Alberto Giacometti. Terrenos de juego

Alberto Giacometti. Terrenos de juego

Una selección de 190 piezas recorren el trabajo de este artista suizo, tomando a su taller como paradigma de su visión artística.

La Fundación Mapfre se acerca a la vida y obra del escultor por excelencia, Alberto Giacometti (1901-1966), centrándose en su concepción espacial. Alrededor de 190 obras de arte -procedentes de más de una treintena de prestigiosas instituciones y colecciones privadas, además de museos-, que abarcan desde los años 20 -en los que el artista militó en el movimiento surrealista– hasta sus últimas creaciones, grandes esculturas que concibió para espacios públicos como la Chase Manhattan Bank de Nueva York.

La realización es sólo un trabajo material que, para mí, en todos los casos, no presenta ninguna dificultad. Es casi aburrido. Se tiene en la cabeza y se necesita verla realizada, pero la realización en sí misma es molesta. ¡Si se pudiera hacer realizar por otros, sería todavía más satisfactorio!»

(Alberto Giacometti, 1933)

Sin embargo, pese a este sentimiento del autor, sus obras están entre las más cotizadas del mercado del arte. Buen ejemplo de ello es la escultura de «El hombre que camina» (‘L’Homme qui marche‘, 1947), por la que en 2010 se pagó una cifra récord de 74 millones de euros en una subasta. Fundación Mapfre ha querido crear un espacio expositivo que pretende trasladarnos en el espacio y en el tiempo, y llevarnos a las profundidades más íntimas del artista, al lugar donde todo germinó: su taller. Este taller es un ejemplo paradigmático de cómo Giacometti concebía su trabajo; era una especie de terreno de juego fijo y constante en el que podía experimentar la relación de los objetos con el espacio. El artista daba cuenta así del magnetismo con que le hechizaban los objetos:

Las cosas, las que están cerca y lejos, todas las que han pasado y las futuras, las que se mueven, mis amigas, cambian (se pasa junto a ellas, se apartan), otras se acercan, suben, descienden (…) en el espacio, suben y bajan…»

La muestra comienza con sus primeras esculturas, que tienen una gran influencia del arte tribal de África y Oceanía. Esculturas planas y objetos poéticos de su etapa de surrealista como «Mano aprisionada» (1932), «Mujer cuchara» (1926) o «La pareja» (1927). No faltan sus esculturas filiformes de extrema delgadez y gran altura como «Tres hombres que caminan» (1949), donde adopta la misma estructura que en sus «tableros de juego», pero incorporando la sensación de movimiento en sus figuras.

El visitante encontrará fotografías de su taller -de vital importancia para entender su obra- en las que se ve una especial relevancia de la perspectiva del espacio y de la ubicación de los objetos.

Fotografía realizada por Robert Diosneau

Fotografía realizada por Robert Diosneau. París, 1957

En este recorrido, la exposición hace hincapié en el proyecto para la Chase Manhattan Bank en Nueva York. La oportunidad de crear en el espacio público con la que Giacometti llevaba soñando casi 30 años. Esta plaza la iban a conformar tres figuras que simbolizan las relaciones vitales: El caminante -interpretado como la esencia de la vida-, Cabeza grande -que representa la conciencia que mira-, y Mujer grande -que simboliza la figura femenina como imagen de culto. Pero en 1960, su cliente decide rechazar el proyecto.

Pese a este varapalo, Alberto Giacometti, escultor inclasificable y fundamental en las vanguardias artísticas del siglo XX, nunca dejó de soñar…

El tiempo se hacía horizontal y circular, era el espacio al mismo tiempo, e intenté dibujarlo…»

(«El Sueño, el Sphinx y la muerte de T.»)

Fechas: del 13 de junio al 4 de agosto.

Lugar: Fundación Mapfre (Sala Recoletos) Madrid

Precios: Entrada gratuita.

Horarios: L, de 14 a 20h. M-S, de 10 a 20h. D y Fest., de 11 a 19h.

 

Autor

Alegre, transparente (quizá demasiado), sencilla y complicada al mismo tiempo, con carácter y muchos, muchos defectos. Mi filosofía de vida se basa en tener serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo y sabiduría para poder diferenciarlas...

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