El 42º Festival BBVA de Cinema de Muntanya de Torelló registra la segunda inscripción de películas más elevada de su historia y bate récord en número de países
Por Alberto Cabana y Ester Dorca
El certamen ha dado comienzo con un viaje inaugural a Madagascar, para conocer la cara más humana que esconde la isla roja con testigos malgaches y música en directo.
El Festival BBVA de Cinema de Muntanya de Torelló llega a su 42ª edición en plena forma. El certamen internacional, que se celebra desde el 15 al 24 de noviembre de 2024, ha cerrado el período de inscripciones con una participación histórica. Un total de 154 películas y documentales de todo el mundo se han presentado para optar al Edelweiss de Oro 2024. Se trata del segundo registro de inscritos más elevado de la historia del certamen, sólo superado por el del año 2019. Lo que sí supone un récord sin precedentes es el número de nacionalidades de estas producciones, que provienen de 34 países distintos.
En las más de cuatro décadas del Festival nunca se había alcanzado una cifra de estas características. Después de una preselección, han sido elegidos 50 filmes que competirán por el gran premio.
Por otra parte, la organización ha reforzado la programación paralela. Se consolida el Campo Base del Festival instalado en la Plaça Nova con charlas diarias, actividades, música y una interesante oferta gastronómica, y se amplía el abanico de conferencias, cada tarde, en el cine El Casal. Y Madagascar será el epicentro de esta edición, cuyo espectáculo inaugural escenificó un viaje a la isla roja con testigos únicos.
50 películas compiten por el Edelweiss de Oro.
Durante los diez días que dura el certamen, se proyectarán en la gran pantalla del 42º Festival un total de 50 producciones de cine de montaña –de 21 países diferentes– que se enfrentarán por llevarse el Edelweiss de Oro de este año.
Al margen de los territorios que tradicionalmente encabezan esta lista en número de inscripciones –Francia, Estados Unidos, Italia, España o Suiza–, este año la organización ha recibido filmes de puntos nada habituales como India, Israel, Georgia o Tayikistán.
Directores destacados.
Entre los realizadores que optan a llevarse el máximo galardón de la 42 edición destacan directores de prestigio y galardonados en Torelló como el francés Bertrand Delapierre, con varios grandes premios en la mochila, o la familia Lapied –Véronique, Anne y Erik– , unos grandes especialistas en producciones de naturaleza y fauna en los Alpes.
El alpinista y escritor François Damilano, a quien hemos visto como protagonista en varias producciones en la gran pantalla del Festival, se pone ahora detrás de las cámaras como director. Y dos realizadores que fueron premiados en el certamen del año pasado, vuelven este 2024: la iraní Marjan Khosravi, que obtuvo el Premio de Cultura de Montaña, y el francés David Arnaud, que ganó el galardón a Mejor Film de Deportes de Montaña. Entre otros nombres que han sido premiados en varias ediciones también destacan James Aikman (EE.UU.) o Guillaume Broust (Francia).
De protagonista a director.
El guía de alta montaña, François Damilano es autor de numerosas primeras ascensiones y viajero impenitente. Uno de los grandes especialistas en escaladas glaciares y, especialmente, en escalar cascadas de hielo, cambia los piolets y crampones por la cámara y sigue los pasos de Sophie Lavaud
en su escalada el Nanga Parba, la novena montaña más alta del mundo. La particularidad de esta ascensión no reside en la originalidad de la ruta (transcurre por la «vía normal») ni en la integridad a la hora de acometerla. Lo que hace remarcable esta escalada es que, de conseguirla, sería el primer francés o canadiense (tiene triple nacionalidad franco-suizo-canadiense) en conseguir ascender todas las cumbres de la tierra de más de 8.000 metros. Al menos cinco compatriotas de Lavuad han muerto inentando conseguirlo, entre los que se encuentran montañeros de la talla de Jean- Christophe Lafaille. La protagonista de Sopnie Lavaud, the finnal summit (François Damilano. Suiza. 2024) no es una alpinista de élite. De hecho, es poco probable que hubiera hoyado ninguno de los 14 ochomiles sin el soporte de sherpas, oxígeno, cuerdas fijas, guías y porteadores de altura, o, simplemente, si hubiera elegido vías diferentes a las normales. Todo ello no resta mérito a la titánica y peligrosa empresa que representa subir las montañas más altas de la tierra, la cual comenzó a los cuarenta años tras una exitosa carrera profesional, y tan solo 4 años después de iniciarse en el alpinismo. Si hay algo que deja la propuesta de Damilano es que la capacidad de sufrimiento y el dinero han sido los dos aspectos clave que han llevado a Lavaud al exclusivo club de los seres humanos que han coronado los 14 ochomiles (45 escaladores).
Lineas nuevas sobre paredes antiguas.
La Marmolada tiene una modesta altitud. Sus 3.343 m la dejan muy lejos de las grandes cimas de los Alpes, de las cuales 82 superan los 4.000 metros. Sin embargo, todo el mundo la conoce, y hay dos razones para ello: es la cima más alta del macizo de los Dolomitas, y su cara norte forma una colosal muralla de 10 km de longitud y 1.000 m de roca vertical. Desde que en 1936 la expedición liderada por el alpinista italiano Giorgio Dal Piaz y su equipo abrieron la famosa «Vía Dal Piaz», varias generaciones de escaladores han trazado sus líneas sobre este lienzo de roca.
En Marmolada – Madre Roccia (Matteo Maggi y Cristiana Pecci. Italia. 2024) asistimos al nacimiento de una nueva línea de la mano – inicialmente – de los alpinistas Matteo della Bordella, Maurizio Giordani y Massimo Faletti. Estos tres escaladores forman un fuerte y heterogéneo equipo que combina la experiencia de Giordani (64 años) y la energía de sus otros dos compatriotas 20 años más jóvenes. Sin embargo, una sección excepcionalmente difícil obliga a incluir a la cordada una bocanada de aire fresco en forma de Iris Bielli, una jovencísima escaladora de 19 años. Gracias a la agilidad y coraje de Bielli el equipo consigue finalizar esta extraordinaria vía de más de 900 m y dificultades de hasta 8b.
El trabajo de Maggi y Pecci tiene el mérito de transmitir el espíritu de la cordada, los malos momentos de la escalada y también los divertidos. Todo ello con unas tomas espectaculares tanto desde la misma pared como desde el aire.
Píldoras de acción.
Dejamos el «tempo» pausado de la sesión del sábado para sumergirnos en la sección +Xtrem en la que disfrutamos de la vertiente más aventurera del festival. El paralpinismo une la escalada y el salto B.A.S.E. en un peligroso círculo que consiste en escalar un pico para luego lanzarse
desde su cumbre en paracaídas o parapente. En La guinda del pastel (Alberto Collantes. España. 2024) dos paralpinistas eligen este medio para ascender escalando y descender luego en paracaídas el Torreón de los Galayos, en la Sierra de Gredos. Algo similar, pero a una mayor altitud, realiza un equipo francés en Le grand saut (Mathieu Rivoire. Frania 2024). En esta ocasión es un 7.000 de Nepal la atalaya elegida para lanzarse en parapente hasta el campo base. Y si volar no es lo tuyo siempre puedes hacer el Circuito de los Annapurnas en bicicleta (Annapurna Circuit, Jaroslav Teslar, Eslovaquia 2024) o deslizarte por las algodonosas laderas nevadas de Hokkaido (Hokkaido dreams, Jaime Varela. España. 2024).