“Si quería huir de ti, tenía que huir también de la familia, incluso de mamá”
Franz Kafka – Carta al padre
En noviembre de 1919 Franz Kafka (Praga, 1883) escribió «Carta al padre», que originalmente debía ser entregada a Hermann Kafka, pero la madre del escritor jamás se la dio a su marido. Por otro lado, Franz, antes de morir en 1924, le ordenó a su amigo Max Brod que destruyera todos sus escritos inéditos. Brod en cambio decidió publicar la obra entera de Kafka y gracias a ese gesto, millones de lectores en todo el mundo se han podido beneficiar de un legado literario único que constituye el punto de inflexión para argumentar la exposición que se inaugura en la Galería Theredoom (c/ Doctor Fourquet, 1-3, Madrid), el martes 7 de noviembre a las 19h.
Dadas las circunstancias, apreciamos en la historia de «Carta al padre» que el escrito, cuyo fin era quizá un acercamiento del hijo hacia el progenitor, una manera de comunicar a través de un texto algo que verbalmente el temor siempre le impidió transmitir (la carta de hecho inicia así: “Querido padre, hace poco tiempo me preguntaste por qué te tengo tanto miedo”), finalmente nunca llegó a su destinatario. Pero sí alcanzó la fama póstuma como libro editado en decenas de idiomas y a la venta en todo el mundo. Este año, 2017, es además el sesenta y cinco aniversario de su publicación, que tuvo lugar en 1952, con lo cual nos enfrentamos a un diálogo inicialmente inacabado y que en cambio se reanudó a través de una comunicación inédita, inesperada, absolutamente en contra de la pretensión inicial del propio interlocutor, y que sin embargo otorga una nueva vertiente al arte y a quienes lo definen y lo legitiman -o no- como tal: el público.
En mi propuesta como comisario, he trasladado a las artes visuales, junto a la creación poética y literaria, este cuadrilátero de protagonistas compuesto por el autor, la madre, el amigo-mediador y finalmente las personas que «reciben» el proyecto artístico, nada más y nada menos que el público que entra en la galería. Concretamente pedí al joven escritor Alejandro Molina Bravo (Madrid, 1987) que redactara un texto con plena libertad en cuanto a estilo y extensión del mismo, con excepción del título, que iba a ser Carta al padre. A los pocos días Alejandro me envió su obra y yo se la hice llegar a la artista Anamusma (Madrid, 1972).

La instalación-performance conlleva la participación activa de los visitantes; por eso quienes entren a la exposición estarán llamados a tomar unas decisiones que influirán directamente en el espacio, modificándolo perpetuamente, día tras día, hasta la clausura de la muestra, prevista para el 25 de noviembre.
El proyecto se gestó a lo largo de los últimos dos años, cuando empecé a interesarme por esta emblemática obra de Kafka y según avanzaba la lectura del texto se iban abriendo ante mí una selva de recuerdos tan profundos como la añoranza y, a la vez, tan oscuros como son los silencios que se tiñen de vergüenza y suman substratos de una lejanía efímera pero igualmente punzante, dolorosa y acerba. Hay, de hecho, varias similitudes entre la misiva de Kafka y algunos de los sentimientos, circunstancias, percepciones y silencios sin (aparente) salida, que rodean la relación con mi propio padre. Y eso no se debe a que Carta al padre es un escrito que nace en respuesta a una pregunta que tiene a que ver con la turbación, el desasosiego, incluso quizá con alguna forma de cobardía. Yo casi nunca le he tenido miedo a mi padre, es más, siempre he admirado su tesón, los esfuerzos constantes para mantener una coherencia con sus principios y su entrega incondicional a la familia: una dedicación que ha marcado las prioridades esenciales a seguir, para él, y que ha derivado en unas pautas de conducta inamovibles, para mí.
Quizá lo que más me haya costado lograr en mi vida es definir un espacio en el que pueda tomar conciencia autónoma de mis decisiones. O, dicho con palabras del escritor: “Mi autovaloración dependía de ti más que de ninguna otra cosa”. Es cierto que los mil ochocientos kilómetros que separan Madrid de Venecia y los casi diez años que nos han alejado, desde cuando me fui de mi país en el 2007 para vivir en España, han ido llenando algunos vacíos que se interpusieron entre nosotros a lo largo de veinticinco años de convivencia. En esta labor de búsqueda de unas palabras omitidas por la incomodidad que generan algunos argumentos, la presencia de mi madre ha sido, y sigue siendo, una pieza insustituible. Es ella el más veraz y sincero encaje de una relación que se basa en la inestabilidad de un amor auténtico. Quizá, el verdadero miedo reside en dar voz a unas emociones que no corresponden a la firmeza de nuestras posturas, a los cánones establecidos por una sociedad que difícilmente tolera comportamientos no reconducibles a lo establecido.

CARTA AL PADRE ha sido seleccionado por la crítica e investigadora de arte Margarita Aizpuru, de entre los proyectos presentados en el curso “El comisariado y la organización de exposiciones de arte contemporáneo y actividades artísticas” realizado en abril de 2017 en la galería Theredoom.
Además, en el recorrido histórico de la obra que tomamos como referencia para el desarrollo de este proyecto artístico, la figura materna juega un papel crucial, siendo ella también protagonista del texto (varias veces es mencionada y en algunos casos en contraposición con la figura del padre) pero sobre todo porque la decisión de no cumplir con la entrega de la misiva escrita por su hijo, despliega un abanico de variables que nuestra exposición asume como constante en su modus operandi. Hay unos elementos clave en la instalación-performance de Anamusma (que no voy a desvelar, ya que invito a todos los lectores de Tarántula a que los descubran personalmente, el próximo 7 de noviembre) que convertirán al público en el verdadero protagonista de la muestra; por eso quienes entren a la exposición estarán llamados a tomar unas decisiones que influirán directamente en el espacio, modificándolo perpetuamente, día tras día, hasta la clausura, prevista para el 25 de noviembre.
El amor y el miedo, a menudo, son cómplices de unos vacíos que se incrustan en el tiempo marcado por nuestra existencia y autores de una sensación de vergüenza que muchos hemos experimentado una, o varias veces en la vida. Con esta propuesta queremos desatar, despertar y llegar a un punto de contacto con quienes nos visiten, para compartir unas emociones que, posiblemente, nos acerquen los unos a los otros más de lo que creemos, callándonos juntos detrás del ruido de nuestras memorias más recónditas, o leyendo en voz alta aquellas palabras que nos hemos callado, porque el silencio habla de nosotros, y nos dice que quizá sea el momento de dar voz a nuestros recuerdos, antes de que éstos desaparezcan para siempre: huir para reencontrarse.
CARTA AL PADRE
– Exposición comisariada por Andrea Perissinotto
Con obras de la artista Anamusma y la participación del escritor Alejandro Molina Bravo
Inauguración martes 7 de noviembre a las 19h
La exposición quedará abierta del 7 al 25 de noviembre (ambos inclusive).
Consultar horarios aquí.