En la imagen la actriz Amparo Pamplona, con su mascarilla de rigor, lleva a cabo la lectura dramatizada de Canto de gorrión, que paseas por mi mente, de Sebastián Moreno, dirigida por Denise Despeirux
Por Luis Muñoz Díez
En la pieza Canto de gorrión, que paseas por mi mente, Sebastián Moreno entreteje un texto propio, con la letra de una canción que pertenece con otro puñado al inconsciente colectivo. Se trata de Amor de hombre, que pertenece a *La leyenda del beso, con lo que el autor uniforma lo lírico, con lo cotidiano.
La letra de la canción está conformada de hermosas figuras simbólicas, y el autor en su texto pone los pies en la tierra a ese hombre iletrado, protector, y al que le olían, tanto los pies.
No puede ser un azar que el autor elija cómo guía de su texto, una canción en que su primera estrofa dice “Ay¡, amor de hombre que estás haciendo llorar, una vez más”, pura copla, tan fértil en el sado-maso emocional. Amor de hembras que asumen sumisas su destino, avasallada por un macho idealizado, que duele cuando está, y se extraña si se marcha.
No me sorprende que Moreno haya tomado como referencia para su obra, una canción que estimulaba alguna fibra escondida, y sensible, más allá de sexos o tendencias.
Cuál es la añoranza que suscita ese amor de hombre o de que utopía se trata, sinceramente lo ignoro, pero cada vez que escucho la sensual voz de doña Amaya Durango, siento nostalgia.
Moreno uniforma lo sublime y lo cotidiano, nos presenta a una mujer que habla a su hombre muerto. Ella, prepara el equipaje material y emocional. Mientras habla, llena las maletas con ropas, objetos, y recuerdos inmateriales.
Por un momento no sabe como llevarse los silencios, o los amortiguados gritos gozosos, disimulados de cuando se amaban, para que no les oyeran sus hijos.
Todo lo que dejo su hombre, permanece en su sitio y va ocupando su lugar en la maleta, únicamente nota que no queda ni resto del su olor a pies, que lo recuerda tan perturbador, como a él mismo.
La mujer ha llegado al punto en que los recuerdos se visualizan como un árbol sin hojas, sin matiz. El tiempo ha arrasado, no solo limitando los planes de futuro, también en su cuerpo, que le muestra sus ojos de manera inclemente. Vive un tiempo de opaca añoranza, porque llegados a un punto, cuando las fuerza y el tiempo se aminoran, se economizan, tanto para sufrir, como para desear.
Sus maletas están llenas, e insiste que así pesan menos, quizá porque ya todo está dentro, el deseo y su desazón ya son pasado.
Mira sus manos y ve las de su madre, no las tiene como su madre, son las de su madre, una forma de aceptar que pertenecemos a una cadena, y ella es únicamente un eslabón, como lo fueron su madre, su abuela, y lo serán sus hijas, y nietas, con el tiempo marcado como un calendario laboral, en que habrá primavera y verano, pero también otoño e invierno.
De la dirección se ha hecho cargo Denise Despeirux, una mujer de teatro con voz y cuño propio, que nos llega como bien timbrada voz, desde su condición de mujer que habla alto y claro, por lo que es la profesional perfecta, para dirigir esta este poema al amor en prosa, y al desamor, cara y cruz de una misma moneda.
De la lectura dramatizada, apenas se oye la hermosa voz de Amparo Panplona, se crea un espacio escénico, que hace posible que sientas, y veas esos rincones cotidianos que la protagonista nombra.
Amparo Pamplona es una actriz potente, con una voz hermosa, honda, para llevarnos por el camino de la emoción, y con un poder descriptivo, que logra situarnos en el escenario que nombra. Con peso en el escenario, pocas actrices han sabido darse la vuelta, y girar al tiempo la cabeza hacia atrás, encarándose con su antagonista, con una mirada desafiante, cómo lo hace ella.
En Canto de gorrión, que paseas por mi mente, recrea de forma extraordinaria a esa mujer que añora, que sabe que su tiempo ya es breve, pero no olvida que aún tiene la vida.
Es curioso que una función que es una verdadera oda a la adaptación, que nos avisa de que hay vida, y es vida, hasta que llega la muerte. Se haya representado con una actriz con mascarilla, de las que llevamos todos los habitantes del planeta tierra, desde hace más de un año, por una pandemia, que aún se puede contar por meses que, si alguien nos hubieran hecho imaginar el panorama, hubiéramos afirmado sin dudarlo, que se trataba del argumento de una película futurista de ciencia a ficción.
La lectura dramatizada estaba dentro de la programación del XXI Salón Internacional del Libro Teatral, para el día 8 de enero 2021, se celebró en el recinto de Teatro Valle Inclán de Madrid, sito en la plaza de Lavapiés, perteneciente al CDN, al salir de la Sala, la plaza ejemplo de convivencia de razas, y credos, se había vestido de blanco, por la llegada de la Borrasca Filomena, que cerró otra semana los teatros.
Enhorabuena Sebastián, Denisse y Amparo, por vuestro hermoso trabajo, y por pertenecer a una profesión en que siempre tiramos para adelante.
Enlace para ver el video de la lectura dramatizada pinchando aquí.