Ahí está Zizek, un hombre cuya producción es febril, él mismo confiesa que hasta es un problema, que no puede parar. Y se nota, pero no en el mal sentido, se nota que su mente va a una velocidad inusual. Leerle es entrar dentro de una explosión de conceptos e ideas que corren sincronizados como una manada de gacelas. Da gusto, y más cuando nos encontramos cómo en su forma de narrar –sí, porque la filosofía también hay que narrarla– hay una cortesía extrema por el lector, porque lo dicho viene acompañado de ejemplos que le ayudan a “ver”. Ejemplos tomados del cine, la literatura, etc., ejemplos que son anécdotas o chistes. Lo nuevo llega a Sexto Piso y se llama Acontecimiento. Estamos ante un libro corto, fibroso, en el que el discurso va rápido y ágil. La primera página lleva de forma irremediable a la última.
Un acontecimiento es “una noción anfibia con más de cincuenta tonos de gris”, o lo que es lo mismo, un animal poco predecible y difícil, muy difícil de digerir. Realizar algo así como una “analítica del acontecimiento” es la tarea que Zizek desarrolla en este ensayo. ¿Algunas notas? El acontecimiento es “el efecto que excede sus causas”, algo que debilita cualquier diseño estable, “un cambio del planteamiento a través del cual percibimos el mundo y nos relacionamos con él”, es creador de un nuevo “mundo”, es imposición, es algo que rompe el curso normal de las cosas… Y aunque para lograr su retrato Zizek hable de los tres acontecimientos de la filosofía y de los tres del psicoanálisis, puede que la mejor forma de entenderlo de un vistazo la encontramos en la dedicatoria: “A Jela, el acontecimiento de mi vida”. Zizek lo sabe, y por eso, el amor en este ensayo tiene un papel “central”, ya que ese “estado de excepción” nos enseña bien la naturaleza y el significado de un acontecimiento.
La parte central de este ensayo, definir y ejemplificar al acontecimiento, deja paso a dos capítulos especialmente potentes, y diríamos que casi de lectura obligatoria para todo habitante de esta cosmopolis. A la pregunta, ¿es posible deshacer un acontecimiento? Debemos responder señalando que esa es precisamente la extraña fuerza del capitalismo. Por un lado, desmantela acontecimientos pasados, la Modernidad por ejemplo, y es además capaz de abortar nuevos. Así, y Zizek es muy claro, a pesar de un descontento generalizado y de varios momentos gestadores de cambio, algo ocurre porque que la mecha no se enciende, algo que tiene que ver con el paso, como diría Stirner, del “conócete a ti mismos” al “explótate a ti mismo”, ya que a través de la enseñanza -esa que es sinónimo de amaestrar-, nos hemos convertido en esclavos de nosotros mismos, y esa es la principal barrera, la mampara de cristal blindado, contra la que chocamos cada vez que cualquier runrún de cambio suena en nosotros. Y ante esto, Zizek ya no tiene respuestas, o sí, una que se expresa, y así se cierra el libro, con la frase latina Nota bene! -«¡Presta atención!»-.
Acontecimiento, Slavoj Zizek, Sexto Piso, trad. Raquel Vicedo, 2014.
Esta reseña fue publicada por primera vez en el número 37 de Filosofía Hoy en la edición impresa.