Bombino, el nómada eléctrico del desierto

Bombino, el nómada eléctrico del desierto

Recibo un mensaje por facebook de mi amigo Langosta: «Fíchate a este artista», junto al siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Ss9Znucx4GM. Tras la primera escucha me quedo medio en shock, pensativo; lógicamente identifico las melodiosas líneas árabes en la voz del tipo delgaducho con bigote al que acabo de escuchar, pero aun no siendo ni de lejos conocedor de la tradición ni estilos de esta fuente noto que es completamente diferente a todo lo que se pueda escuchar bajo ese calificativo, «arabe», por lo menos hablando bajo la visión encorsetada del occidental; en mi caso, todo lo que por casualidad, lo confieso, he oído, me ha parecido demasiado tradicional o demasiado hortera… Pero vamos al tema. Me quedé totalmente enganchado por la magia que porta y transporta con su música este hombre llamado Omara «Bombino» Moctar, de naturaleza nómada. Nace el 1 de Enero de 1980 en Tidene, Niger, un campamento de nómadas tuaregs; desde su infancia se nutre del significado de su condición y su raza criándose lejos de la escuela con su abuela, fígura, en la cultura tuareg, superior en el estamento familiar, como portadora de la moral y código de costumbres tuareg. Vive de cerca la injusticia y represión gubernamental hacia su pueblo después de una tremenda sequía que desmembró el sistema de supervivencia de los tuaregs al acabar con prácticamnente toda la materia prima que lo sostenía. Después la rebelión y el exilio y tras años de lucha llega la «reconciliación», la vertical que se da en este tipo de casos, bastante controlada desde arriba y poco convincente y justa para los que aguantan. Es lógico, como heredero de estas circunstancias, que su mensaje esté fuertemente ligado a la paz y a la libertad, solo hay que visionar un par de entrevistas para saberlo.

Este tipo merece la pena, no cabe duda, y sobre todo, y más allá de la historia y la política, por su extraordinaria musicalidad y conjunción de géneros: hay reggae, blues, arabe, psicodelia, riffs extraordinarios de rock…

En libia, a mediados de los 90 conoce la obra de Hendrix, Knofler y otros guitarristas occidentales supremos. Tras estas escuchas va conformando su estilo junto a influencias más cercanas pero igualmente potentes como son Intayaden, Abreyboun de Tinariwen, Keddo, Abdallah. Así poco a poco y desde su adolescencia va creando esta maravilla que ahora no deja de sonar en mis cascos. Y no es solo su música, también su expresión, su mirada, su trascendencia en los directos que desde 2010 se fueron sucediendo a raíz de la grabación del álbum Agadez, cuyo mecenas fue el cineasta Ron Wyman. Tras quedar prendado de una cassette de Bombino mientras grababa un documental sobre los tuareg, decidió buscarle durante más de una año hasta dar con él. Bombino había vuelto al exilio después de que el gobierno asesinara a parte de su banda, todos ellos, junto al propio Bombino muy vinculados a los movimientos de apoyo a la segunda rebelión tuareg en 2007.

Agadez comienza a grabarse en Massachusetts, en el estudio casero de Wyman, y termina de conformarse otra vez en Niger, en la población que le da nombre al disco, cuando de nuevo llega el fin de la violencia. El propio sultán de Agadez permite organizar un concierto por la paz en la Gran Mezquita donde acuden miles de personas para celebrar con la música de Bombino y su banda, una nueva época de «tranquilidad». Esto crea cierta repercusión internacional y el eléctrico tuareg va consiguiendo una importante notoriedad en circuitos estadounidenses y europeos, acudiendo a festivales de renombre, desde Amsterdam a Newport. El último y como ejemplo de su actual ascenso fue  en el La Notte Della Taranta Festival en Salento, Apulia, Italia, el sábado, 23 de agosto de 2014 ante una audiencia de unas 150.000 personas.

Dan Auerbach, afamado vocalista de The Black Keys fue el siguiente en darse cuenta tras Wyman, y en 2013 Bombino publica Nomad bajo su dirección. El disco se grabó en los estudios de Auerbach en Nashville, y continua alimentando un repertorio extraordinario, si cabe más contundente y más explícito, tanto en sus letras como en su propuesta musical, con esa mezcla de géneros que le hace «ser» por momentos el Marley más espiritual o en otros el Hendrix más progresivo. A ello sumamos ese desconcierto que dota la melodía e idioma árabes, y que la voz de Bombino lanza al desierto de la injusticia humana, en cualquier latitud del mundo en donde habite.

Bombino y Auerbach en las sesiones de Nomad.

Bombino y Auerbach en las sesiones de Nomad.

El siguiente párrafo finaliza a modo síntesis la biografía de Bombino en su web oficial, en mi opinión con mucho acierto:

«Cuatro mil años de vivir en un ambiente hostil enseñaron los tuareg que la voluntad de sobrevivir con la dignidad intacta es más fuerte que cualquier amenaza externa. Bombino pone ese sentimiento a la música, escribe su himno, y le da una vida propia. Él es conocido por ser un emblema de la nueva generación de Tuaregs, una nueva voz del Sáhara y el Sahel, la fusión de ritmos tradicionales bereberes con la energía del rock and roll y canciones sobre la paz. Después de treinta años desde la sequía, de rebelión y tiranía, Bombino ensalza a su audiencia a recordar quiénes son, pero también de darse cuenta de lo que pueden ser.»

Para mí es un caso a parte que me abre un mundo enorme de posibilidades. En tres o cuatro días, en los ratos libres que tengo intento escuchar muchos de los referentes de esta simbiosis musical que es Bombino, y hay propuestas increíbles dentro del mundo árabe, como los anteriormente citados Tiraniwen. Ahora que parecía que empezaba a gastarse la que muchos afirman inagotable botella del rock (personalmente, a mi los propios Black Keys no me dicen demasiado) aparece un nómada tuareg y la llena, mi personal botella, hasta arriba. Nomad será mio en formato físico más pronto que tarde, aunque también diré que en ciertos términos y funciones empiezo a entender esto de Internet. Siempre que sea tenga gusto es positivo. Gracias amigo Langosta!

 

Autor

Autor e intérprete de canciones interesado en todo lo que se mueve alrededor del mundo de la creación artística, con especial devoción por el lenguaje musical, cualquiera que sea su fórmula o dirección. Sensible al cambio y a la tradición a partes iguales, es consciente de los rangos de calidad e importancia social de cada estilo y disciplina. Busca diferenciarse del modelo clásico de periodista especializado para sustituirlo por el de músico infiltrado.

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