Por Alberto P Cabana y Ester Dorca
Martes 19
Las regiones mar noroccidentales de América, Alaska y el Yukón, son el eje entorno al que se mueve el festival en esta trigésimo séptima edición.
Tanto la exposición instalada en el Teatre Cirviànum como los audiovisuales proyectados en la biblioteca – otro de las localizaciones del festival – nos trasladan a esos territorios, y más concretamente, a los tiempos del gold rush, la fiebre del oro. Jordi Canals-Soler, fotógrafo y viajero, explicó su periplo por aquellas tierras en una interesante charla, Alaska i yukon, terres del nord, acompañada de espectaculares fotos.
Un año más, contamos con un invitado de honor en el Teatre Cirviànum: Ferrán Latorre, el primer catalán en coronar las 14 montañas más altas de la tierra. Ferrán, dio su punto de vista sobre el alpinismo, y presentó junto a su director, Íñigo Jiménez, el primer corto de la noche, Thar-Ua. Según adelantó Íñigo en la presentación, si lo que se espera de Thar-Ua es una historia épica o imágenes espectaculares, mejor salir a tomar una cerveza y regresar más tarde. Thar-Ua, una palabra tibetana que significa “superación” reúne y da la palabra a tres grandes figuras del montañismo: Nuria Picas, una de las mejores corredoras de Trail running del mundo, Joao Garcia, primer portugués en coronar el Everest, Alex Txikon, que es uno de los alpinistas más relevantes dentro del himalayismo ivernal. Y, por supuesto, el propio Ferrán. En los 17 minutos del film, los tres montañeros hablan de sus ilusiones, miedos y deseos: la ilusión de hacer cumbre, el miedo a no regresar a casa, y el deseo de poder seguir viviendo cerca de las montañas.
Lo que motivó a Robert Jasper en la siguiente propuesta de la noche, fue celebrar su 50 aniversario. Para ello, debió desplazarse a pie y en kayak hasta los pies de la pared de roca del Molar Spire, para abrir después una vía de 500 metros. Total soledad y autosuficiencia fueron las claves de Allein (Franz Walter. Alemania. 2019).
Las superproducciones no abundan dentro del género documental. Si esto mismo lo trasladamos al sub-género del cine de montaña, la proporción es aún menor (por no decir inexistente). Pero comparando Manaslu – Berg der speelen (Gerald Salmina. Austria. 2018) con su entorno, deberíamos catalogarla como tal. El protagonista de la historia es Hans Kammerlander, nacido en el Tirol de Sur (Italia), tierra que ha dado grandes alpinistas, como el mismísimo Reinhold Messner.
El documental, de 100 minutos de duración, recorre su historia: la de un niño campesino de los Alpes que llega a ser héroe nacional, para caer posteriormente en desgracia tras un accidente de tráfico. Las recreaciones, son muy realistas, respetando hasta el más mínimo detalle el equipamiento de cada etapa de su biografía. Esta fidelidad, es patente cuando se entremezclan imágenes de archivo con recreaciones. La biografía de Hans Kammerlander da para mucho: dentro de sus gestas, destacan la ascensión de 13 de las 14 montañas más altas del planeta, el primer encadenamiento de dos ochomiles, el ascenso más rápido al Everest sin utilizar oxígeno, o su descenso en esquís.Pero es el Manaslu, que da título al documental, la montaña que de manera más trágica marcó su vida. Durante el intento a este gigante de 8.163 m, perdió a dos amigos en 1991, en medio de una tormenta extraordinaria. En 2017, regresó a la montaña que más le hizo sufrir, pero tuvo que abandonar debido a la cantidad de nieve acumulada. El Manaslu es la última montaña que le queda para completar los 14×8000, y según ha declarado, no tiene intención de intentarla de nuevo.
Miércoles 20
Antoine Girard nos acompaña, por segunda vez en esta edición del Festival, en Le sillage du condor (Martin Beaujouan y Antoine Girard. Francia. 2018), una espectacular travesía en vuelo-vivac, esta vez, a través de los Andes. Entre los meses de febrero y marzo de 2018, completa, junto a Marti Beaujouan un recorrido de 2.700 kilómetros cruzando los Andes y, por primera vez, el desierto de Atacama. Si bien el mérito de la travesía es enorme, el entorno resultó mucho menos salvaje que en Lost in karakorum – proyectada el domingo -, y por tanto, la aventura, menos intensa.
La persistencia es uno de los factores más importantes a la hora de superar retos. De ello nos dio buena cuenta Margarita Cardoso, una escaladora deportiva mexicana, que intenta – y consigue – ascender una de las vías de escalada deportiva de mayor dificultad técnica y belleza en Los Dinamos, Ciudad de México. En Aliento (Ulises Fierro. Mexico. 2018), comprobamos cómo el conocimiento del cuerpo – tanto sus fortalezas como sus limitaciones – es también clave para este tipo de ascensiones.
Persistencia es también uno de los aspectos que destaca en The last mountain (Dariusz Zaluski. Polonia. 2019). Y es que la escalada invernal al K2, el más difícil de los ochomiles, precisa toneladas de este ingrediente. Tras la conquista de las 14 montañas más alta de la tierra por los itinerarios más lógicos, los alpinistas encontraron otros retos en rutas más difíciles y audaces, rebajando los tiempos de ascensión, o minimizando el equipo utilizado. O su ascensión invernal. Desde que en 1980 Krzysztof Wielicki alcanzara la cima del Everest, el resto de los ochomiles han ido cayendo también en los gélidos meses del invierno himaláyico. Todos, menos uno.El K2, que, a día de, hoy mantiene su virginidad invernal. En 2018, el polaco Krzysztof Wielicki lidera una expedición al K2, en la que participan los mejores himalayistas dentro de esta disciplina, como Adam Bielecki y Denis Urubko. The last mountain es un relato sin ningún tipo de ornamentación, crudo, que recoge la expedición de Wielicki y un rescate en el vecino Nanga Parbat. Sin que exista narrador, el documental toma la apariencia de un reality, en el que la concurrencia de egos muy fuertes en el campo base provoca disputas y enfrentamientos entre los alpinistas y el jefe de la expedición. El film, nos acerca muy fidedignamente a lo que implica una empresa de esta envergadura, tanto en los campos de altura como en la relativa calidez del base.