Ya a pocos lectores de poesía puedo presentar el primer libro de Batania títulado «Neorrabioso, poemas y pintadas» de la Editorial La Baragaña; y es que este libro va ya por la 3ª edición y seguro que llegará a la 4ª edición y eso en poesía es (y cogiendo un verso del mismo autor) «como un lirio con leucemia», es decir, surrealista, sí, porque se le ha marcado, doblegado o alzado a Batania como un poeta realista pero no es del todo así:
Batania es un gran lector y un gran conocedor de la poesía; se sirve de todo lo que ha leído para crear, conoce bien el lenguaje, su gramática, la historia de casi todos los poetas… Pero no copia, no tiene influencias pesadas de ningún poeta porque Batania no le interesa la formalidad lingüística del poema o sí pero de segundas, él busca la formalidad temática, es decir, la formalidad lingüística del argumento del poema, por eso está libre de corrientes, sus herramientas están tiradas por el suelo de su pequeña y acogedora casa, pero desde lejos sabe que esa llave allen es de la medida 6 o de la medida 10. Así, Batania, hablando de temas cotidianos les da a sus poemas un toque de frescura sin ser esencialmente realistas, sin ser esencialmente imaginistas, sin ser esencialmente contenciosos o incontenciosos. Podemos encontrar versos con imágenes tan bellas como de los mejores poetas imaginistas:
«La que tiene una carita que es un tigre de viento»
«La que tiene unos ojos que los miras y salen ciervos azules copulando»
«La que no desprecia al macho con gorriones en el pecho»
» pero no quiero mujeres tan rectas que pongan comida/ matadelfines en los desagües,/ o tan serias que necesite comprarme una pértiga para saltar la valla de sus cejas/
«Así fue mi caída: blanca,/
Silenciosa como un búho en las grapas de la noche»
O incluso ingenio de lenguaje y neologismos:
«La que me saca el ombligo de quicio»
«¿Acaso soy iratxisílaba, miraquelinda, heptaburrida, endecapléjica?»
Podemos encontrar poemas diáfanos donde la imagen es el propio decir, tan contundentes como poemas de grandes poetas que han cultivado la realidad y el pensamiento por encima de la figuración o la espontaneidad:
MI CIUDAD
Extraña ciudad la mía,
aquí se dice que habitan
tres millones de personas,
pero miro en la calle el trabajo en el super el bar
en el banco en el bus en el metro en el cine el estadio
y acabo pensando
que en verdad habita
una
sola
persona
tres millones de veces.
Pero lo interesante de Batania es, que a su vez, utilizando muchos recursos los minimaliza y los deja dentro de una sencillez, que es la sensación que produce cuando finalizas un poema de este autor, sencillez, la complejidad de la sencillez, no: simplemente sencillez. Pero a la vez acabas de leer en el poema una construcción estupenda, unas imágenes estupendas y una virtuosa utilización de los verbos… Pero sencillez… Y eso hace que sus poemas no cansen, no se debiliten con múltiples lecturas.
Yo le empujaría un poquito a que se tirara al río… bueno… esto lo hablaremos luego…
En cuanto al sentimiento que transmiten sus poemas eso es otro cantar dentro del mismo pájaro. Batania te golpea, te odia, te empuja, te busca la sonrisa, te pellizca buscando tu dolor más agudo. Es uno de los poetas más vehementes que he leído y a la vez necesita la vehemencia de los demás para mantener la suya. Su poesía va más allá de la autenticidad o verdad, no es sentimiento manoseado, es valentía y sobre todo vehemencia, pero vehemencia con ingenuidad, ingenuidad pero de sí mismo no con su alrededor; porque sabe ver los errores y malicias de nuestra sociedad con sutilidad e inteligencia como demuestra en el bloque social de este libro titulado Poemas críticos:
“Se tarda tanto
en caer
de un andamio
si eres
búlgaro,
si eres
marroquí,
si eres
rumano,
que los diarios
publican tu muerte
cuando aún
vas por el aire,”
(Fragmento del poema SE TARDA TANTO EN CAER DE UN ANDAMIO)
Como no dije antes yo le empujaría un poquito a que se tirara al río frío de la búsqueda no domada, ¿qué quiero decir? Batania como gran poeta que es, uno de los mejores, tiene su mundo propio pero en su caso le gusta tanto su mundo propio que a veces el personaje supera a la persona, a veces el personaje supera al poema y eso es peligroso, un arma de doble filo con el tiempo, no deja nada al misterio no deja nada a la presunción, se desnuda más que un sol enjabonado, claro, eso crea corazón, verdad, que yo tanto defiendo pero… Tendrá que reinventarse. En este libro nos habla de dos mujeres que pasaron por su vida: Iratxe y Natalia; pero cuando hayan pasado por su vida diez mujeres o si sólo pasa una más, ¿nos seguirá hablando de ellas de la misma forma, tan explícitamente, tan peligrosamente explícita? Tendrá que encontrar lo que le falta: la madurez de la generalización. Tendrá que buscar en el lenguaje lo no dicho, su salida tendrá que estar en el propio lenguaje, «buscar en el lenguaje lo que no se puede decir con palabras «. La vida es muy larga si sigues los libros de un solo poeta. No es meter presión al poeta, es que cuando se es tan grande como Batania, tan desde nada, sin amiguismos, sin enchufes, empezando desde cero y llegando y llegando cada vez más lejos, siendo cada vez más popular, uno corre riesgos que otros no corren ni correrán jamás. Queda dicho y queda abierto para ser pensado, ser debatido. Yo estoy seguro que seguirá creciendo como poeta y nos devolverá a la sorpresa. Él tiene la herida abierta necesaria, el carburante continuo… Y es que hablo de su padre, su muerto tan vivo:
«lo que cuesta mantener a un muerto,
lo que gasta en trajes y dentistas,
lo que agota llevarlo a la espalda
de Atocha hasta Arguelles,
si alguien supiera,
el muerto a cuestas,
todos los días,
lo que cansa vestir
los zapatos del muerto,
(Fragmento del poema EL MUERTO)
En este libro también encontraréis un bloque de poemas a su padre, de sus excelentes poemas a su padre, seguramente el bloque más profundo del libro.
Como veis esta vez no me centro en analizar con detalles el libro, los detalles del libro son Batania porque Batania es el libro y por eso mismo, cuando termines de leer este libro te habrás hecho amigo de él sin darte cuenta o…
UN LOCO QUE SE CREE BATANIA
Víctor Hugo era un loco que se creía Víctor Hugo
JEAN COCTEAU
Cada vez que mi verso
se pone en los tacos de salida
siento una muchedumbre
de voces en la cabeza, siento a mis
bisabuelos y abuelos
muertos y analfabetos
mirando por encima de los hombros,
siento a mi padre, que aprendió a golpes
la lengua castellana, siento a más
de cien generaciones que me observan,
que me examinan
con la mirada dura de tanta hambre,
de tantos siglos mudos
que debieron pasar para que alguno
de sus hijos tomara la palabra,
la palabra desnuda,
la palabra increíble, la palabra.
Por eso pido excusas
a todos los poetas,
pero no quiero escribir
como se hace ahora,
como si la palabra no sirviera.
No quiero escribir entre líneas
sino escribir las líneas solamente.
No quiero perseguir a la belleza
sino hallar palabras
que se dejen poner detonador.
No quiero escribir versos:
lo que quiero es llenarlos de caballos.
No quiero sugerir
sino morder con rabia,
con la rabia insaciada del que sufre
lo tarde que llegó su primera vez.
Decir por qué murió la libertad.
Por qué nos cancelaron la justicia.
Escribir
como si el poema
fuera aún importante,
y portarme yo mismo como un loco
que se cree Batania
Neorrabioso, poemas y pintadas, Batanmia, Editorial La Baragaña.