41º Festival BBVA de Cine de Montaña de Torelló. Palmarés.

41º Festival BBVA de Cine de Montaña de Torelló. Palmarés.

Por Alberto Cabana y Ester Dorca

‘Pasang: in the shadow of Everest’ gana el Edelweiss de Oro del 41º Festival BBVA de Cinema de Muntanya de Torelló.

El jurado ha premiado el documental de la norteamericana Nancy Svendsen por haber visibilizado la trágica gesta de Pasang Lhamu Sherpa, una figura clave en la reivindicación de las mujeres nepalíes.

El documental narra el trágico e inspirador viaje de Pasang para convertirse en la primera mujer nepalesa en subir el Everest, en 1993. Como mujer indígena sin educación y budista en un reino hindú, el sueño de Pasang de escalar la legendaria montaña se encuentra con la oposición de su familia, de los escaladores extranjeros, de su propio gobierno e incluso de la naturaleza misma. La descripción de la vida de esta mujer Sherpa, de una ambición sin límites y una determinación poco habitual, deja en segundo plano a la ascensión en sí misma. Pese a la calidad del filme, no llegamos a empatizar con su protagonista, sin que ello reste valor a esta historia de empoderamiento y superación.

La Torre sin Nombre, escenario del premio a la Mejor Película de Montaña.

Burning the flame, del multipremiado en el Festival Peter Mortimer, ha obtenido el Premio BBVA y Edelweiss de Plata a la mejor película de montaña por haber trasladado a la pantalla fielmente los límites de una aventura extrema. Contrariamente a Pasang: in the shadow of Everest, en esta ocasión el espectador sí que acaba empatizando con la cordada formada por Jacopo Larcher y Babsi Zangerl, entre otras cosas gracias a la piedad que éstos mostraron con la cabra de la expedición.
El Premio GrandValira y Edelweiss de Plata al mejor film de deportes de montaña lo ha ganado

Wild Waters, del realizador francés David Arnaud, por su retrato a uno de los grandes nombres del mundo del kayak, Nouria Newman. En este documental no sólo se muestra los trepidantes descensos de cascadas de Newman, también su evolución como deportista y como persona.
El jurado ha reconocido The dream of a horse, del iraní Marjan Khosravi, con el Premio Quadpack Wood al mejor film de cultura de montaña por haber plasmado con autenticidad la dureza del trabajo en las montañas de este país.
El Premio F.E.E.C. y Edelweiss de Plata a la mejor fotografía se lo ha llevado Chronoception, del francés Guillaume Broust, y el Premio Boreal y Edelweiss de Plata al mejor guion ha sido para Nuptse, l’innaccessible absolu, del también realizador francés Hugo Clouzeau.

El público premia la aventura de Éric Jamet y Antoine Pecher en la Torre sin Nombre.

Como cada año, el público del Festival también ha dado su opinión y ha decidido premiar, por votación popular, con el Premio Cerveza del Montseny y Edelweiss de Plata a la mejor película +Xtrem a Eternal Flame, del suizo Nicolas Bossard. En esta producción suiza se muestra un equipo de dos saltadores – BASE que consiguieron realizar el primer salto en esta modalidad desde la cumbre de la famosa montaña pakistaní. Emulando los pasos de los primeros aperturistas de la fantástica vía en roca, y de los primeros valientes en saltar desde la cumbre, los alpinistas franceses Éric Jamet y Antoine Pecher realizan ambas actividades, tres décadas después
El Premio Mountain Wilderness al film que mejor resalta la defensa de los espacios naturales ha sido para Tupungato – Empatía en la muerte, del norteamericano Rafael Pease.
Por último, el jurado de esta edición (formado por los periodistas Albert Elfa y Manel Raya, las documentalistas Arantza Díez y Silvia Quer, y el profesor Francesc Vilallonga) ha decidido entregar dos menciones especiales a To the hills and back (de Mike Kigley) y a The Raven’s Tale (de Michael Schlamberger).
Como cada año, la sesión de clausura ha contado con Txe Arana como maestra de ceremonias, acompañada de la música del violonchelista vigatano Marçal Ayats. Joan Salarich, director del festival, destacó que este año se había vivido «el retorno total a la normalidad» y que la asistencia de público y la calidad de los filmes habían hecho que se pueda considerar «una de las mejores ediciones del festival». También anuncia las fechas de la 42º edición, que se celebrará del 15 al 24 de noviembre de 2024.

Nuestra selección.

Los integrantes del jurado son tan heterogéneos y diversos como los filmes que toman parte en el festival. Es precisamente esta diversidad la que posibilita que los puntos de vista desde los que se valoran los documentales sean equilibrados y, a la postre, justos. Sin embargo, echamos en falta en el jurado a ese colectivo de apasionados de la montaña que son inspiración – cuando no protagonistas – de gran parte de las producciones. Quizás de esa manera se pudiera subrayar la valía de algunos documentales que en foros ajenos al “mundillo de la montaña” pasarían más desapercibidos.
Según nuestro punto de vista, el jurado ha seleccionado el documental que más se ajusta a cada una de las categorías de los premios. Sin embargo, al menos dos de las propuestas presentadas no han obtenido mención alguna y habrían sido merecedoras de ello. El filme de Javier Álvaro La huella de Karim tiene el mérito de conseguir dos objetivos: por un lado, conmover al público con la historia del porteador baltí Little Karim, y por otro, transmitir el mensaje de que, con el suficiente apoyo, las condiciones de vida de una comunidad y de un colectivo pueden mejorar drásticamente. La segunda proyección que se ha quedado injustamente sin premio – o eso creemos – es The Ice Merchants, del portugués Joao Gonzalez. Al igual que ocurría con el filme de Javier Álvaro, el mensaje que se transmite es contundente: El cambio climático es una realidad, y su efecto es global. La grandeza de este corto de animación no es la contundencia del mensaje en sí, sino la sensibilidad y belleza con el que se transmite. Quizás The Ice Merchant no encajaba totalmente en ninguna de las tipologías, o el jurado ha considerado que, el haber sido nominado a los Premios Oscar, eclipsaba el galardón que se le pudiera otorgar en este Festival. Quizás la incorporación de un nuevo premio a la mejor película de animación (cada vez más numerosas y de mejor calidad) revertiría esta situación.

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