En la imagen las actrices Àgata Roca -Rita-, Maria Perez -Renata-, Mamen Duch -Greta-, las tres «no amigas» y ex-actrices en «Canción para volver a casa», escrita y dirigida por Denise Despeyroux. Foto ©Noemi Elías
Por Luis Muñoz Díez
Canción para volver a casa, escrita y dirigida por Denise Despeyroux, es un afán de ordenar, para que todo tenga un sentido. Por la desazón de sentir que no transitamos camino alguno, y todos los percances por los que pasamos, son meros accidentes, sin mayor consecuencia que la huella que dejan en los más próximos.
Es un hecho cierto, que toda sociedad que rechaza la fe de sus mayores por razones bien argumentadas no tarda en buscar un sustituto que suele ser, a la par de peregrino. Nos amaestramos para intelectualizar nuestra vida, en tanto el mando lo sigue ostentando el cuerpo, y sus pulsiones en demanda de caricias o de sustento.
Denise Despeyroux es una dramaturga siempre inquieta que indaga, sin repetirse, teje una trama paralela para llegar a un encuentro que dé razón a unos hechos. Por un lado, nos presenta a tres mujeres, unidas hace veintiséis años por su vocación de actrices, y separadas por no tener ningún lugar común que compartir, aparte de la materialización de sus desencuentros.
En la imagen Renata –Maria Perez- llama a Greta –Mamen Duch- en «Canción para volver a casa», escrita y dirigida por Denise Despeyrou Foto ©Noemi Elías
Hay personas que se necesitan, después se odian, y con el tiempo acaban necesitándose imperiosamente para centralizar su rencor. Renata se ve en la casa familiar, en un pequeño pueblo catalán, ocho años después de la muerte de su madre de la que aún ni ha iniciado el duelo, y en una huida hacia adelante motivada por verse sola con ella misma, prefiere el ruido, a los sonoros gritos del silencio. Quiere recuperar un momento en encontró su lugar, que fue sobre las tablas junto a Greta y Rita, representando la obra del escocés Malcolm Logan, entonces totalmente desconocido.
Creta y Rita fueron pareja, y tampoco el tiempo les ha deparados muchas alegrías. Greta pinta en busca de encontrar un acuerdo consigo misma para poder vivir tranquila. Rita entre ansiolítico y ansiolítico, ve en la oposición al cuerpo de mossos d’esquadra, la manera de reorientar su agresividad, que de momento únicamente ejerce sobre sí misma.
Renata, Rita y Greta, no se quieren, pero se necesitan por descarte, y se reúnen en la casa de la madre de Renata, lo que da pie a la autora para poner a hablar a las tres mujeres con un lenguaje totalmente reconocible.
En la imagen Renata -Maria Perez- y Rita -Àgata Roca- en «Canción para volver a casa», escrita y dirigida por Denise Despeyrou Foto ©Noemi Elías
En tanto Uriol un hombre maduro, hipnotizador y vendedor de humo, se quiere ocultar con su ayudante Valentina, por haberse visto envuelto en el suicidio de una joven, que si bien no es responsable directo. La chica que, había seguido un curso dirigido por él, se ocupó de meter en un sobre con su nombre, un poema ambiguo de despedida qué, directamente no le implica, pero la policía le tiene bajo control hasta que se aclare su vinculación, y la identidad de la joven.
Las tres «no amigas», ante la tensión existente en su reencuentro, deciden ir al bar del pueblo para tomar algo, allí se enteran de que el autor escocés autor de la obra que representaron y significó su primer éxito para él, ha decidido retirarse, y avisan de que podría haber elegido, algún pueblo tranquilo catalán.
En el encuentro fortuito en un bar de las tres mujeres con Jonás el hipnotizador, y su ayudante Valentina, cada uno encuentra exactamente lo que busca, y ven lo que quieren ver, que para nada se corresponde con la realidad. Las ex-actrices reconocen al autor escocés, y ven la oportunidad de que les escriba una obra, que les devuelva a un momento que creen feliz, y el hipnotizador en horas bajas, ve un cambio de identidad que le haga olvidar su condición de vendedor de humo bajo la vigilancia de la justicia.
En la imagen la actriz Carme Pla -Verónica- y el actor Albert Ribalta -Uriol-, «Canción para volver a casa», escrita y dirigida por Denise Despeyrou Foto ©Noemi Elías
A partir de ahí la autora juega con la confusión, y el juego de no ser quien se representa, Uriol ha de pasar por escocés, y el solo frete a las cuatro mujeres le es complicado sujetar el tipo. Lo que resolverá hipnotizándolas, para adiestrarlas en lo que deben hacer y despertándolas. La situación es hilarante al punto, que la autora la rompe por las costuras, para tejer el significado del encuentro, motivo que yo no les voy a contar, si lo quieren conocer es mejor que asistan a una representación de la obra.
Los cinco personajes están bien trazados, y la autora demuestra una vez más, su buen oído, a la hora de ponerlos a hablar, con un lenguaje propio para cada personaje, y fácilmente reconocible.
El trabajo de las cuatro actrices, y del actor, está guiado con mano diestra por la autora, que ha sabido establecer una complicidad que se palpa, entre los intérpretes y la obra, algo que es común en los montajes de Despeyroux, con una atmósfera y cuño propio.
Las profesiones de los personajes entran en el juego irónico de la autora, que sabe muy bien de lo que escribe. Así la actriz Maria Perez, que es Renata, ejerce de “odontóloga holística”, y es la que convoca a sus dos “no amigas”, ex-actrices. Una Greta interpretada por la actriz Mamen Duch, una pintora que pone por excusa para no acudir a la cita, que acudirá, que acaba de dar un paso importante en su vida. Al adoptar a dos ornitorrincos, y la actriz Àgata Roca, recrea a Rita, la opositora al cuerpo de mossos d’esquadra, que tiene como dedicación plena, encontrar la dosis exacta de ansiolíticos, y sobrevivir bajo sus efectos.
En la imagen la actriz Carme Pla -Verónica- y el actor Albert Ribalta -Uriol-, en el centro medio dormidas Àgata Roca -Rita-, Maria Perez -Renata-, y Mamen Duch -Greta- «Canción para volver a casa», escrita y dirigida por Denise Despeyrou Foto ©Noemi Elías
El actor Albert Ribalta, se encarga de interpretar a Uriol el hipnotizador vendedor de humo, que ahora se hace llamar Jonás, desde que se dedica a ser “arquitecto de pensamientos”, y se hace pasar por el escritor escocés, con la complicidad de su ayudante Verónica, interpretada con chispa por la actriz Carme Pla.
Cuando alguien escribe su biografía, no suele decir que su experiencia surgió del continuo experimento de error, acierto. El que cuenta su vida, como conoce los desenlaces, de alguna manera parece que todo lo logrado fue antes concienzudamente elaborado, y siempre bajo control.
Cuando contamos con un relato acabado, podemos encontrar cuales fueron los hilos sueltos que nos llevaron a que las cosas fueron de alguna manera como tuvieron que ser, lo que puede ser una mera especulación para curar la desazón de que nuestro tiempo es efímero, y controlamos poco, o nada de nuestra vida, como apuntaba al principio.
Canción para volver a casa, es una obra cristalina en forma por la facilidad de Denise para contarla, y opaca en fondo porque es fiel con nuestra forma de vivir, por mucho que nos aferremos al racionalismo, y lo amortigüemos con poesía y filosofía.
El actor Albert Ribalta Uriol, y su ayudante la actriz Carme Pla -Verónica-, con las tres amigas hipnotizadas y dormidas en «Canción para volver a casa», escrita y dirigida por Denise Despeyrou Foto ©Noemi Elías
“Canción para volver a casa”, estará programada del 4 al 29 de mayo de 2022, en Teatro Valle-Inclán Sala Francisco Nieva, más información AQUÍ.
Texto y dirección: Denise Despeyroux Reparto: Mamen Duch, Marta Pérez, Carme Pla, Albert Ribalta y Àgata Roca Escenografía: Alejandro Andújar Vestuario: Mamen Duch Iluminación: Rubèn Taltavull y Jordi Thomàs Música original: Pablo Despeyroux Voz canción: Charo Tris
Sonido: Roger Ábalos Ayudante de dirección: Carles Armengol Ayudante de escenografía: Sergi Corbera Fotografía: Kiku Piñol, Noemí Elias y Marçal Vaquer Vídeo: Mar Orfila Producción: T de Teatre, con la colaboración de Grec 2019 Festival de Barcelona y el apoyo de Institut Català de les Empreses Culturals (Generalitat de Catalunya)