Brigitte Bardot: Una mujer incombustible, siempre a contracorriente

Categoría:

El cine europeo despide a una de sus figuras más incómodas, contradictorias y decisivas. Brigitte Bardot, nunca fue una actriz en el sentido académico del término -ella misma se definió sin rodeos como “una pésima actriz”-, pero pocas intérpretes lograron convertir su mera presencia en un fenómeno cultural global. El cine fue solo el punto de partida de una fama que acabaría superándolo todo: la interpretación, la técnica, incluso la propia industria, hasta transformarla en icono, mito erótico, referencia de estilo y, finalmente, en una de las voces más influyentes del animalismo contemporáneo.

Retirada desde hace décadas en su finca de las colinas de Saint-Tropez, Bardot vivía alejada del foco mediático, aunque nunca del todo silenciada. Sus memorias, entrevistas esporádicas y posicionamientos públicos siguieron despertando adhesiones y polémicas, fiel reflejo de una vida siempre vivida a contracorriente.

La ruptura que lo cambió todo "Y Dios creó a la mujer” (1956)
La ruptura que lo cambió todo “Y Dios creó a la mujer” (1956)

La ruptura que lo cambió todo La historia de Bardot en el cine no se explica por la técnica, sino por la ruptura. Todo cambió con Y Dios creó a la mujer, dirigida por su primer marido, Roger Vadim. Aquella Juliette Hardy que bailaba descalza sobre una mesa no solo escandalizó a la crítica: dinamitó la representación femenina del cine de posguerra.

No era tanto erotismo como libertad. Así lo entendió Simone de Beauvoir, quien le dedicó un célebre ensayo al ver en Bardot a la mujer más emancipada de la Francia de su tiempo: instintiva, ajena a la culpa y a los códigos morales heredados.

A partir de ahí, Bardot se convirtió en símbolo sexual internacional, eclipsando incluso a estrellas consolidadas como Sophia Loren o Gina Lollobrigida en festivales como Cannes. Hollywood la observó con fascinación, aunque nunca llegó a domesticarla del todo.

Sin duda una de las parejas más icónicas del cine francés Alain Delon y Brigitte Bardot y en el rodaje de la película "Historias Extraordinarias", "William Wilson" - dirigida por Louis Malle, 1967
Sin duda una de las parejas más icónicas del cine francés Alain Delon y Brigitte Bardot, en el rodaje de la película “Historias Extraordinarias” “William Wilson” dirigida por Louis Malle, (1967)

Cine, estilo y contradicciones

Su filmografía —casi cincuenta títulos entre 1952 y 1973— contiene algunas obras clave del cine europeo. En La verdad, dirigida por Henri-Georges Clouzot, ofreció su interpretación más sólida. En El desprecio, Jean-Luc Godard la elevó a categoría de icono trágico, envuelta por la música de Georges Delerue y el paisaje mítico de Capri.

Otra pareja icónica del cine francés: Jean Moreau y Brigitte Bardot en un fotograma de la película ‘¡Viva María!’ de Louis Malle.

Con Viva Maria!, dirigida por Louis Malle, terminó de consolidarse como estrella popular, aunque siempre a medio camino entre actriz, musa y personaje. El propio Malle lo resumió con ironía: en Bardot convivían tres seres distintos, y el mito era siempre el más problemático.

Paralelamente, Bardot revolucionó la moda: el escote que lleva su nombre, las bailarinas, los cuadros vichy, el peinado beehive. Sin proponérselo, creó un estilo que todavía hoy se imita.

 

Cantante, provocación y Gainsbourg

Menos recordada, pero esencial, fue su faceta musical. Bardot no cantaba: susurraba, insinuaba, narraba. Su alianza con Serge Gainsbourg dejó piezas icónicas como Je t’aime… moi non plus, Harley Davidson o Bonnie and Clyde. Canciones que, como su cine, se movían entre la provocación y la melancolía, consolidando su imagen de femme fatalemoderna.

De estrella mundial a activista radical En 1973, con apenas 40 años, Bardot abandonó el cine de forma definitiva. Lo hizo para reinventarse por completo. Se volcó en la defensa de los animales, anticipándose a una causa que entonces apenas tenía visibilidad pública. En 1986 fundó la Fundación Brigitte Bardot, desde la que denunció la caza de focas, el uso de pieles, el foie gras y el maltrato animal a escala global.

Vivió rodeada de animales en La Madrague y después en La Garrigue, alejándose de los humanos con la misma intensidad con la que antes los había fascinado. “Nunca fue el amor de un hombre lo que me hizo querer vivir”, diría años después, “sino la angustia de los animales”.

Mas allá de la actriz

Su vida estuvo marcada también por la polémica: declaraciones contra la inmigración, condenas judiciales, simpatías políticas extremas y posiciones controvertidas durante la pandemia. Bardot nunca suavizó su discurso. Vivió y murió fiel a su instinto, el mismo que la convirtió en mito y la aisló del mundo.

Brigitte Bardot no fue una gran actriz en términos clásicos, pero fue algo mucho más raro: un fenómeno incombustible siempre a contracorriente. El cine la lanzó a la fama, pero ella acabó superándolo todo -la interpretación, la belleza, el escándalo- para convertirse en símbolo de libertad, contradicción y exceso.

El mito, como ocurre con los singulares, permanece intacto.

Compartir este artículo

Facebook
Twitter
WhatsApp

Nuestras Redes Sociales

Libro del mes

Etiquetas:
Picture of Luis Muñoz Díez

Luis Muñoz Díez

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez, a los dieciséis años, he ido fechando mi vida por las películas y las obras de teatro. Casi al mismo tiempo empecé a escribir de cine en una revista entrañable, Cine Asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas, he pasado buena parte de mi vida en el teatro —sobre el escenario o sentado en una butaca— y he tenido la suerte de tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que antes me emocionaron como espectador. Creo firmemente que algunas premoniciones se cumplen cuando quien las pronuncia tiene el ascendiente suficiente; y a mí, la persona con más autoridad en mi vida me dijo: “Vas a ser alumno de todo y maestro de nada”. Y así ha sido. He estudiado cine y teatro, he leído todo lo que ha caído en mis manos, he trabajado como actor y como ayudante de dirección, he escrito novelas y guiones, he retratado a toda persona interesante que se me ha puesto a tiro… y la verdad, ni tan mal. Hay quien nace sabiendo; yo prefiero morir aprendiendo. Y aquí estoy ahora, en la Cultural Tarántula, con la intención de animaros a leer, ver cine o acudir al teatro, donde siempre nos espera una emoción irrepetible que, por un instante, nos hace creer que en la vida lo mejor está siempre por venir.

Nuestras últimas publicaciones