Antonio Ruz. Sobre su pieza «PHARSALIA»

Antonio Ruz. Sobre su pieza «PHARSALIA»

Antonio Ruz, habla sobre «PHARSALIA», su primer espectáculo de gran formato producido por su compañía, y traza un mapa de situación e intenciones. Fragmento imagen de ©Javier Garceche

 

 

«Hacednos, si queréis, enemigos de todas las naciones, ¡pero apartad de nosotros la guerra civi!… ¡Tan miserable es salir vencedor de una guerra civil!». El cordo- bés Marco Anneo Lucano (39-65 d. C.), nieto de Séneca, escribió esta sentencia en la única obra que de él ha sobrevivido hasta hoy, la Pharsalia o Bellum Civile, un poema épico inacabado en diez cantos sobre la guerra civil entre Julio César y Pompeyo Magno que ha generado, por su compleja vitalidad, múltiples críti- cas, significados e interpretaciones a lo largo de la historia. Pero su vigencia hoy destila un claro mensaje de invocación a la libertad y de rechazo a la tiranía. En su relato, solo es heroica la resistencia y su lamento proclama una queja que lle- ga a alcanzar un carácter universal. El dolor se nos vuelve próximo y la palabra, un grito a favor de la paz de todos los pueblos que resuena de manera cercana, en gran media, después de observar el lado más belicoso del hombre en las dos guerras mundiales del pasado siglo XX o, sin ir más lejos, en nuestra propia Guerra Civil. Es este un poema de la derrota y la exaltación de sus víctimas que transmite un apasionado rechazo del despotismo. El escritor opta decididamente por el bando de los vencidos, que encarnan siempre la virtud. Como citaba Pa- solini sobre el valor de la derrota en la sociedad y la humanidad que emana de ella: «Ante esta antropología del ganador, de lejos prefiero al que pierde».

César, Cleopatra, Pompeyo, Cornelia, Catón, Marcia, Bruto, Sexto, Ericto, Julia… Personajes que aparecen como fantasmas momentáneos en un mundo desesperanzado y caótico. Escenas macabras y grotescas. Luchas de gladiadores, campos de batalla devastados, catálogos de muertes horrendas, mutilaciones o amputaciones de miembros descritas con una precisión casi científica. Lucano nos quiere impresionar y deslumbrar. Todo es espectáculo, y como tal, exige nuestra respuesta, nos compromete como lectores de una forma ineludible.

Expulsa de su obra a los dioses olímpicos y se sirve del destino, la fortuna y los sueños proféticos para el devenir de sus protagonistas, aunque es la muerte la que reina en todo su relato. Impresiones que traducen al lenguaje poético imágenes de lo ruinoso, de la violencia de la naturaleza o de paisajes desola- dos. La decadencia, el derrumbamiento o la destrucción, la degeneración, todo aquello que un día fue grande, encuentra en la Pharsalia una gran potencia.

Pero, ¿cómo resuena una obra de hace más de veinte siglos desde la mirada escénica contemporánea?, ¿se puede encontrar belleza en el caos de la guerra?

Tomando como punto de partida la Pharsalia de Lucano, este trabajo coreográ- fico indaga en el concepto de guerra desde un enfoque alegórico, poniendo al cuerpo al servicio de conceptos cotidianos como el conflicto, la crisis, la resistencia, la tensión o la evasión. Pero el ser humano no se conforma con su estado de guerra, y es ahí cuando aparecen en escena los vestigios de la belleza, de nuestra esperanza.

La violencia del mundo, el desasosiego y la constante lucha por la supervi- vencia, por un refugio ante la adversidad, se vuelven aquí una experiencia esté- tica elevada y sublime. Una reflexión crítica y comprometida sobre la crueldad y la barbarie en la sociedad contemporánea. Un alegato a favor de la concordia, el respeto y la compasión. Aunque, como citaba Marco Aurelio (121-180 d. C.), “el arte de vivir se asemeja más a la lucha que a la danza”, guerra y baile han ido curiosamente de la mano desde la antigüedad. Ballets ecuestres, desfiles militares, artes marciales, esgrima… en definitiva, movimientos coreografiados en un espacio y tiempo concretos. «La guerra es espectacular, y la danza un es- pectáculo» (Filosofía de la Danza, Ibis Albizu).

Con una propuesta escénica y de vestuario contundente y una creación mu- sical original que viaja entre lo épico y lo electrónico, los 11 intérpretes tran- sitan coreografías cargadas de violencia, sutileza y teatralidad lanzándose, con toda su fisicidad, a una fiesta del combate. Cuerpos en guerra que evocan paisa- jes de una belleza extraña y a la vez cautivante.

Pharsalia, un canto antibelicista a la danza como arma de liberación y de energía salvadora.

 

Antonio Ruz

 

Antonio Ruz. Imagen completa de ©Javier Garceche Puras sobre la foto para ampliarla.

Antonio Ruz. Retrato ©Javier Garceche Pulsar sobre la imagen para ampliarla.

 

Mapa de situación e intenciones

 

UN NIÑO CREATIVO, INQUIETO Y CAPRICHOSO QUE MONTABA BELENES GIGANTES

“Aunque en mi familia no hay antecedentes artísticos de manera profesional, me cuentan que mi bisabuela materna era melómana y que mi abuelo paterno fue un buen cantaor aficionado. Quizás de ahí viene mi vena artística innata. Mis padres me pusieron este nombre por mi abuela materna Antonia. La misma que cuando cumplí siete años, en Córdoba, me hizo un regalo que cambió mi vida para siempre: mi primer curso de sevillanas. Me recuerdo como un niño creativo, inquieto y algo caprichoso. Además de estar todo el día danzando, hacía dibujos, pintaba cuadros y figuras, modelaba barro, trabajaba el cuero, la madera y, lo más importante porque fusionaba todo, montaba belenes gigantes (con su día, su noche y su río de verdad), escenografías vivientes en miniatura que ocupaban toda una habitación. También dirigí teatrillos en el cole y las fiestas familiares en los que yo mismo actuaba. Siempre había un motivo para inventar historias, para disfrazarse, para construir, para crear jugando. Y hasta hoy”.

 

UNA TRAYECTORIA INTUITIVA, ORGÁNICA Y NATURAL CUANDO ECHA LA VISTA ATRÁS

“Cuando miro hacia atrás me doy cuenta de que cada etapa, cada decisión, se ha tomado de manera muy intuitiva, orgánica. Me siento orgulloso de no haber forzado ningún paso. Como intérprete, he tenido la suerte de formarme con grandes maestros y en disciplinas muy diferentes: el flamenco, la danza española, la clásica, la contemporánea, etc. Esa formación ecléctica me ha permitido enfrentarme sin prejuicio a estilos y formas de danza muy diversas, trabajando con los mejores coreógrafos y directores en compañías europeas muy potentes. Como coreógrafo estoy influenciado por todos los artistas que me han enseñado, inspirado y apoyado. Una severa lesión de rodilla me acompañó toda mi carrera (hoy ya con artrosis) e hizo que me plantease una manera de bailar más creativa y expresiva. La coreografía fue tomando espacio en mi vida y a día de hoy no echo nada de menos subirme a un escenario. Estoy en el lugar que siempre soñé. Desde el Premio Nacional de Danza en 2018, las cosas se han acelerado y, a día de hoy, me siento muy agradecido de poder elegir los proyectos en los que participo”.

 

DIVERSAS COLABORACIONES RECIENTES CON ‘PHARSALIA’ COMO EJE VITAL AHORA

“Tengo toda mi energía puesta en el estreno de ‘Pharsalia’ (21, 22 y 23 de octubre, Teatros del Canal de Madrid), pero hay otros estrenos y colaboraciones. Hace unas semanas estrené ‘Pastorela’ (8 al 10 de septiembre, Teatros del Canal), un solo creado ad hoc para Inmaculada Salomón, primera bailarina del Ballet Nacional de España. Además, la cantaora Rocío Marquez y el músico Bronquio presentaron su nuevo disco  ́Tercer Cielo ́ en Madrid (Conde Duque, 23 de septiembre), concierto en el que  olaboré como director de movimiento. En enero me iré a Barcelona para los ensayos de la ópera ‘Macbeth’ de Verdi en el Liceu (16 de febrero al 3 de marzo). Es una creación del artista Jaume Plensa en la que participo como coreógrafo con un elenco de más de 20 bailarines. Más a largo plazo, estoy trabajando en un precioso proyecto en el ámbito rural que, si sale adelante, se convertirá en mi proyecto de vida. Va siendo hora de empezar a pensar en el futuro y compartir la experiencia de toda una vida dedicado a esta disciplina artística, generando espacios y tiempos de encuentro en la comunidad de la danza”.

 

Inmaculada Salomón "Pastorela' de Antonio Ruz Foto ©Mercedes Burgos

Inmaculada Salomón «Pastorela’ de Antonio Ruz Foto ©Mercedes Burgos

 

ARTISTA TODOTERRENO QUE ANSÍA EVOCAR, CONMOVER Y DESAFIAR AL PÚBLICO

“Me considero un artista todoterreno que entiende la danza como un elemento que, desde el cuerpo, aglutina otras disciplinas como la música, el teatro, el cine, la literatura, la filosofía, las artes plásticas o la arquitectura. Para mí, un coreógrafo debe cuidar todos los aspectos escénicos de una pieza, desde la luz hasta la dramaturgia, el vestuario, el sonido, el espacio. Por eso me interesa colaborar con otros artistas y tengo tanta fe en el trabajo de equipo. Limitar la coreografía a una sucesión de movimientos me resulta pobre. Me da pereza definirme, etiquetarme y compararme. Hago proyectos de encargo para otras compañías, colaboro con otros coreógrafos y produzco piezas con mi compañía (Compañía Antonio Ruz), que desde 2009 es mi casa, el lugar donde me lanzo a investigar, a jugar, y quizás donde me permito ser más valiente y libre. De esa libertad intento que se impregne el resultado de mis trabajos: las múltiples lecturas e interpretaciones de un mismo concepto, atmósfera o imaginario. Busco evocar, conmover o hacer reflexionar al espectador y, en ocasiones, desafiar, sacudir”.

 

UN CURRANTE AFORTUNADO E INSPIRADO POR EL ARTE, LA COCINA Y LOS VIAJES

“Confieso que, en los últimos años, disfruto más en un museo o en un concierto que asistiendo a un espectáculo de danza. Creo que, por culpa de mi mirada analítica, suelo ser mal público de danza. Me cuesta. Dicho esto, no tiro la toalla. Sigo acudiendo a los teatros para ver a compañías y apoyando a los compañeros que siempre me inspiran con sus nuevas propuestas, que son muchas, gustosas y variadas. Me gusta ser cómplice de lo que está pasando en la danza en Madrid y seguir nutriéndome de mi vínculo directo con los países de Europa, donde viví, trabajé y sigo trabajando. Sigo siendo muy inquieto y curioso con todo lo que de alguna forma me inspira: el cine, el arte, la cocina, la música o los viajes. Cuando me preguntan por la imagen que me gustaría transmitir, suelo comentar que me parece injusto que, a los artistas, a veces, se nos tache de inaccesibles o divos. No creo que mi profesión sea más especial o sacrificada que otra. Soy un currante y tengo la suerte de vivir de lo que más me gusta. Humanidad y valentía son aspectos que me gustaría destacar de mí en los medios de comunicación”.

 

‘PHARSALIA’, FRUTO PROPIO DE LA NECESIDAD Y COMPROMISO CON SU PROFESIÓN

“El año pasado rechacé una oferta de dirección en una compañía estatal alemana por miedo a perder mi libertad creativa. Entendí que si seguía labrando mi camino como coreógrafo en España, debía dar un paso importante. De esa necesidad y compromiso con mi profesión nace la idea del proyecto ‘Pharsalia’. Sentimos que era el momento de crear una pieza de gran formato, de contar con un elenco numeroso, escenografía, etc. Al igual que hice con las dos compañías públicas: ’In Paradisum’ con la Compañía Nacional de Danza o en ‘Electra’ con el Ballet Nacional de España. La diferencia aquí es que lo hago con mi propia compañía independiente. A nivel financiero está resultando una auténtica odisea, pero tenemos plena libertad creativa, de acción y, sobre todo, los derechos de distribución

 

ANTONIO RUZ PERFIL 2022

Marcos Blanco I marcosblanco@mbhcomunicacion.es I 657 009 097

 

 

 Antonio Ruz. Imagen completa de ©Javier Garceche Puras sobre la foto para ampliarla.

Antonio Ruz. Imagen completa de ©Javier Garceche Puras sobre la foto para ampliarla.

 

 

 

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Revista cultural

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