Por Rubén Romero Sánchez
Hoy, 8 de marzo, es el día de la huelga feminista que tratará de demostrar que sin las mujeres se para el mundo. Ayer, en el Teatro del Barrio, se estrenó “Ma” Con una amamanto y con la otra sostengo el mundo, la obra que ha escrito la actriz colombiana Ari Saavedra, a quien pudimos ver en la magnífica película Evelyn, con la que la directora Isabel de Ocampo denunciaba la esclavitud sexual de las mujeres. Ari, junto con Carol Verano, dirige una obra en la cual se pone sobre la mesa la realidad de las mujeres cuidadoras, las mujeres que, remuneradas o no, cuidan de otras personas, sobre todo de otras mujeres, una realidad que no suele salir en los medios. Teatro de denuncia, teatro feminista y, sobre todo, teatro necesario.
– ¿Qué es Ma?
“Ma” Con una amamanto y con la otra sostengo el mundo, es una obra de teatro documental en la que el tema de la cadena global de cuidados es el motor generador. Nuestro montaje aborda el tema de la invisibilidad de esta cadena que hace que todo se sostenga, que la sociedad tal y como está diseñada funcione. Desafortunadamente, el motor que mueve al mundo no tiene en cuenta los cuidados, no los piensa, no los plantea, no los siente, no los cotiza en bolsa.
-La obra está basada en entrevistas realizadas a mujeres. ¿Cuándo y cómo se hicieron?
La idea del proyecto era partir de las entrevistas para crear la obra, pero por cosas de la vida la cosa fue al revés. Surgió en mí una necesidad urgente de escribir acerca del tema y luego de investigar sobre él, nos dimos cuenta de que la cadena global de cuidados estaba más cerca de de lo que pensábamos. Todos y todas lo estamos. Así que las entrevistas se generaron solas, con personas cercanas a nosotras. Mi hermana, mi madre, amigas, primas, la cuidadora de la suegra de mi mejor amigo, la mujer que trabaja en mi casa… Pero no solo contamos con entrevistas a mujeres. Este es un proyecto en el que el papel del hombre está muy presente, aunque sea desde la ausencia o desde el “querer” incorporarse a la cadena.
– El teatro es compromiso. En vuestro caso, va más allá: el teatro y la vida son indisolubles.
Tengo la gran suerte de contar con una compañera de trabajo maravillosa. Carol Verano no es una compañera de trabajo al uso; ella se ha echado este proyecto al lomo y al corazón y sin ella sería imposible que este proyecto viera la luz. Desde que nos planteamos trabajar juntas, desde que leyó la primera versión del texto, hasta viéndola ahora de electricista montando cables de la escenografía, no puedo estar más agradecida. En los tiempos que corren, sin contar con más publicidad que nuestro trabajo, el teatro vive con más fuerza en nuestro corazón. Somos dos “MA”. Carol tiene que trabajar en otra cosa para poder vivir, yo tengo que cuidar de mi hija que es mi más grande proyecto, y aun así, peleamos este montaje como unas leonas. Trabajando jornadas de 13 horas diarias… este es el compromiso. El creer tanto en un proyecto, en la necesidad de contar esta historia, que nos hace creer en el teatro que es nuestra vida, ¡nuestro suelo y trampolín para saltar y pensar que podemos volar! Por suerte hemos contado con muchos “ángeles”, por llamarles de alguna manera. Gracias a ellos y a ellas, podemos con nuestras manitas tejer este sueño. Gracias a ti por ayudarnos a difundir nuestro trabajo. Tú eres uno de esos ángeles…
– La cadena de cuidados que planteáis en la obra muestra una realidad: las mujeres son cuidadas por otras mujeres que, a la vez, necesitan que otras mujeres las ayuden, en una cadena interminable. ¿Dónde están los hombres, dónde su responsabilidad?
Están ahí. Cada vez son más los hombres que se replantean sus paternidades. Tenemos una escena que plasma esta necesidad. Pero la barrera es muy fuerte. No es fácil que un hombre pida un permiso de paternidad, lo normal es que lo haga la madre. Me pasé muchas horas paseando por muchos parques, intentando encontrar hombres que cuiden de ancianos y solo vi mujeres, inmigrantes en su gran mayoría. Ellas me contaban que los hombres que cuidaban los pedían de sus agencias para casos en los que la persona cuidada carecía de movilidad, así que se requería la “fuerza de un hombre” para cuidarles… De la misma manera, es normal que quien cuide de familiares mayores o niños suelan ser abuelas, hijas o hermanas. Cuando hicimos las entrevistas a los hombres del documental, nos sorprendió ver lo que muchos de ellos piensan que es cuidar de un hijo/a. Uno nos dijo que cuidaba de su hijo 8 horas, en la noche mientras dormía… por suerte el micrófono se quedó sin batería y no lo incluimos en el montaje final porque… ay dios… Otro aspecto que abordamos en la obra es el “cansancio mental” de las mujeres, que tienen que saber cuándo son las vacunas de sus hijos, qué hacer si les da fiebre, qué alimentos son saludables para la familia, cuándo se va a acabar el papel higiénico en casa… los cuidados van mucho más allá…
-Obras como la vuestra, movimientos como el #MeToo, ¿nos dicen que algo está cambiando, que la sociedad está preparada para una nueva revolución social que coloque a la mujer en el puesto que merece?
MA para nosotras ha sido una revolución en sí misma. Cada vez que trabajábamos en una escena nos dábamos cuenta de que estábamos hablando de nosotras mismas. Nos hemos sorprendido viendo cómo cada día del proceso de laboratorio y montaje nos alimentábamos de tantas noticias que salían. La mujer está de moda. Ese es nuestro miedo, que sea una moda más. El problema de la igualdad, de la visibilidad de los cuidados es tan grande, tan estructural que nos da mucho miedo que sea una moda que luego pase. Que luego las personas que cuidan sigan con esos salarios tan bajos. ¿Cómo es posible si es el trabajo más importante de todos? Sin este trabajo, ningún otro sería posible. ¡Nadie podría salir a trabajar en nada! Yo ahora estoy respondiendo esta entrevista gracias a que nuestra Gala está con Carmen… Movimientos como el #MeToo nos abren otro panorama. A todas nos ha pasado. Desde que fui madre y supe para qué servía una teta lo tenía claro. La teta está completamente infravalorada. La mujer, también.
– La huelga de hoy jueves, que los medios de comunicación, los grandes sindicatos y la mayoría de partidos se ha empeñado en ningunear en favor de un simple paro, ¿puede marcar un antes y un después?
Cuando comencé a escribir esta obra, y cuando comenzamos Carol y yo a aventurarnos en su puesta en marcha, nunca nos imaginamos encontrarnos en el estreno con la víspera de la huelga que felizmente, amenaza con ser histórica. Nadie puede negar que hay una necesidad muy grande de que las cosas cambien. Es una pena que se politice todo. El amor no se puede politizar aunque muchos intenten hacerlo. Seguramente esas personas que no apoyan la huelga no tienen la necesidad de que les cuiden a sus hijos o hijas, o a sus padres. Ellos solitos y ellas solitas barren, cocinan, limpian, planchan… es normal que no quieran salir a la calle a pedir nada. Vemos a diario el Congreso abarrotado de niños, niñas, ancianos y ancianas por ahí, conciliando… conciliando… sin decir que no se lee ninguna noticia de violencia de género, o no se ve publicidad en la que la mujer no sea presentada como un objeto de consumo. Mejor nos quedamos en casita hoy, calentitos tomando un chocolate, que aquí no pasa nada. Esperando que llegue rápido el dia 9… Por suerte estaremos en el Teatro del Barrio hasta el 17 de marzo, esperando que nos acompañen y que la llama no se apague.
“Ma” Con una amamanto y con la otra sostengo el mundo, estará en cartel, en el Teatro del Barrio, los días 7, 9, 11, 14, 15, 16 y 17 de marzo, a las 19 horas.