AMERICANA 2024. Trenton, penes y galletas de la suerte.
Por NACHO CABANA.
La casualidad ha hecho que coincidieran en el Americana 2024 dos películas que se desarrollan (total o parcialmente) en Trenton, uno de los municipios más peligrosos de vivir en los EE.UU.
La primera y más interesante de las dos es The Sweet east, debut en la dirección del director de fotografía de Sean Price Williams y personalidad homenajeada en esta edición.
“Quizás solo vay a hacer una película en mi vida y quería meter en ella todo lo que me apetecía”. Tan lúdido planteamiento ha tenido como resultado una suerte de Alicia en la América de Trump donde la protagonista, Talía Ryder, va pasando por diferentes situaciones protagonizadas por comulgantes con MAGA en las que siempre acaba encerrada y siempre se las acaba ingeniando para escapar. Desde el remedo inicial del “pizzagate” hasta el monje final del que Lilian (así se llama el personaje) se deshace simplemente a carcajadas.
Price Williams rueda cada episodio de una manera diferente, pudiendo verse dibujos animados en unos binoculares o tener a un DJ directamente salido de Meet the feebles de Peter Jackson. El resultado es una película desconcertante, llena de puntos de giro; una suerte de versión dramatizada de aquella ¿Quién es América? de Sacha Baron Cohen: la pesadilla tanto de los gurús del guion, de los críticos amantes de la pureza… y de la alt-right republicana.
Sí se desarrolla por completo en Trenton, Funny pages de Owen Kline, una suerte de versión no reconocida (aunque se la cite explícitamente en una secuencia) de los cómics de Peter Bagge (Odio, The Bradleys) que tiene un primer acto muy divertido y extremo (el prólogo, los habitantes del sótano que renta e protagonista tras independizarse) pero que entra en punto muerto al aparecer el personaje del antiguo separador de colores en la editorial de cómics “Image”.
Una lástima porque estéticamente, está muy cerca de las citadas novelas gráficas.
La película elegida para la sesión cervercera del sábado noche en el Americana 2024 fue Rotten by the Sun de Sebastián Silva. Una descarada propuesta gay que no escatima la exhibición gratuita y masiva de penes de toda clase y condición (lo que provocó carcajadas nerviosas en una espectadora) y que cambia radicalmente de dirección con un sorprendente giro que la lleva hacia una comedia negra que finalmente deviene en una crítica a cómo la burguesía bohemia mexicana trata a sus sirvientas.
Aunque no lastra demasiado el conjunto, la segunda mitad de Rotten by the sun se alarga demasiado perdiéndose el ritmo y agotando la energía inyectada en su midpoint.
Rotten by the sun es una producción de la plataforma Mubi, al igual que Fremont, de Babak Jalali. Un largometraje bastante seco y ligeramente borde centrado en una traductora e intérprete afgana instalada en la localidad californiana del título que tiene e insólito trabajo de escribir las frases que aparecen en las galletas de la suerte que te dan como regalo en los restaurantes chinos estadounidenses.
La idea central podría haber dado lugar a una comedia romántica con un cambio total de focalización en su mitad, pero Jalali prefiere desarrollar lo imperturbable de su protagonista (interpretada por la reportera afgana Anaita Wali Zada) y su relación con los personajes y ambientes que la rodean; desde el psiquiatra obsesionado con Colmillo blanco de Jack London al mecánico interpretado por Jeremy Allen White y que se presenta como el dinamizador de la protagonista hacia su futuro.
Acaba de esta manera la edición 2024 del Americana 2024 donde también hemos podido ver títulos tan interesantes como Gasoline Rainbow de Bill Ross IV y Turner Ross o What doesn´t float de Luca Balser, propuestas que aprovechan la escasez presupuestaria para modelar su guion y rodaje. Lo cual no deja de ser tan obvio como inteligente.