Por NACHO CABANA
Madeline´s Madeline de Josephine Decker es una película sobre el control que una madre (la también directora Miranda July) ejerce sobre su hija adolescente con problemas mentales (excepcional Helena Howard) pero también sobre la pérdida de esa influencia a favor de su profesora de teatro (Molly Parker, vista en House of cards) quien comienza siendo el referente de la muchacha y acaba siendo la réplica de su madre en un duelo de control inequívocamente femenino que acaba convirtiendo a la adolescente en la dominadora de ambas.
Decker maneja con maestría lo que el espectador suele esperar de este tipo de argumentos (hijo en situación familiar delicada encuentra su camino en la vida gracias a al bondad de un maestro y de paso sus padres corrigen su castradora conducta) para manipularlo como las tres mujeres protagonistas se manipulan entre sí.
Madeline´s Madeline es una película altamente visual a partir de algo tan poco cinematográfico como el teatro amateur y escolar que juega con el montaje muy picado de unos planos llenos de desenfoques y duplicados digitales. Un juego especular que recuerda a practicado por Carlos Vermut en la infravalorada Quién te cantará y que, como ésta, cuenta con poderosas interpretaciones femeninas.
Otro adolescente problemático es el protagonista de Friday´s child de A.J. Edwards producida por Gus Van Sant y protagonizada por Tye Sheridan. Cuenta las dificultades de un joven que acaba de salir de un reformatorio para reintegrarse en la sociedad. Su trama no es excesivamente original pero sí la manera en que su director la filma, con pantalla en 4:3 (que se convierte en 16:9 en momentos clave) y sustituyendo la omnipresente (en el cine indie) cámara en mano y objetivos de distancia focal larga por steadycam y grandes angulares. Edwards altera los tiempos solo cuando le hace falta para golpear la fe del espectador en el protagonista aunque acaba ofreciendo a éste algo parecido a una redención vigilada.
Casi íntegramente femenino es el elenco de Never goin´ back de Agustine Frizzell la película gamberra elegida por el Americana 2019 para disfrutarla cerveza en mano la noche del sábado. Se trata de una chick lit pasada de rosca a la que no le faltan drogas y escatología (una de las protagonistas se pasa buena parte del metraje con ganas de ir al baño) a la hora de contar la historia de dos camareras al borde de la mayoría de edad que hacen del descaro su forma de vida.
Neven goin´back es muy divertida y tiene un clímax que haría las delicias de Sacha Baron Cohen; funciona mejor cuando son Maia Mitchell y Camila Morrone quienes ocupan la pantalla y algo peor cuando lo hacen sus compañeros masculinos. Le sobran algunas casualidades y un final tranquilizador parecido al de Carmen y Lola de Arantxa Echevarría pero resulta, a la postre, bastante reveladora de cómo vive la futura white trash estadounidense cuando aún está a tiempo de dejar de serlo.
Memorable la secuencia del interrogatorio con el policía gay.
También son camareras las protagonistas de Support the girls de Andrew Bujalski aunque ambas películas se encuentran en las antípodas una de otra siendo ambas comedias. Bujalski se pasa todo el metraje de la suya justificándose por ambientar la trama en uno de esos restaurantes tipo Hooters en los que las camareras sirven hamburguesas y ensaladas vestidas con faldas o pantalones cortos, amplios escotes y ajustados wonder bra. Aunque en la realidad no hay nada ni siquiera lejanamente relacionado con la prostitución en estos negocios (acuden a ellos familias enteras), el director insiste constantemente en la bondad de la encargada del negocio, en lo bien que trata a sus chicas y como las cuida para evitar que se desvíen del camino correcto. Unas tramas de dramedia noventera en las que no hay un solo personaje masculino que no sea idiota o delincuente acaba lastrando un film que podría haber hecho las delicias de Russ Meyer.