Por Luis Muñoz Díez
Mariquita aparece ahogada en una cesta (1991), de Juan García Larrondo. Se trata de un texto de segundas oportunidades en clave de comedia. Mariquita, muere al ser arrojada al mar por unos marineros, mientras cerraba un trato por sus servicios como trabajadora del sexo. Por lo imprevisto de su muerte la Virgen, de la que es muy devota, le otorga una prorroga de vida para que pueda dejar en orden su vida afectiva.
El texto de García Larrondo en el momento en que fue escrito era valiente, por el tema que trataba, y hoy su vigencia está en ser una comedia costumbrista del momento, que roza sin arañar, una religión vista como pueril fetiche, dibujando la singularidad de unos personajes que seguían sus inclinaciones homosexuales, que afortunadamente ya no es motivo de extrañeza para nadie.
Juan Mairena ahonda en lo kitsch de Mariquita aparece ahogada en una cesta, de García Larrondo. No evita la hipérbole, porque es la vía correcta para contar la dicha y las desdichas de Mariquita. Una mujer que se ve en la necesidad de hacer la carrera en el puerto, decepcionada porque su marido la ha abandonado por el hermano mayor de una cofradía se Semana Santa, y su hija no se siente a gusto en su cuerpo de mujer. Contribuye a incidir en la farsa cómica, su amistad con una camella de poca monta y una laureada poetisa egocéntrica, que compone su obra con temas lésbicos.
Juan Mairena tiene en su haber una pieza tan emblemática como Cerda, y quizá el espectador al acercarse al teatro, pueda esperar una función similar, pero el autor de Mariquita aparece ahogada en una cesta, es Juan García Larrondo. Y Juan en su versión ha sido totalmente respetuoso con la obra de García Larrondo, a la que hay que apreciar por el momento en que está escrita, y recordar que en 1992 fue galardonada con el Primer Premio Marqués de Bradomín.
En el espacio escénico llama la atención el panel que figura ser la casa de Mariquita, por su dimensión tiene algo de plató, de escenario dentro del escenario donde se representa la farsa cotidiana, a diferencia de cuando se realizan las proyecciones que nos llevan al puerto o al fondo del mar, que la escenografía llena todo el escenario.
El resultado en un caso tiene la ironía de los talk show, deslenguados de la franja de tarde, y en el otro un aire cinematográfico similara a Querelle de Fassbinder o de La Sirenita. La función pertenece al género mestizo que forma parte de nuestro imaginario, tanto para el creador como para el espectador.
Se nota la mano del director, en la composición barroca de esa virgen andaluza, que no arrendra en bajar a la tierra, prescindir del palio e iniciar las conversaciones más peregrinas, para que Mariquita pueda poner en orden su vida.
Mairena, es un director cuidadoso, y ha elegido a sus colaboradores con el esmero que hace todo. El diseño de vestuario es de Íñigo Sádaba, la escenografía y estilismo de Tania Tajadura, la dirección musical y espacio sonoro de Víctor Elías y Jaime Vaquero, y la iluminación de Daniel Esparza y Helena González.
Donde se puede ponderar y alavar la valía Juan Mairena sin usura, es como director de actores: María Isabel Díaz compone una Mariquita, muy fresca, a pesar de estar muerta, y no es fácil porque su personaje es el único que pasea por la cuerda floja de la hilaridad del tono general de la función, con momentos de realidad pura y dura.
Dolly es la Virgen. Una virgen resolutiva, que avanza como una demoledora de cascotes, abanicando tópicos al bajar de su trono de Semana Santa. Dolly realiza un trabajo poderoso, y resuelve con desparejo el difícil cometido de ser divina, pisar tierra y tener que bregar con el pueblo llano.
El actor Jorge Lucas, para mí ha sido una grata sorpresa, porque imprime diferencia a sus tres personajes, sin caer en la caricatura. Marta Aledo, aunque también dobla papel, donde se luce es poniendo piel, voz y gesto, a esa camella de bajos vuelos, tan real y reconocible.
El trabajo de Georbis Martínez es extraordinario. Es siempre un valor seguro, pero en este caso riza el rizo, siendo hombre, ángel, marinero, poetisa lésbica y hombre por decisión propia. El actor mimetiza y asimila cada uno de sus papeles, y es una sorpresa en el saludo final comprobar que todos son Georbis.
En la función que asistí, el público estuvo muy receptivo con todo lo que ocurría en el escenario, disfrutaron de la función, se rieron, y salieron contentos.
Versión y dirección: Juan Mairena / Autor: Juan García Larrondo / Reparto: María Isabel Díaz, Jorge Lucas, Marta Aledo, Georbis Martínez y Dolly / Productor: Eduardo de los Santos / Ayudante de dirección: Pablo Canosales / Dirección musical y espacio sonoro: Víctor Elías y Jaime Vaquero (Arte & Sano) / Iluminación: Daniel Esparza y Helena González / Escenografía y estilismo: Tania Tajadura / Diseño de vestuario: Íñigo Sádaba
En cartel en los Teatros Luchana -Madrid- más información de fechas y horarios aquí