AHOGADOS, la adaptación teatral de un texto inquietante.

AHOGADOS, la adaptación teatral de un texto inquietante.

Txabi Pérez y Jesús Gago en «Ahogados» dirigida por Raúl Prados.

Por Coral Igualador

“Y no es para extrañarse: en un país donde la vida vale poco, el trabajo vale menos. Duele, pero esto en mi país, aún hoy es una realidad, ¿En los suyos pasa igual? “

Jorge Franco

 

Carlos Eugenio López escribe la novela Ahogados y Raúl Prados, junto con el escritor, adapta el texto a teatro. Para Raúl Prados, actor y ayudante de dirección , es su primera obra como director y con este texto se arriesga, ya que por su carácter narrativo tiene mas dificultades para ser contado de forma teatral. Aún así, el dialogo de los personajes es tan trepidantemente cruel que salva cualquier otra disquisición.

Si en la novela es un viaje a través de la Mancha, en el teatro es la espera de su viaje 29. La vigésimo novena ida y vuelta de dos personajes unidos por su role de asesinos de hombres árabes, los moros, como los denominan ellos.

Y en esa espera charlan para hacer mas llevadera la muerte que impregna sus manos durante una noche, como otras 28 en las que acaban de ahogar a un hombre en la bañera, un chaval de apenas 20 años cuyo delito o característica es ser un moro inmigrante de los que no se han ahogado en una patera, y han tenido la inmensa fortuna de llegar sanos y salvos a una plaza de cualquier ciudad, igualmente varados que si perecieran en la orilla. La caza del diferente que vive pendiente de un hilo porque no le sirve el lógico hecho de ser hombre para ser aceptado en cualquier lugar del mundo. Porque el mundo no es un habitat universal si no un territorio sesgado por el miedo a la diferencia.

Equipo de ahogados

De izquierda a derecha: Pier Paolo Alvaro (vestuario) Txabi Peréz (actor) , Jesús Gago (actor) Raúl Prados (director), Roger Portal (escenografía)

 

Asesinos a sueldo matando la noche. “Yo no pienso que los mato, pienso que se mueren” es una de las respuestas. Porque en ese dialogo sin pausa para romper el tedio, uno pregunta e increpa, el otro responde con argumentos de ética occidental llevados al máximo extremo de lo mezquino, pero fácilmente identificables.

Asesinos a sueldo en un bucle peripatético, donde las preguntas y respuestas son los giros leves que nos atrapan en ese escenario forrado de plástico para no manchar un cuarto de baño que es el lugar ideal para asesinar y lavarse las manos después.

El físico de los actores que encarnan a estos mercenarios a sueldo, funcionarios del terror dando un servicio al bienestar de los ciudadanos propios de cada nación, recuerdan a un Quijote y a un Sancho repasando la moral de andar por casa sobre la inmigración y los que vienen a nuestro país a tomar posesión de él sin que tengan en cuenta la importancia de que existen fronteras, de que no hay trabajo para todos, que uno no se puede saltar las normas a la torera, que nuestros hijos no tienen plazas en los colegios a causa de esos moros, chinos, o sirios que vienen a invadirnos. Esas palabra que hemos escuchado en bares o en tertulias entre amigos y que sabemos que no son políticamente correctas, pero que corren como la pólvora de forma no institucional.

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Ahogados. Adaptación de la novela homónima de Carlos Eugenio López dirigida por Raúl Prados.

Jesús Gago es el que parece arrepentido, vislumbrando esa actitud en las constantes preguntas que se hace, que nos hace, enmascarando el sin sentido de matar en la cuenta de los que han matado, y en el recuerdo de su color de ojos. Jesús parece un niño grande, en su pantalón de peto vaquero y su camisa de cuadros, con esa forma de pensamiento que da lo justo para pasar un día hasta que se ocupa su noche fin de semana tras fin de semana en la caza del hombre diferente.

El papel de Gago es complejo, porque es el que pregunta, apenas habla, y recibe, constantemente recibe la respuesta aparentemente segura y abrumadora de su compañero. Su protagonismo está a la sombra, porque el es la voz de la conciencia que se cuestiona la necesidad y la bondad o maldad de los actos. Y la conciencia no es una buena compañera y tiene que ser aparcada para sobrevivir. Esa es la respuesta que prevalece en la boca de Txabi Pérez. El personaje de Jesús necesita que algunas palabras caigan en toda su magnitud cuando responde o cuando pregunta. La verdad de la simplicidad cruel de lo que se cuestiona. Tarea de la que tomará conciencia, casi seguro, con el tiempo.

Igual que se irán matizando los silencios escasos y necesarios, y la comprensión de cada palabra con sus acciones tediosas en este dialogo que no deja en buena posición a ningún ser humano. La dirección, aunque novel, tiene una mano firme y organizada, y se nota que con ganas de aprender por lo que con el rodaje de este duelo filosófico de conciencias permeables, muchos matices se colocarán en su sitio.

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Fotografías: Carmen Prieto Ramón para la obra «Ahogados»

Txabi Pérez es el anti Quijote, el que responde, con la claridad del que tiene las respuestas para no plantearse mas. Las cosas son como son y así lo dice, aunque su mirada a veces trasluce otras cosas en un viaje interior de fragilidad absoluta. Un actor que juega con su mirada para congelar tu alma y la suya. Además su tono es tan agobiante como el espacio que contiene la obra, otro acierto, quizás sin querer. Como suele pasar en ese personaje extraño que surge en el teatro, el personajes invisible y mágico que da coherencia por casualidad a algo que no teníamos previsto. Txabi y Jesús tienen sincronía, solo les falta rodaje y masticar lo duro de roer del texto que escribe Carlos Eugenio López.

El espacio lo viste de laboratorio de operaciones clandestinas Roger Portal junto con Pier Paolo Alvaro que también firma el vestuario. Siempre los dos muy acertados en extraer la esencia de la obra.

Ahogados en un duelo de ignorantes cuya salida social es ser asesinos, pero ahogados también somos todos nosotros, o ¿no?

 

Titulo: Ahogados / Director: Raúl Prados / Escritor: Carlos Eugenio López/ Actuación: Jesús Gago, Txabi Pérez/ Ayudante de dirección: Yaiza Ramos/Vestuario: Pier Paolo Álvaro/ Escenografía: Roger Portal/ Espacio sonoro: Ruth Rubio/Fotografía: Carmen Prieto Ramón.

 

La pensión de las pulgas C/Huertas.48

Domingo a las 18:00

 

*Vi esta obra en su estreno en Madrid el 5 de junio de 2016

 

Autor

Desde que me recuerdo me han gustado los actos de narración: teatro, literatura, cine... Me apasiona la narración, la psicología y la comunicación y por eso de los caminos no rectos, pero que conducen a lo mismo, acabe estudiando logopedia. He tenido la oportunidad de formarme y trabajar como consultora de comunicación, voz, teatro creatividad y desarrollo personal para diversas entidades y personas. También escribo guiones, obras de teatro, dirijo y actuó. Otra oportunidad que me ha brindado la vida es la de escribir sobre el teatro que se sigue vivo, eternamente vivo, y poder difundirlo.

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