Por NACHO CABANA.
PADRE Y SOLDADO.
Una de las mejores cosas que nos ha proporcionado la regular llegada a nuestras pantallas del cine francés más comercial es la creación de un “star system” ajeno a la maquinaria hollywoodiense capaz de levantar por sí solo películas a priori tan alejadas de los temas recurrentes en la producción europea como Padre y soldado de Mathieu Vadepied… Amén de despertar las pasiones que vivimos en el BCN film fest 2023 con motivo de la visita del actor franco senegalés Omar Sy.
Estaba ya muy concurrida la alfombra roja que cubre la calle Verdi casi una hora antes de que el actor de Intocable hiciera su aparición. Y Sy no defraudó. Simpático y atento en todo momento, se hizo fotos con las fans, firmó autógrafos… Y contestó a las preguntas que, después de la proyección de su última película, Padre y soldado hizo tanto el público asistente en Barcelona como los que habían visto el film en otros lugares de España.
Padre y soldado tiene como base de su argumento un hecho histórico muy interesante: la captura, por parte del ejército francés durante la primera guerra mundial, de jóvenes senegaleses para integrarlos como carne de cañón en la batalla contra el enemigo alemán.
Y Mathieu Vadepied (junto a Olivier Demangel en el guion) lo hace añadiendo a este contexto una trama con muchas posibilidades: el alistamiento voluntario del padre de uno de los forzosamente reclutados para intentar protegerlo al tiempo que ayudarle a desertar.
La deserción, como acto heroico de una guerra convertida en carnicería, excelente punto de vista para una película que encuentra conflictos interesantes en el desarrollo de sus personajes principales pero que la bastante plana dirección de Vadepied no acaba de transmitir con la eficacia que se merece.
Y es una pena porque tanto la interpretación de Omar Sy como la música de Alexandre Desplat y la fotografía de Luis Armando Arteaga merecían un resultado a la altura del planteamiento inicial.
REBEL
Rebel, de Adil El Arbi y Bilall Fallah , parece, en más de un momento, una ficcionalización del documental de Alexis Marant, Terror Studios al que se le han añadido retazos de otras historias reales sucedidas en el momento más peligroso para los occidentales de la guerra de Siria (en torno a 2014). Como la de John Cantlie, periodista británico del Telegraph que tras ser secuestrado pasó a formar parte del departamento de propaganda del ISIS grabando videos al modo occidental. O el mercado de esclavas donde fue vendida Kayla Muller, cooperante estadounidense que acabó violada y asesinada por uno de los cabecillas del Estado Islámico en la zona. O las mujeres kurdas de las que se sirvió EE.UU y Europa para luchar contra la yihad y que Alba Sotorra retrató en Comandante Arián. O las madres de árabes de segunda generación que ven cómo sus hijos (jóvenes pero también niños) son captados en la seguridad de la Europa comunitaria y trasladados a Oriente Medio para ser entrenados como combatientes…
Todo eso está en Rebel, el problema es que sus autores parecen haber filmado una primera versión del guion. Están más interesados en introducir en su relato la mayor parte de la documentación obtenida posible antes que saber qué están contando realmente, cuál de los conflictos de los personajes que utilizan les interesa más o les sirve de enganche para contar las tramas secundarias… En tener una película profesionalmente estructurada.
El resultado es un film completamente descompensado que, sin embargo (y esta es la gran pena) está excelentemente rodado y bastante bien interpretado. Las secuencias bélicas son sobrecogedoras (especialmente aquella en la que el protagonista va atravesando, durante un ataque, los agujeros practicados en los muros que un día separaron las diferentes viviendas de un bloque de apartamentos), la ambientación es brutalmente creíble, los conflictos que plantea (completamente a destiempo, eso sí) están muy bien e incluso salen airosos (agárrense) de las tres secuencias musicales con que puntúan Rebel, siendo especialmente brillante la que tiene por centro a la mujer suní asignada al protagonista como esclava sexual.
¿Merece la pena ver Rebel?; sí. ¿Podría haber sido una película memorable de haber contado con un productor y/o guionistas más rigurosos?, también.