CÁNDIDO de Voltaire, por Apolinar Menor.

CÁNDIDO de Voltaire, por Apolinar Menor.

«Tenéis razón -dijo Pangloss-; porque el hombre fue puesto en el jardín del Edén, «ut operaretur eum», para que lo cultivara; y eso prueba que el hombre no ha nacido para vivir ocioso”

“Cándido o el optimismo” de Voltaire. 

“Cándido o el optimismo” es el cuento filosófico que escribió el ilustrado Voltaire allá por  enero de 1756, aunque la firmo con seudónimo: “El señor doctor Ralph”. Ahora lo vemos en teatro.

¡Sorpresa! ¿Filosofía ilustrada en teatro en días de calor?

Apolinar Menor firma la puesta en escena en un monologo excelente, entretenido y con la magia de la sencillez, para devolvernos la fe en el buen hacer teatral estos días de verano donde parece que la cartelera se llena de comedias simplistas, porque aparentemente es lo que demanda el público.

¡Sorpresa! Fantástica elección.

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Detalle del Cartel de «Cándido» adaptado, dirigido e interpretado por Apolinar Menor.

Apolinar Menor adapta e interpreta el periplo de Cándido, un joven expulsado del “bienestar” por el amor de Cunegunda, el cuál correrá una serie de aventuras llena de infortunios. Todo el recorrido está matizado con un punto de vista irónico, ya que es una sátira de la frase que uno de los personajes, Pangloss el tutor de Cándido, repite afín a los preceptos del filosofo Leibniz: “Vivimos en el mejor de los mundo posibles”. Un optimismo infundado si seguimos las desgracias que acontecen al protagonista aventura tras aventura en los horrores del siglo XVIII.

Al estilo de los mejores cuenta cuentos, de los juglares de tiempos pasados, Apolinar Menor, hace uso de solo una mesa y de su voz y de su cuerpo para llevarnos de la mano, sin que perdamos un ápice de atención en lo que cuenta, en el recorrido por esta sátira de sucesos reales o imaginarios de Cándido.

Teatro desnudo, sin artificios de escenografías que enmascaren deficiencias de contenidos o actuaciones. Teatro del que realza la figura del buen actor y el buen texto, sin necesidad de más.

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Cándido fue diseñado como una sátira de los males sociales de un siglo pasado, que es fácil extrapolar a los actuales. La novela critica al ejercito, a la vieja aristocracia, a la iglesia, y al optimismo metafísico de Leibniz que defiende que “los males particulares forman parte del bien general”. Voltaire se empeña en desmontar el optimismo en este cuento, que no firmo por la mordaza de la inquisición de aquellos tiempos.

Parece que no ha pasado el tiempo, o que nos cuesta mucho aprender de la historia.

Y como bastión de la cultura, Apolinar Menor usa a Voltaire y al teatro para reivindicar,  y lo hace con excelencia; elegancia y cordura que debemos admirar en escena.

En él se aprecia la sencillez digna de grandes maestros.  El actor posee una seriedad serena e inocente que engancha desde el primer momento que comienza a hablar. Un texto complejo que de su boca se convierte en un manantial de palabras sencillas y cercanas en lo que es una adaptación muy conseguida tanto de ritmo como de contenido, del texto del ilustrado francés.

Hace una interpretación por la que pasan diversos personajes dentro del mismo cuerpo y que el espectador puede ver como diferentes gracias a los matices conseguidos que da a la cadencia de su voz o a la mínima expresión de sus manos. Divertidísimos los personajes de  Cacambo, la vieja  y Cunegunda en la voz y la expresión de Apolinar.

Y al final , nuestro querido Cándido acuña la frase “lo importante es cultivar nuestra huerta”

El aquí y el ahora,las pequeñas cosas de las que podemos hacernos responsables con mino y esmero. Pequeñas cosas que se convierten en grandes. Como esta puesta en escena de Apolinar Menor.

Teatro de sabios para todos los públicos.

Titulo: Cándido / Texto adaptado: Apolinar Menor / Dirección: Apolinar Menor / Interpretación: Apolinar Menor/Ayudante de dirección: Alba Menor / Iluminación: Sergio Aguero

 

La Nao 8 Teatro C/Nao, 8 Madrid

Jueves 20:00 h

 

Autor

Desde que me recuerdo me han gustado los actos de narración: teatro, literatura, cine... Me apasiona la narración, la psicología y la comunicación y por eso de los caminos no rectos, pero que conducen a lo mismo, acabe estudiando logopedia. He tenido la oportunidad de formarme y trabajar como consultora de comunicación, voz, teatro creatividad y desarrollo personal para diversas entidades y personas. También escribo guiones, obras de teatro, dirijo y actuó. Otra oportunidad que me ha brindado la vida es la de escribir sobre el teatro que se sigue vivo, eternamente vivo, y poder difundirlo.

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