Por NACHO CABANA
Hace algunos años, El País Semanal publicó un cómic de Alfonso Casas donde, en una sola plana, el autor dibujaba una hermosa, pequeña y cotidiana historia de amor. La página en cuestión estuvo pegada en la nevera de mi casa durante un tiempo. No investigué más sobre su responsable, algo que sí hizo el dramaturgo y director teatral Iñaki Nieto que quedó aquel domingo igualmente prendado de aquel romance dibujado y decidió que la obra de Casas se merecía una adaptación teatral.
Amores Minúsculos aterriza ahora en Barcelona tras cosechar un éxito tan grande en Madrid y en el resto de España que ha obligado a la compañía Los zurdos a montar tres repartos paralelos para poder atender la demanda de su representación.
Y es que la obra, que bien podría dar lugar a una película firmada por Carlos Sorín, lo tiene todo para llegar a un público entre los 25 y los 50 años que haya pasado o esté pasando por los avatares de buscar pareja en una realidad actual donde follar es mucho más fácil que hacer el amor.
Aunque Nieto deja fuera de la representación el cómic que le inspiró, acierta en la elección de las tramas y los personajes que parten del estereotipo reconocible pero a los que su acierto a la hora de colocar en situaciones originales y plausibles dota de un volumen que los aleja del tópico.
Las diferentes tramas están tan bien mezcladas como distribuidas por un escenario de escasa escenografía por donde los actores se mueven sin perderse en ningún momento.
De la compañía catalana destaca sobre todo Adela Silvestre quien, partiendo de un personaje cercano a la Mónica de Friends, logra en cada aparición ser más divertida y entrañable. Podía haber caído en la parodia pero no lo hace. A su lado Álbert Montes recorre similar viaje desde su heterosexual cansado de tener la misma pareja al homosexual feliz del descubrimiento de un nuevo amor. Éste está encarnado por un Joan Sureda que encaja muy bien los chistes y no deja de ser fiel al carácter de su personaje ni siquiera cuando le toca ponerse dramático. Algo más flojos están Dodi de Miguel y Núria Florensa; muy divertido Cristian Valencia.
Enuncia finalmente el texto una idea que da sentido a todo lo que pasa sobre el escenario. Empeñados todos los personajes en encontrar el gran amor de su vida, descubren que quizás éste no sea más que una sucesión de amores minúsculos que nos va a dar lo mismo que el gran romance soñado.
Una obra ideal para ver en una primera o segunda cita, en un aniversario de novios o simplemente recomendar a esa amiga/o que nunca encuentra lo que busca en su cama.