Carmen Machí en Juicio a una zorra de Miguel del Arco

Carmen Machí en Juicio a una zorra de Miguel del Arco

Juicio a una zorra, es una función escrita y dirigida por Miguel del Arco. Estrenada en la LVII edición del Festival de Méridavuelve a la cartelera en el Teatro de La Abadía, donde llegan autor-director y actriz abalados con las mejores críticas y sus maletas cargadas de premios. Juicio a una zorra es un monólogo en el que se permite hablar a una de las mujeres más cuestionadas de la historia: Helena de Troya, mito de belleza, causante ella solita de una guerra, asedio y saqueo de una ciudad sólo para liberarla. Con ironía, el autor pone en boca de la propia Helena estas palabras: «Se me  puede considerar un arma de destrucción masiva». La historia de Helena, la irresistible Helena, la sensual Helena, la pérfida Helena, la bella Helena… es de sobra conocida, pero la obra de del Arco tiene otro propósito. En mí opinión, podría ser a Helena o a cualquier otra mujer «mito» de la historia a quien se le sometiera a este juicio.

La función que se representa en La Abadía, no nos muestra a una Helena ni regia ni diga y única hija de Zeus con una mortal -aunque ella dialogue con los dioses con la familiaridad que le corresponde por parentesco. Miguel del Arco nos presenta a su Helena en un espacio neutral, fuera de tiempo, pero inequívoco.  Helena se someterá a su juicio particular en un espacio escénico similar a una barra americana, vestida de rojo, con el pelo rubio platino, similar al de una prostituta de manual. Quizá, porque al ser mujer se le juzgará principalmente porque fue su belleza la responsable de los estragos que propició la más famosa guerra de la Antigüedad: diez  años de muerte y destrucción. Pero Helena formulará una pregunta que se responde por sí misma: «¿quién podía creerse que todo ese despliegue era realmente por mí?»

Carmen Machí es un peculiar Helena de Troya en Juicio a una zorra de Miguel Arco

Carmen Machí es un peculiar Helena de Troya en Juicio a una zorra de Miguel del Arco

La actriz Carmen Machí es ya dueña del personaje y lo conduce con una naturalidad que sólo es fruto del dominio absoluto de la escena que tiene. El personaje de Helena, pasado por el tamiz de la Machí, y el juicio al que se quiere someter, no puede estar de más actualidad. Se podrían citar tantos nombres… pero no es necesario, porque están en la cabeza de todos, «dioses» con pies de barro en los que se confunde la persona y personaje, una confusión en la que puede vivir el mismo interesado siendo víctima y verdugo al mismo tiempo, y mientras clama intimidad no podría vivir fuera del foco ni prescindir de las prebendas que acarrea su posición. Son auténticos mitos modernos y cotidianos que se cuelan en nuestra vida, y son amados por una masa sin cara hasta el delirio. Pero ese amor es un arma de doble filo, porque si esa masa se siente traiciona, serán ellos mismos quienes machaquen al personaje amado con una saña solo proporcional al inexplicable amor que sintieron antes por él.

Cómo muchos de esos dioses con pies de barro actuales, lo que pide Helena, si después de exponer sus razones es absuelta, es simplemente: «el olvido para poder disfrutarlo una eternidad«.

La función dura una hora que se pasa sin sentir, ya que cuenta con un texto ágil e inteligente de Miguel del Arco, y Carmen Machí pone vida y pasión al personaje de Helena, lo eleva y lo hace cotidiano con la misma facilidad que se maneja una cometa.

Carmen Machí y Miguel Arco, actriz y autor-director, en un magnífico retrato de Sergio Parra

Carmen Machí y Miguel del Arco, actriz y autor-director, en un magnífico retrato de Sergio Parra

Lo anterior se escribió despues de asistir a una representación de  Juicio a una zorra en el Teatro de  La Abadía, donde se representó del 17 de abril al 5 de mayo de 2013.

En cartel en el Teatro del Barrio -Madrid- del 21 al 23 de octubre de 2015

Texto y dirección Miguel del Arco / Reparto: Carmen Machi / Música Arnau Vilà / Iluminación Juanjo Llorens / Espacio sonoro Sandra Vicente (Studio)

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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