En la imagen los actores Andrés Acevedo, Jorge Vidal y Christian Escuredo tres actores para Afterglow de S. Asher Gelman. ©GonzaGallego
Por Luis Muñoz Díez
Afterglow se estrenó en el off de Broadway en 2017, desde entonces la obra escrita y dirigida por S. Asher Gelman, arrasa en todos los países en que se ha representado. El 4 de marzo se estrenó en la Sala Nave73 -Madrid-. Los artífices de que la obra se pueda ver con la misma calidad que en los mejores circuitos internacionales son Carlos Martín y Diego Rebollo, que la han traducción, adaptado y producido, la brillante puesta en escena la dirige Pedro Casas.
Afterglow de S. Asher Gelman es una obra que ahonda en esa necesidad imperiosa de tener a determinada persona a tú lado, que llamamos amor, que ni llega con cita previa, ni avisa cuando se va. Aun cuando se haya acordado con tú pareja establecer una relación abierta, basada únicamente en recibir a un tercero en la cama para gozar del sexo.
Las parejas abiertas no son novedad, en una clase social alta y media alta, cuando este concepto estaba claro, el siglo XX se encargó de difuminar el concepto de clases.
Las uniones matrimoniales se realizaban por simples interés, ambos cónyuges conocían las normas de no poner a la pareja en ridículo, respetar la paternidad de los hijos, y permanecer socialmente como pareja, y en privado hacer de su capa un sayo. Para asombro general estos matrimonios funcionaban, porque al no estar por medio el amor no había nunca decepción, y los años de convivencia, si en tan especial tómbola te tocaba alguien normal, con el tiempo nacía la complicidad y el cariño.
Con lo anterior no crean que trepo por la rama de otro bosque ajeno de Afterglow de S. Asher Gelman, porque la función la protagonizan tres hombres, pero está tan bien captado el concepto de pareja abierta, que con una variación mínima, la historia se podría extrapolar a cualquier relación homosexual o heterosexual.
En este caso de Alex –Christian Escuredo- y Josh , su pareja no está formada por un mero compromiso. Su unión se ha regido por un amor con mayúsculas, tanto que están a punto de ser padres por medio de una gestación subrogada, pero en un ejercicio de ir más allá, aun queriéndose y deseándose, deciden no poner puertas al campo, y admitir que al deseo no lo opaca el amor, y porqué han de renunciar a nada.
Vivir siempre conlleva un riesgo, si no, estaríamos muertos, y si admitimos en nuestra cama, y sobre todo en nuestra vida a terceros, aumentamos el riesgo de enamorarnos, porque el sexo puede ventilarse en un plis plas. Se podría dar la vuelta al título con el que llamó su película Gómez Pereira, su enunciado era la pregunta ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo … En este caso yo propongo reformularla por ¿Por qué lo llaman sexo, cuando lo que quieren decir es amor… Sentirnos deseados aumenta la autoestima cantidad, pero lo que todos necesitamos, sin excepción, es ser amados.
En la pareja de Josh –Andrés Acevedo– y Alex –Christian Escuredo– se materializa el amor cuando quieren decir sexo en la persona de Darius –Jorge Vidal–. En las parejas es imposible vivir parejos los tiempos, con sus necesidades incluidas, para Josh, Alex es su marido al quiere sin límite, pero las mariposas en la tripa, de pronto, las siente por Darius.
Como Alex –Christian Escuredo- quiere a Johs -Andrés Acevedo- la seguridad que tenía cuando decidieron abrir su relación se tambalea, porque si realmente quieres a alguien en un determinado momento tienes miedo a perderlo, los celos se sienten, pero luego está la razón para que no pasen de ser un sentimiento.
Por el traductor y adaptador sé, que el texto original se ha respetado. Un texto estructurado con una claridad cinematográfica narra la relación desde el minuto cero, y somos testigos del particular viaje a Ítaca de Josh y Alex, que realizan por Darius, con el aliciente de que cuenta con unos diálogos teatrales bien escritos, que sin sentir te atrapan en la historia hasta la emoción.
En la puesta en escena de Pedro Casas, sí que ha innovado, cuenta con una escenografía que permite ver al detalle a los tres personajes en acción, desde el frontal y los laterales, creada por Bengoa Vázquez. Sacando un partido extraordinario para situar lo que ocurre dentro, y fuera del particular mundo de la pareja, apoyado en los efectos de Iluminación de Lola Barroso, y el espacio sonoro Marcos Cantador, veremos cómo los personajes se cruzan, se acercan y se alejan en su propio pensamiento.
Otro acierto de la dirección es arrancar la función con los tres actores desnudos en la cama, jugando con naturalidad, después de su encuentro sexual a tres. Únicamente vela las escenas de sexo más explícito en la ducha tratadas con la misma naturalidad, y que a pesar del leve velo, nada se le ocultan al espectador. Unas escenas coreografiadas con un rigor estético que, como los cuerpos desnudos que los tres mozallones muestran con generosidad, iluminan y abanican cualquier morbo.
Quien busque una función de excesos, drogas y rock and roll en Afterglow no lo va a encontrar, aún así os animo a que acudáis a una función, porque os va a sorprender su historia de amor.
Afterglow trata una historia de amor, por lo tanto de sentimientos, por lo que a pesar de contar con un buen texto y la mano diestra de su director Pedro Casado, los que crean la emoción son los actores que se enfrentan a un gran reto de mostrar sus temblores y sus emociones a flor de piel, para lo que precisan desnudar mucho más que su cuerpo, para que la obra toque, y toca, es preciso entregarse en carne viva, y el público siente su contradicción, su pulso, y su sudor.
Alex –Christian Escuredo- ha de sujetar el tipo ante la inundación sentimental que ha provocado en Josh, su marido, la entrada en sus vidas el joven Darius –Jorge Vidal-. Alex reacciona al limite, con toda la coherencia que puede llevar a la práctica. Alex como Josh es un hombre guapo sin peros, que juega con idénticas armas. Ve el sexo como algo gozoso, pero no tiene la necesidad de mostrar su afectividad a tiempo completo, porque es un científico comprometido.
Johs –Andrés Acevedo- es actor tan afectivo como sensual, y es el que hace temblar su relación con Alex. Darius es un chico que sabe que se enfrenta el solito a dos, y no lo ve del todo justo, pero actúa en todo momento con total honestidad. Igual que digo que el tema del sexo y desnudos está tratado con rigor estético, quiero señalar que en ninguno de los tres personajes anida ni un ápice de maldad. Una decisión que me parece muy acertada de su autor S. Asher Gelman, para poder ahondar únicamente en los sentimientos que pueden despertar la decisión de ser una pareja abierta.
Serían imposible destacar el trabajo de uno de los actores sobre otro, porque logran crear un nivel de emoción compacto, cuando sales de la sala es complicado desvincular a Andrés Acevedo, Christian Escuredo y Jorge Vidal, de Jhos, Alex y Darius.
La prueba del logro del montaje es lo emocionado que sale el público de la función.
Afterglow de S. Asher Gelman se estrenó el 4 de marzo de 2021 en Nave73, más información sobre fechas horarios y compra de entradas aquí.
Autor y director original S. Asher Gelman Traducción y adaptación de Carlos Martín y Diego Rebollo Dirección Pedro Casas Intérpretes Andrés Acevedo, Christian Escuredo y Jorge Vidal Escenografía Bengoa Vázquez Asistente de Escenografía Isi Ponce Iluminación Lola Barroso Vestuario Jaime Moreno Espacio sonoro Marcos Cantador Producción Carlos Martín y Diego Rebollo Ayudantes de Producción Verónica Severino y Olga L. Hidalgo Asistente de Producción Trinidad Quevedo Prensa Daniel Mejías Comunicación.