“Las revoluciones se producen en los callejones sin salida”
Bertold Bretch
La función comienza en una de las salas del multi espacio teatral de La Usina, y allí te reciben un grupo de hombres y mujeres cabareteras que te invitan a una copa para después sentarte en las gradas y repasar con poética, ironía y dureza la realidad bajo el prisma de critica del cabaret.
Un formato que esgrime lo político y social y lo sitúa en el periodo de entre guerras, en el que apreciamos como se mezclan escenas sacadas del mejor Bertold Bretch para crear ese lugar de clandestinidad universal llamado burdel.
Bretch es actual, siempre lo ha sido y el formato cabaret burlando lo que sucede en la historia presente de cualquier nación no podría estar más de moda, por ello, este grupo de actores elige después de un entrenamiento actoral sobre este genero y sobre el autor mostrar al público el notable resultado de su creación, a través de la experimentación escénica, el estudio de diversas obras del autor y un trabajo corporal y musical presente en la estética del cabaret.
12 actores y actrices de todas las edades exponen en el escenario esta mezcla de textos del autor alemán, otros de cosecha propia y números musicales muy al hilo de lo que quieren transmitir y criticar, en consonancia con el autor que utiliza la estética del Cabaret Alemán para revolucionar los cimientos del teatro contemporáneo.
Como en la vida, en este espectáculo a veces el ritmo es dispar, y las actuaciones también, pero no es lo más importante porque el tiempo que dura el viaje teatral es el justo y mantiene la atención yendo de menos a más, lo que convierte el conjunto en una propuesta muy interesante. Gabriel Molina dirige con entusiasmo y dinamismo y eso se nota en sus puestas en escena, sobre todo porque tiene presente la máxima de la teatralidad por encima de todo.
Mujeres meretrices con sus medias ajadas y pelucas histriónicas, hombres exagerados dueños del burdel de la vida. Presentación de las situaciones ante un micrófono para arenga del público; la exhortación a la reflexión: “Qué tiempos éstos en que hablar sobre árboles es casi un crimen porque supone callar sobre tantas alevosías”; luego un repaso de la fragilidad humana a través de escenas de dolor, de desolación, de desesperanza que reflejan la miseria en la que el pueblo, en este caso el alemán, se vio sumido en ese periodo entre la primera y la segunda guerra mundial.
Las situaciones son fácilmente exportables a cualquier época o lugar: la falta de trabajo, la falta de dinero, la violencia, la miseria.
En Cabaret Brecht se cuenta con la cadencia de lo sensual, de la provocación y de la desolación. Sobre vuela a las escenas un humor negro, diluido por lo sórdido de la situación, una verdad grotesca y dura mezclada con la normalidad de la vida cotidiana de un lupanar, lugar de confidencia y de cruces de vidas.
Y en este “lo que me ha tocado vivir” los personajes de vuelta de sí mismo se unen en acertados y destacables números musicales de creación propia que llenan el escenario, bailan un tango desgarrador, muestran la poética ante un baúl y una carta o hacen que se te encoja el corazón con una madre y una hija sin zapatos.
Titulo: Cabaret Bretch/ Director: Gabriel Molina González / Compañía: Teatro de Operaciones / Actuación: Louise Branco, Angélica Briseño, Pilar Castilforte, Isabel Cobos, Chelo Cuevas, Victoria Lozano, David Martín Prieto, Valentina Molina, Mara Roa, Pere Cillan, María Soroa, Enrique de la Villa
Sala La Usina C/Palos de la Frontera, 4
Viernes a las 22:30 h