En 2013, el director catalán Dani de la Orden sorprendió a gran parte de la crítica y el público con Barcelona, noche de verano, una cinta que reunía varias historias románticas con un mismo marco espacial y temporal: una velada de estío en la Ciudad Condal. Claramente influida por Love Actually, el exitoso largometraje de Richard Curtis, la película mezclaba con gracia y sin demasiada cursilería elementos de comedia y drama para ofrecer un producto simpático e irregular envuelto en en una estética cercana a la de los anuncios de televisión o ciertos videoclips.
Barcelona, noche de invierno, su secuela, sigue el esquema marcado por su predecesora, aunque en esta ocasión las diferentes tramas ocurren en la Noche de Reyes. Como en la anterior cinta, nos encontramos con un prólogo en forma de cómic animado donde su director explica las particulares razones que le han llevado a embarcarse en en este trabajo. El realizador recupera, además, a personajes que ya aparecían en la primera parte, como la pareja formada por una madrileña y un catalán, uno de los futbolistas que proclamaba su homosexualidad en el largometraje previo o los dos amigos que comparten piso y su colega lesbiana, que aquí se convierte en la particular acompañante de un rey mago que busca desesperadamente a una novia de juventud.
De nuevo, nos encontramos con pequeñas tramas que abordan las diferentes formas de amor en distintas etapas de la vida, aunque en esta segundo filme hayan decidido prescindir de una historia protagonizada por adolescentes, quizá el elemento más flojo de Barcelona, noche de verano. Al igual que aquélla, todo tiene un tono tan liviano como las bonitas canciones de Joan Dausà que acompañan otra vez las imágenes del largometraje.
Siguiendo con las similitudes de ambas cintas, este nuevo trabajo de Dani de la Orden acusa cierta irregularidad. Así junto a historias interesantes, como la entrañable que sigue los pasos de la pareja que tiene que afrontar los problemas de convivencia después de tener su primer bebé o aquella otra que aborda la valiente salida del armario de dos ancianas, existen otras bastante intrascendentes, especialmente la de esos dos colegas que participan en un trío sexual o aquella otra protagonizada por un joven que quiere dejar de ser un pagafantas para ser un fucker.
En definitiva, Barcelona, noche de invierno repite logros y fallos con su modelo sin aportar nada verdaderamente innovador. El resultado es simpático y ligero dramedy que se beneficia de un largo y bien dirigido reparto, donde destacan las interpretaciones de Bárbara Santa-Cruz, Miki Esparbé o las veteranas Montserrat Carulla y Asunción Balaguer.