A (sola) 2, de César Augusto Cair

A (sola) 2, de César Augusto Cair

A sola 2 cairCésar Augusto Cair debuta en la poesía con un libro complicado y eso, en el espinoso asunto de los versos, no estoy seguro de que sea un mérito.

Tengo la impresión de que en el saturadísimo panorama literario actual, donde como dice mi amigo Divisa, ya hay más gente escribiendo que leyendo, cualquier voluntad de innovación a nivel formal es celebrada inmediatamente como un acierto, como una aportación más al muestrario disponible de artefactos lingüísticos. Y tengo la impresión también de que vivimos, de un tiempo a esta parte, en la lacerante dictadura del ingenio. Encuentren ustedes 140 putos caracteres suficientemente deslumbrantes y manden este ejercicio anticuado de leer y reflexionar sobre un libro al mismísimo infierno.

Pero como iba diciendo, el señor Cair ha escrito un libro complicado, un poemario con clara intención narrativa que se va articulando en piezas cuyos versos nunca tienen más de tres palabras, y que avanzan, inexorablemente, desde la sonrisa detenida de una separación presentida hasta los dedos que juegan a hacer dibujos en la arena como metáfora evidente de un futuro abierto para ser escrito. A (sola)2 es, así lo he leído yo al menos, un libro místico. Místico en la conciencia clara de un destino y en la necesidad de trascendencia. Místico en el rechazo de lo absurdo. Y místico incluso en la elección de recursos formales que en ocasiones casi le otorgan un carácter jeroglífico a los versos: frecuentes repeticiones de palabras, juegos de puntuación, desmembramientos y reagrupaciones léxicas, aliteraciones y multitud de onomatopeyas que constituyen una suerte de “banda sonora” asociada al texto.

Porque
tu estar
era mi sonrisa;
tu ser,
mi alma;
tu amor,
mi aire;
y tus ojos,
mi luz.

¿Qué hago
ahora?
¿Qué…?

¿Qué hago
con mi sonrisa
perdurable
en perpetua
sonrisa,
deten(ida) y
flotante,
(bluub)
qué hago
ahora
con ella?

Y tengo que reconocer que hay algo de hipnótico y de esencial en todo ello. Algo de búsqueda de un ritmo sangrante y significativo que pueda dar cuenta de la angustia sin necesidad de un nivel semántico. Una lluvia oblicua y radiactiva cayendo ante los ojos de un muerto.

 

Hago otro surco
en la arena
y sopla
otra brisa;
sopla
la brisa
lisonjera
(sssss)
y el surco
va tras ella,
tras ella,
tras ella:
y así
pasaré la vida,
así,
entre surcos
y arenas,
entre dedos
y brisas,
(sssss)
y bajo
cada surco
más arena,
(…)

El problema, sí, el problema, para mí al menos, es que necesito de un estado de ánimo muy determinado e infrecuente para ser capaz de atravesar un poemario entero que insiste en el (des)amor romántico como tema de lamento, sin caer con frecuencia al otro lado de la finísima línea que separa lo sublime de lo hueco.

My fault, en cualquier caso.

Autor

Javier Cristóbal es madrileño, psicólogo disidente y profesor de Integración Social. Ha publicado los libros "Genealogía de lo Imposible" (Vitruvio), "Feroces de Pensamiento" (Vitruvio), "La hospitalidad de la intemperie" (Amargord) y "Heterotopías" (Amargord).

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