y a escribir mis primeras obras de teatro. También di clases en Los Ángeles y San Diego, después a Madrid, pero como parece que viajar y seguir aprendiendo me gustó seguí por Londres, París y Roma, Kiev y Moscú.
Pero afincando en España.
Aquí viven mis hijas: Jael y Nur. Y mis nietos.
Dos talentos conocidos, la primera como fotógrafa de la que podemos ver sus magníficas exposiciones y la segunda considerada como una gran actriz en el panorama español.
Y sonríe satisfecho cuando habla de sus hijas, de su vida en Madrid, de su pareja. El orgullo de amar por encima de todas las cosas. La obra de Charlie está teñida de relaciones de amor; lo imprescindible. Ese es su factor común.
Y la soledad- cierto, afirmo con la cabeza.
La soledad es esencia de la mayor parte de tu obra artística. ¿Por qué?
¿Por qué no? La soledad es la única que nos acompaña siempre.
¿Por qué nunca el regreso a Buenos Aires?, pregunto con curiosidad.
Últimamente he tenido ofertas para dar seminarios de interpretación e incluso de ir con The Acting Company a representar nuestras obras allí, y créeme que nada me haría más feliz. Hasta ahora cada vez que salía la oportunidad siempre por una prórroga de alguna de las obras o un rodaje o algún seminario. A lo mejor en 2016…
Y a raíz de esta reflexión, hablamos de “El último viaje”. Una delicia poética, reflexiva, emotiva y llena de verdad que recoge excelentes críticas y que he tenido el gusto de ver en “El teatro del arte” una sala emblemática del off madrileño.
“El último viaje” es un texto fácil de leer con una clara línea poética pero difícil para que durante la interpretación no se pierda esa poesía y que al mismo tiempo las palabras suenen cercanas y emocionen como lo hacen. Es una propuesta en defensa, como dice la obra, de rescatar de los cajones el olvido, de no dejar de lado a tanta gente que ha vivido de forma plena y apasionada, que ha amado, vivido y sufrido y que se ven abandonados por una sociedad que es ciega sorda y muda.
Charlie Levi Leroy, como escritor, actor, director o compositor, es poesía e ironía a partes iguales. Te hace reír y llorar, pensar y reivindicar. Un artista capaz de cambiar de registros y de géneros, pero siempre utilizando su propia firma, un código reconocible que gira al final dando un golpe a tu risa, a tu intelecto o a tu emoción.
Y acabamos la conversación, que por supuesto ha sido corta por lo agradable del contexto, y me voy pensando en un texto de una de sus obras: “Llegará el momento en que nuestro silencio será la normalidad de todas las cosas.”
*El último viaje se puede ver los martes a las 20:30 en la emblématica sala madrileña Teatro del Arte