«Blue Jasmine», de Woody Allen, parece escrita para Cate Blanchet

«Blue Jasmine», de Woody Allen, parece escrita para Cate Blanchet

Pocos dudan del talento de Woody Allen, pero hay que tener paciencia para dar con una obra maestra. Tras un largo interregno marcado por absolutas mediocridades como Vicky Cristina Barcelona o Si la cosa funciona, filmes con un cierto interés como Midnigth in Paris y otros para salir del paso como A Roma con amor y Conocerás al hombre de tus sueños, gajes del oficio cuando un realizador se empeña en facturar una película al año, llega por fin una obra redonda del director de Manhattan, un Allen inspirado, en plena forma y en estado de gracia.

Jasmine (Cate Blanchett), una tópica mujer florero de la alta sociedad neoyorquina que sólo vive para sus casas, sus viajes, sus fiestas y su armario, baja de golpe de su estatus cuando a Hal (un impagable Alec Baldwin) su marido, un ingeniero financiero que siempre ha estado en el filo de la navaja, la policía le echa el guante. De la noche a la mañana Jasmine se ve abocada a la más absoluta ruina económica y debe buscar refugio en casa de su hermana pobre y despreciada, Ginger (Sally Hawkins), una cajera de supermercado que tiene un novio macarra y vive en San Francisco, pero para Jasmine, acostumbrada al lujo y al boato, esa, el desclase social, es una condena que no soporta.

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«Blue Jasmine», de Woody Allen

Woody Allen construye este particular ajuste de cuentas con la crisis financiera y con quiénes fueron sus responsables — en España más de un malpensante espectador pondría apellidos regios a Jasmine y a su consorte o pensará en una ministra en ejercicio que nada sabía de jaguares en su garaje— y lo hace como suele ser habitual en él, a base de diálogos brillantes y chispeantes y efectivos flash backs que permiten al espectador reconstruir la historia fragmentada de Jasmine.

Jasmine es prototípica, histriónica e hiperbólica, pero responde a un modelo social, la pija, de la que Woody Allen se ríe a lo largo de toda la película con crueldad premeditada y sin ningún atisbo de piedad: lo que le pasa se lo tiene bien merecido por mirar hacia otro lado y por pertenecer a una casta parásita. Uno podría pensar que Jasmine, hipocondriaca y que se pone ciega a base de pastillas, es el alter ego con faldas de Allen, pero no, porque sus frustraciones son más económicas que existenciales —aunque le dé por terminar los estudios que dejó pendientes al casarse—, y, a pesar de su pobreza sobrevenida, no puede prescindir de las maletas Louis Vuitton y de viajar en primera. Jasmine es el icono social contra el que dispara el genial judío neoyorquino y con el que compone una de sus más ácidas comedias. Y como en Match Point, todo depende de qué lado caiga la pelota que tropieza con la red, es decir del azar, y el azar está presente en ese devastador encuentro entre Jasmine y su excuñado en una calle de San Francisco — Allen deja el continente europeo, vuelve a su país, pero se sitúa en la ciudad más europea de la costa oeste — que termina con todas sus esperanzas de recuperación.

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«Blue Jasmine», de Woody Allen

Blue Jasmine parece escrita para Cate Blanchet. La actriz australiana ofrece un recital extraordinario, una interpretación a base de miradas, temblores de labios, ojos acuosos y tropiezos físicos que hacen de ella carne de óscar femenino. Allen, lúcido y cruel, hace que el espectador sonría con una historia absolutamente sombría y demoledora y es lo suficientemente hábil para guardarse un as en la manga que exhibe poco antes de que el film termine, para noquearlo con su talento.

Una de sus mejores películas desde Match point.

Autor

Es uno de los más prolíficos, premiados y consolidados cultivadores de la literatura negrocriminal española y uno de sus miembros fundacionales por su vinculación a la Semana Negra de Gijón desde su primera edición. Treinta y siete novelas publicadas, de géneros tan diversos como el fantástico, erótico, histórico y policial, cinco libros de relatos y un buen número de galardones (Tigre Juan, Azorín, Café Gijón, La Sonrisa Vertical, Camilo José Cela, Ángel Guerra…) le avalan. Es el autor de "Barcelona negra", "El mal absoluto", "La caraqueña del Maní", "La Frontera Sur", "La pérdida del Paraíso", "Ciudad en llamas" y "El secreto del náufrago" entre otras. Su últimas novelas publicadas son "Te arrastrarás sobre tu vientre" (El Humo del Escritor, 2014), "Marero" (Ediciones Contrabando, 2015), "Ascenso y caída de Humberto da Silva" (Editorial Carena, 2016), "El hijo del diablo" (Editorial Serbal, 2016) y "Cazadores en la nieve" (Editorial Versátil, 2016).

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