Sebastián Moreno muestra su nuevo trabajo, que se representa en Sala de Teatro La Usina de Madrid. Se trata de Cara de cuero, una función inspirada en un relato del escritor Helmut Krausser, basado en un hecho real que sucedió en Alemania, donde el artista Werner Bloy, mientras ensayaba un espectáculo de preformance, fue acribillado a balazos por la policía, que por la vehemencia con la que preparaba su espectáculo lo confundió con un verdadero asesino que tenía secuestrada a una mujer, que resultó ser su novia.
Este sería el argumento real que reflejó en su relato el escritor alemán y que fielmente pone en escena Sebastián Moreno, pero después y antes de ver la función surge la eterna pregunta: ¿de qué lado de la imprecisa línea que separa la cordura y la locura queda la iluminación que precisa un artista extremo? La respuesta es un ¡vaya usted a saber!
Una locura bien encauzada puede dar muy buenos frutos en el arte, distancia de la realidad lo suficiente como para abstraerla y retratarla de una manera más clara y objetiva, y al artista la sociedad bienpensante le concede mucha holgura de privilegios en su comportamiento social, sexual, que afearían y no toleraría en un boticario o un charcutero.
¿Qué grado de locura embargó a Werner Bloy a la hora de preparar su espectáculo?, por lo que pasó se supone era muy alto. ¿Su novia estaba realmente en peligro? Probablemente sí, porque a los seres próximos no los vemos tal y como son en realidad, sino como nosotros imaginamos que son. ¿Actuó correctamente la policía? Si se pueden conjugar de alguna forma el verbo acribillar -a balazos- con el apelativo correcto. No lo sabemos ni nos importa, lo que queda claro después de ver la función de Sebastián Moreno es que nuestra vida se parece más a una plastilina moldeable que a una arcilla que queda rígida una vez configurada, y como ejemplo tenemos al artista Werner Bloy.
El artista vivía encerrado en su casa obsesionado por la violencia, veía sin descanso la película de La matanza de Texas. Avisaba a su novia del peligro que suponía el simple hecho de salir a la calle y predecía que si seguía empeorando la situación directamente no se podría salir. Este desoladora idea de la situación residía solo en la mente del artista, mientras su novia salía para cumplir con su trabajo o comprar cerveza, y el mundo seguía con sus rutinas cotidianas. Pero él, como en su peligroso juego, convirtió en realidad la peor de sus pesadillas, y de ese exterior que tanto miedo le daba le llegó una ensalada de tiros que acabó con su vida y sin salir de casa.
La obra creo que fue adaptada por Albert Plá en los 90, no conozco su resultado pero la función que he visto en Sala de Teatro La Usina, que firma Sebastián Moreno, tiene toda la fuerza dramática para dejar al espectador clavado en su butaca, y sobre todo conduce a la reflexión de que sin duda somos nuestro peor enemigo e inconscientemente trazamos un destino que acaba siendo inexorable.
La Sala Teatro donde se representa es perfecta para esta función, su profundidad permite moverse y esquivarse a los personajes con holgura o arrinconarlos de una manera que asfixia.
Los actores hacen un buen trabajo en su labor de «Bella» y «Bestia». La actriz Vanessa Guerra es realmente bella, y la belleza es siempre admirada, pero la ostente tanto un hombre como una mujer surge la sospecha de si detrás de esa belleza hay algo más, en este caso sin duda hay mucho más porque Vanessa Guerra es una buena actriz. Pero el papel bombón es el del artista que navega entre la locura y la realidad. Juan Orellana realiza un trabajo notable porque sorprende y cala, a veces hasta la desazón, y para mi toca la cuota más alta cuando se sienta en el cubo de basura, se encara con el público y desgrana su monólogo.
Reconozco que no es una función cómoda de ver, porque es violenta, cruda y Sebastián Moreno no lo evita, pero si consigues rasgar el velo de esa crudeza hay muchas pautas para descubrir que somos nosotros quienes marcamos nuestro propio destino.
Cara de cuero, está basada en un relato de Helmut Krausser
Adaptación y dirección: Sebastián Moreno
Dónde: Sala de Teatro La Usina. Madrid C/ Palos de la Frontera nº 4
Cuándo: Los viernes, 22 y 29 de noviembre a las 20h
Intérpretes: Juan Orellana y Vanessa Guerra.