En la imagen el actor Pablo Ríos -Absalón- Jerusalén en llamas, con dramaturgia de Bestiario y César Barló con dirección de Cesar Barló ©NachoSanz
Por Luis Muñoz Díez
Jerusalén en llamas, la pieza que nos presenta Bestiario, bajo la dirección de César Barló, es el reflejo en un cristal oscuro de una historia tenebrosa que persiste en el tiempo tomando variadas apariencias. En este caso entre divina y humana, por ser la del Rey David, tocado por la mano de los dioses, en este caso del único y verdadero, lo que le da la libertad de vivir en un estado de divinidad permanente, siendo como no puede ser de otra forma, sus pensamientos y hechos fruto de la mas pura justicia y razón.
La historia del rey David, encierra todo tipo de confianza en que el destino no está marcado, estimulando al trabajo y al esfuerzo como aconsejan los libros de autoayuda. David era uno de los hijos pequeños de Isai, por esa suerte numeraría le correspondía ser pastor, y no guerrero como sus hermanos. David mientras cuidaba el ganado tocaba su lira. Una lira que le llevó a tener el favor del rey Saúl, con su música templaba el ánimo del rey.
Parece que Saúl, tenía razones para no conciliar el ánimo, por haber hecho cosas que disgustaban al vengativo dios del antiguo testamento. El profeta puntual, anunció una lucha para lavar afrentas con un enfrentamiento sangriento, en la que participaría un hijo de Isai. David andaba en la ciudad como mero mensajero, para saber de la suerte de sus hermanos «gloriosos soldados», cuando se propuso el desafío al gigantesco Goliat, una criatura fuerte e indefinida. David quiso plantarle cara, pero nadie tuvo en cuenta al pastor, pero como contaba con el favor del rey, este le prestó su armadura y le permitió participar en la lucha, pero el joven David, lo hizo de una forma tan particular como poética, acudió al encuentro desnudo, con su onda de pastor, y su pericia.
La victoria del joven le convirtió en un héroe popular, un elegido. Fue soldado junto al rey Seúl, y con su hijo coronado, y en contra de todo lo previsible en su destino, acabo siendo el rey de Judá. Bendecido por el Dios verdadero, hermoso, justo dentro de lo que se podía esperar y poeta. La historia tallada por 11.001 escritores es compacta y plena de sugerencias, el cuerpo del héroe ha sido pintado y tallado recreándose en la perfección de su cuerpo, hasta la saciedad.
Bestiario y César Barló toman de base los textos de Los cabellos de Absalón de Calderón de la Barca y La venganza de Tamar de Tirso de Molina, como referente de los avatares de unos personajes tantas veces fabulados. Como saldo queda Jerusalén en llamas, con una dramaturgia cristalina, han administrado los datos con buen pulso que, a veces si se dan en exceso, lejos de aportar información, lastran la narración. Y se centra en el momento de divinidad en el que vive el rey David, para mostrar el poder con mayúsculas abstrayéndolo del tiempo, para captar esa embriaguez que embarga a los que lo ostentan y provocan hambrunas, guerras y éxodos que se mantiene en vigor desde las apocalípticas historias de rencor y venganza que narra el antiguo testamento, al día de hoy, con decisiones como bombardear a poblaciones con la tecnología mas sofisticada, que apenas viven en las precarias condiciones del medievo.
Al entrar en la sala para ver una representación de Jerusalén en Llamas. Es un espacio iluminado por la luz inclemente de unos fosforescentes a la vista, sin orden, aparentemente puestos allí para molestar al que mira. Amueblado con unas mesas de aséptico acero, como las que se emplean en mataderos y las morgues, en ambos casos para manipular carne muerta. Un espacio escénico perfecto para albergar las desasosegadas historias a dirimir, diseñado por el siempre acertado Juan Sebastián, que también firma con éxito un vestuario que dará mucho juego.
Del espacio que evoca la ausencia de vida, emerge la figura de una presencia vestida y pintada de negro, como los ojos trascendidos en blanco y azul agua, parece una hechicera o la misma muerte, encarnada de manera perturbadora y enigmática, por la actriz Lorena Cervera. Tras la fría dama, como si volviera a dar señales la vida, irrumpen en el escenario unos ruidosos soldados. Sudorosos y polvorientos, vistiendo con una especie de ezor, atado a la cintura, haciendo ostentación de una virilidad avasalladora propia de la milicia.
En el barullo se identifica el propio Rey David -Borja Minaya-, como perteneciente a la divinidad de los heroes con derecho de pernada con el poder. Al que no le afecta las precariedades y hambrunas que atañan al común de los mortales, y que por su condición nada tiene que ocultar, porque todo en él, es digno de admiración y alabanza. Subido sobre una mesa, y ciñendo una suerte de corona, entre de espinas, y de rey, interpretará por su condición de poeta a modo de oración, la canción Aleluya, para después de hacer un striptis en toda regla, pleno de simbolismo, sacándose con la ostentosa sensualidad el ezor en forma de falda, para después encarar al público, con fuerza.

El actor Borja Minaya -Rey David- César Barló dirige «Jerusalén en llamas», para Bestiario ©NachoSanz
El palacio es un hervidero de conspiración y deseo, tres de sus hijos: Amón, Támar y Absalón, se empeñan en variar la historia con diferentes varas de medir, para Amón consumar el capricho de deseo por su hermana Tamar, instigado por el susurro constate de su consejero –Patricia Berenguer-, un acto totalmente lícito dado que es hijo del rey David y el llamado a sucederle. Amón está bajo el cielo protector de un heredero, para Tamar es una humillación en su condición, y para Absalón condenado al pastoreo como hijo pequeño, sustituye como heredero a Amón, si es castigado por tan vil acción por su padre. Cómo no recibe la respuesta de su padre que desea, se tomará la justicia por su mano, pero como encierra la moraleja de la pieza, no existe hecho con consecuencia previsible, el rey David, es todo un ejemplo.
Al rey en su condición divina en la vive, en nada le altera el cómo satisfagan sus hijos su lívido, aunque haya sido por la fuerza como es el caso de Amón y Tamar, hecho para él nada relevante, como tampoco le importa no ser, quien construya el Templo, para un tirano, él siempre ha cumplido con creces con sus súbditos, una mera gleba sin cara.
Absalón ha puesto el reloj en tiempo de descuento en espera de que Amón perpetre la violación a su hermana de padre, con la música del NO-DO, el informativo en que se difundía la salud del pueblo y la crónica social durante los 40 años del régimen de franquista. Barló introduce un cuento erótico excitante como de un libro erótico de la colección la Sonrisa Vertical, en que la actriz Paula Susavita, nos cuenta sus escarceos eróticos con un joven rubio de ojos azules, en una furgoneta, y con ella misma.
La puesta de escena, en la que conciencias y cuerpos van tornado color, de la arcilla primigenia o el negro del tizón cuando la materia acabada por el fuego devastador. Los actores a veces, para decir sus discursos se encaran con un foco que, juegan a ser cámaras que recogen permanentemente los hechos. César ha sabido rasar texto y dirección, sazonándolo el montaje con la irónica frivolidad, que quita tanto hierro a la historia, y se agradece.

El consejo boca oreja -Rey David- César Barló dirige «Jerusalén en llamas», para Bestiario ©NachoSanz
El reparto se divide entre la amoral superioridad del rey, y su niño mayor y heredero, que tanto el actor Borja Minaya como Moisés Chic, respectivamente componen su impostura con una naturalidad, rotunda y cautivadora, y cuentan con un físico que ayuda a imaginar que pasean por la misma Jerusalén, antes o después de las llamas.
La actriz Lorena Cervera, anda entre lo humano y lo divino, dándole al personaje el empaque que precisa. El fiel consejero Patricia Berenguer, pertenece ya a los personajes que pisan la tierra, y conspira cual humano, durante toda la representación semioculto como para destacar su función de transmisión de boca a oído A la bella Tamar, la interpreta con sensibilidad la actriz Paula Susavita, es víctima de un deseo indeseable, precisamente por ser deseada por su hermano Amón. Y si Amón la usa para satisfacer su lívido por un momento, su padre no considera afrenta en el hecho, y Absalón -el personaje que más pisa tierra pieza-, interpretado con intensidad por Pablo Ríos, la usa para exorcizar su futuro de pastor de la misma manera que Amón, pero con el agravante de que también son hermanos de madre.
Una de las escenas de más belleza pástica es cuando Tamar -Paula Susavita y Absalón -Pablo Ríos-, cuando asesinan a su hermano Amón -Borja Minaya-, al que cubrirá un paño que los delatará el crimen ante los ojos de su padre -Moisés Chic-
Barló, hace un guiño al aquí y ahora, con una improvisada rueda de prensa con medios tan variados como la Sexta, Sálvame Tomate, El chiringuito o el País, las respuestas totalmente similares a las que cualquier político actual responde mintiendo con impunidad. La rueda, no es un chiste para satisfacer al espectador, ni abarata el texto, es un aviso para saber que esas aptitudes se las permite quizá, su condición momentánea de divinidad, como la que ostentó el mítico rey David, nada ha cambiado en esencia, y el viejo mediterráneo sigue siendo sepultura de los desheredados, como en el tiempo del sibarita rey, por lo que es importante denunciar que la “condición rey David sigue viva” se conserva integra, y de ahí, la vigencia del teatro, y la escritura, porque ninguna manifestación de arte se puede considerar como tal, si no cumple con alguna función de bálsamo sanador.
Jerusalén en llamas, está programada: martes 19, miércoles 20 y jueves 21 de julio de 2022, dentro del clasicOFF, el X Festival Experimental de Teatro Clásico de Nave 73
Texto original: Tirso de Molina y Calderón de la Barca Dramaturgia: Bestiario y César Barló Dirección de escena: César Barló Intérprete: Patricia Berenguer, Lorena Cervera, Moisés Chic, Borja Minaya, Pablo Ríos, Paula Susavila Escenografía y vestuario: Juan Sebastián Composición musical: Pablo Van Waes Espacio sonoro: Sergio Bascuñana Apoyo vocal: Manuel Palomino Apoyo coreográfico: Anna Alcázar Técnico de luz y sonido: Marta Pavía Fotografía y videos: Nacho Sanz Producción: Bululú2120
https://youtu.be/FJNho9XRbP4