A Federico la vida se le metía por los ojos. Por eso los mantenía cerrados a o escondidos detrás de unas gafas muy oscuras. Si no lo hacía así y miraba el mar, por ejemplo, el océano entero le entraba por la pupila, incluidos islas, barcos y sirenas, y se quedaba varios días con un intenso, aunque placentero, dolor de cabeza y algunos peces aleteando en su estómago. Cuando era joven y la curiosidad por el mundo era más fuerte que los efectos dañinos de su don, su iris no pudo negarse y absorbió con fruición a una bella joven. A pesar del susto inicial la muchacha se quedó a vivir varios meses. Fueron felices hasta que ella se fue cansando de los ruidos acuáticos de la sangre, de las corrientes de aire que entraban por la garganta y de pasear sola por los intestinos. Un día se sintió prisionera y escapó por el oído. Federico se prometió no volver a sentir las dolorosas punzadas de otros zapatos de tacón en sus vísceras y se fue a comprar sus primeras gafas de sol. A pesar de todo se niega a operarse el bolso rojo que todavía conserva incrustado en el hígado.

Acuarela de Juan Luis López
Muy grande. Cada vez estoy más feliz de compartir proyecto contigo; pero, sobre todo, de conocerte. Eres inmensa, Mar, bastante inmensa.
Un abrazo largo.
Desde que leí tu primer texto, hace ya unos añitos, supe que estaba ante algo diferente, el tiempo lo corrobora .
Enorme esta anatomía que nos entra por los ojos y nos llega tan dentro.
Fuerte abrazo.
Y yo feliz, de toda la gente que he conocido por el camino. Yolanda, Miguelángel, encontrar a personas como vosotros por el camino es lo mejor de escribir. Un beso.
Mar coincido con los dos comentarios de estos dos tremendos narradores, Creo que, no solo este relato, sino casi todo lo que he tenido el gusto de leerte tiene un sello muy muy personal que solo puede dar el talento y el buen gusto y claro un pedazo de imaginación que solo los de aquellas tierras, porque somos paisanos (yo de linares) bañada por olor a orujo y aire de aceituna tenemos jajaja.
Bueno me he venido arriba un poco jajaja.
Un gustazo leerte.
Interesantísimos tus caminos,
Qué te voy a decir y que no sepas…una maravilla vestirme de tus letras y poder estar a tu vera
¡Un besazo enorme!